4 de agosto de 2016

LENIN Y MARX. (Parte IV)



“Lenin y  Marx”

"Esta nueva filosofía alemana tuvo su culminación en el sistema hegeliano, en el que por vez primera -y esto es su gran mérito- se exponía conceptualmente todo el mundo natural, histórico y espiritual como un proceso, es decir, como algo en cons­tante movimiento, modificación, transformación y evolución, al mismo tiempo que se hacía el intento de descubrir en ese movimiento y esa evolución la conexión inter­na del todo. Desde este punto de vista, la historia de la humanidad dejó de parecer una intrincada confusión de violencias sin sentido, todas igualmente recusables por el tribunal de la razón filosófica ya madura, y cuyo más digno destino es ser olvida­das lo antes posible, para presentarse como el proceso evolutivo de la humanidad misma, convirtiéndose en la tarea del pensamiento el seguir la marcha gradual, pro­gresiva, de ese proceso por todos sus retorcidos caminos, y mostrar su interna legali­dad a través de todas las aparentes casualidades”, Engels, Anti-During. 

Hegel planteó el problema brillantemente, pero le fue imposible resolverlo por sus prejuicios idealistas. A pesar de su visión mística, la filosofía de Hegel ya a­plicaba las más importantes leyes de la Dialéctica.

A) Transición de la cantidad a la calidad y viceversa.

 "A pesar de toda posible lentitud, sea cual fuere la continuidad progresiva, la transi­ción de una forma de movimiento a otra es siempre un salto, un cambio decisivo:'” Engels, Anti-Düring. 

La idea de cambio y de evolución se acepta hoy generalmente, pero las formas por las que los cambios se producen en la naturaleza y en la sociedad sólo han sido explicadas por la Dialéctica marxista. La visión, bastante común, de la evolu­ción como desarrollo pacífico e ininterrumpido es; a la vez, parcial y falsa. En política, es la teoría gradualista del cambio social, la base teórica del reformismo.

Hegel desarrolló la idea de una línea nodal en la que en un punto definido, los aumentos o disminuciones puramente cuantitativos, dan lugar a un salto cualita­tivo: Por ejemplo en el caso del agua calentándose, donde el punto de ebullición y de congelación son los puntos donde bajo una presión normal el salto a un nue­vo estado tiene lugar y donde, por tanto, la cantidad se transforma en calidad.

Así, en el ejemplo citado, las transformaciones del agua (líquido) a vapor (gas) o hielo (sólido) no ocurre con una evaporación o congelación gradual, sino de re­pente, a una determinada temperatura ( 0º, lOOº )'. El efecto acumulativo de los numerosos cambios de la velocidad de las moléculas produce eventualmente un cambio de estado (cantidad en calidad).

Se pueden poner miles de ejemplos, de todas las ramas de la ciencia, de la so­ciología e incluso de la vida cotidiana (por ejemplo, el punto en el que al añadir más sal cambia la sopa de algo exquisito en algo incomestible).

La línea nodal hegeliana de medir el cambio y la ley de transición de cantidad en calidad y viceversa, son de esencial importancia no sólo para la ciencia (donde como en otras leyes dialécticas, son usadas inconscientemente por los científicos que no son conscientemente dialécticos), sino sobre todo en un análisis de la his­toria, de la sociedad y del movimiento de la clase obrera.


B) Unidad y lucha de contrarios.

El sentido común metafísico pretende por un lado eliminar la contradicción en el pensamiento y la revolución en la evolución y, por otro, probar que todas las ideas y fuerzas opuestas son mutuamente excluyentes. Pero encontramos, bajo un examen más concienzudo, que "los dos polos de una contraposición, como positi­vo y negativo, son tan inseparables el uno del otro como contrapuestos el uno al otro, y que a pesar de toda su contraposición se interpenetran el uno al otro; también descubrimos que causa y efecto son representaciones que no tienen validez como tales, sino en la aplicación a cada caso particular, y que se funden en cuanto contemplamos el caso particular en su conexión general con el todo del mundo, y se disuelven en la concepción de la alteración universal, en la cual las causas y los efectos cambian constantemente de lugar, y lo que ahora o aquí es efecto, allí o entonces es causa, y viceversa:' (Engels, Anti-Dühring).

"La dialéctica es la ciencia de las concatenaciones, en contraste con la metafísica que trata los fenómenos separados. La dialéctica pretende descubrir las incontables transiciones, causas y efectos que actúan juntos en el universo. La primera tarea de un análisis dialéctico es, por tanto, resaltar la necesaria conexión objetiva de todos los aspectos, fuerzas, tendencias... de la esfera dada de un fenómeno:' (Lenin, Apuntes Filosóficos).

La dialéctica se acerca a un fenómeno dado desde el punto de vista de su desa­rrollo, su propio movimiento y vida: cómo surge y cómo muere; considerando tam­bién las contradictorias tendencias y aspectos internos de este fenómeno.

El movimiento es el modo de existencia de todo el universo material. La energía y la materia son inseparables. Aún más, el movimiento no nace de la nada, sino como manifestación de tensiones internas que son inseparables no sólo de la vida, sino también de todas las formas de la materia. El desarrollo y el cambio tienen lugar a través de contradicciones internas. Así, el análisis dialéctico empieza des­cubriendo mediante una investigación empírica las contradicciones que dan lugar al desarrollo y al cambio.

Desde un punto de vista dialéctico todos los polos opuestos son parciales e in­cluso inadecuados, incluyendo la contradicción entre verdad y error. El marxismo no acepta la existencia de ninguna verdad eterna. Todas las verdades y errores son relativos. Lo que es verdad en un momento y en unas circunstancias, se vuelve fal­so en otro: verdad y error pasan de ser uno a ser el otro.

En este sentido, el progreso del conocimiento y la ciencia no se produce con la mera negación de teorías incorrectas. Todas las teorías son relativas, abarcando un lado de la sociedad. Al principio se les atribuye la validez y posibilidad de aplicación universal. Es verdad. Pero, al cabo de cierto tiempo, se encuentran defi­ciencias en la teoría: 

No es aplicable a todas las circunstancias, se encuentran ex­cepciones a la regla general. Estas excepciones tienen que ser explicadas y, de nue­vo, en otro momento, se desarrollan nuevas teorías que puedan abarcar también las excepciones. Pero las nuevas teorías no sólo niegan las viejas, sino que las in­corporan a ellas mismas bajo una nueva forma.

Sólo podemos excluir las contradicciones si miramos objetos faltos de vida, quie­tos o individualmente uno encima del otro, es decir, metafísicamente. Pero tan pron­to como consideramos las cosas en su movimiento y cambio, en su vida, su inter­dependencia mutua y su interacción, nos encontramos con una serie de contradicciones.

El movimiento mismo es una contradicción. El cambio físico de un objeto de lugar sólo tiene sentido si admitimos que ese cuerpo está en un lugar y al mismo tiempo en otro lugar.

Con la vida pasa lo mismo. Es una contradicción entre "ser en cada momento uno mismo y otro diferente" (Engels, Anti-Dühring).  El ser vivo absorbe constantemente sustancias que le rodean, las asimila, y a la vez otras partes del cuerpo se desintegran y son expulsadas del mismo. En el mundo de la naturaleza orgánica ocurren también estas constantes transformacio­nes. Por ejemplo: una piedra se va desintegrando bajo la presión de los elementos; como consecuencia de esto, podemos decir que todas las cosas son constantemen­te ellas mismas y otras distintas en el mismo momento.

Por esto, el deseo de eliminar las contradicciones es el deseo de eliminar la realidad. 


C) Negación de la negación.

"¿Qué es pues la negación de la negación? Es una ley muy general, y por ello mismo de efectos muy amplios e importantes, de desarrollo de la naturaleza, la historia y el pensamiento; una ley que, como hemos visto, se manifiesta en el mundo animal y vegetal, en la geología, en las matemáticas, en la historia, en la filosofía..:(Engels, Anti-Dühring). 

Esta ley, cuyo funcionamiento en la naturaleza fue observada con mucha ante­rioridad a su redacción, fue elaborada por primera vez y, muy claramente por He­gel; quien dio un gran número de ejemplos concretos, que se reiteran en el Anti-Dühring.

La ley de la negación de la negación se ocupa de la naturaleza del desarrollo a través de una serie de contradicciones que, aparentemente, anulan, niegan una forma de existencia, un hecho o una teoría anterior, para posteriormente a su vez, ser también negadas. El movimiento, el cambio, el desarrollo... se mueven de esta manera, a través de una serie ininterrumpida de negaciones.

De todas formas, la negación en un sentido dialéctico no significa simplemente decir que no, porque en el estadio anterior es a la vez vencida y preservada. Nega­ción, en este sentido, es a la vez un acto positivo y negativo.

Hegel da un ejemplo muy simple en su libro Fenomenológica de la mente: El capullo [de una flor] desaparece cuando los pétalos florecen y podríamos decir que la forma original es negada por la posterior; en el mismo sentido, cuando surge la fruta, la flor (pétalos, estambres...) puede ser explicada como una falsa for­ma de la existencia de la planta para que la fruta aparezca como su propia natura­leza en lugar de la flor. 

Estas etapas no son meramente autodiferenciadas, sino que se complementan las unas a las otras, siendo incompatibles las unas con las otras. Pero la actividad incesante inherente a su propia naturaleza hace que haya momentos de unidad orgánica en los que no simplemente se contradicen unas a otras, sino que son tan necesarias como las otras; y esta necesaria igualdad de to­dos los momentos, constituye por sí sola y, por tanto, la vida del proceso global".

En este proceso de autoanulación sin fin la desaparición de ciertas formas y la aparición de otras- un modelo que surge frecuentemente parece ser una sim­ple repetición de formas, sucesos y teorías ya dejados atrás. Así, en una frase he­cha, cuando dicen "la historia se repite a si misma", los reaccionarios historiado­res burgueses intentan probar que la historia misma no es nada más qué una repe­tición del pasado sin ningún sentido; es decir, que la historia es un círculo sin fin.

La Dialéctica, por el contrario, separa dentro de esto que parecen repeticiones un desarrollo actual de lo inferior a lo superior, una evolución en la cual una for­ma se puede repetir a si misma, pero a un nivel superior, enriquecida por los desa­rrollos anteriores.  Esto se puede ver aún más claro en el proceso de desarrollo de las ideas huma­nas. Hegel ya enseñaba como la filosofía se desarrollaba a través de contradiccio­nes: una escuela del pensamiento negando la otra, pero absorbiendo simultánea­mente las viejas teorías dentro de su propio sistema de pensamiento.(…continuará…)

Finalizaremos mañana con el apartado V) de la obra que estamos analizando sobre “Introducción al Materialismo Dialéctico: “Los Alquimistas”.

(Se recomienda leer junto a los apartados anteriores)

Fuente: http://www.fundacionfedericoengels.org 

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