30 de julio de 2016

EL PP APRUEBA POR DECRETO Y A ESCONDIDAS LAS REVÁLIDAS FRANQUISTAS.

¡Hay que echarles de la Moncloa cuanto antes!
Manifestación contra la LOMCE en Madrid
Como en los años más duros de las políticas de recortes y agresiones a lo público que el Partido Popular llevó a cabo entre 2011 y 2015, en el día de hoy 29 de julio, el Consejo de Ministros de Mariano Rajoy ha aprobado el decreto por el cuál entrarán en vigor las reválidas franquistas en la ESO y Bachillerato que ideó el ex ministro José Ignacio Wert. Reválidas que no tienen otro propósito que expulsar prematuramente del sistema educativo a miles de jóvenes.

Como ha sido habitual en la política educativa de la derecha, han aprovechado que estamos apenas a dos días del comienzo del mes de agosto, para intentar aprobar de tapadillo lo que sin duda es una de las mayores agresiones al derecho a la educación en las últimas décadas.

Haciendo un paréntesis en la campaña que el PP lleva adelante, día sí y día también, para presentarse como un partido moderado y de conciliación —para así justificar que el PSOE facilite la investidura de Mariano Rajoy—, con las decisiones aprobadas hoy por el Consejo de Ministros el Partido Popular nos recuerda a todos a favor de qué intereses gobierna.

En los últimos años han sido incontables las movilizaciones que desde toda la comunidad educativa y el conjunto de la sociedad se han llevado adelante contra la LOMCE, solamente entre la juventud han sido más de 20 las huelgas generales apoyadas masivamente por millones de estudiantes en los últimos 4 años que el Sindicato de Estudiantes ha convocado contra la LOMCE y sus recortes.

La presión social llegó a ser tan intensa que el Partido Popular tuvo que meter en el congelador su contrarreforma educativa y no pudo comenzar a aplicarla, tal y como dictaban sus deseos, en el año 2013.

La movilización de la juventud siguió marcando un camino en el que nuestros padres y profesores nos acompañaron con grandes movilizaciones, de tal forma que así se arrancó un compromiso a la oposición, en el que las fuerzas parlamentarias se comprometían a derogar la LOMCE una vez apartado el PP de la Moncloa. Un acuerdo que se volvió a materializar este mes de abril cuando se aprobó una nueva iniciativa en el Parlamento para paralizar la LOMCE, pero que al disolverse las cámaras ante las nuevas elecciones no llegó a tener efecto.

No es la "nueva selectividad" sino las viejas reválidas franquistas

Desde el Gobierno en funciones se insiste machaconamente en que el sistema a implantar con las reválidas será prácticamente igual que el de la Selectividad. ¡Qué mentira tan burda! Las reválidas que acaba de aprobar el Consejo de Ministros no suponen otra cosa que multiplicar la actual Selectividad hasta por tres y con consecuencias indudablemente peores:

- Una primera prueba en 4° de la ESO (consistente en 7 exámenes —cuatro de asignaturas troncales, dos opcionales y una específica—) con contenidos de 3° y 4° que, de no ser superada, impedirá acceder al Bachillerato y negará al estudiante el título de la ESO, por lo que saldrá al mercado laboral sin titulación; aunque tenga aprobadas todas las asignaturas de 4°.

- Una segunda selectividad al finalizar 2° de Bachillerato (con 8 exámenes —cinco asignaturas troncales, dos opcionales y una específica—) sobre contenidos de 1° y 2° que de no ser aprobada dejará sin título de bachiller a quien no la apruebe, es decir que se saldrá al mercado laboral únicamente con la titulación de la ESO (como si no se hubieran cursado los dos años de bachillerato aunque se tengan todas las asignaturas de ambos cursos aprobadas).

- Y por último se deja abierta la posibilidad de una tercera selectividad a cargo de la universidad en la que queramos estudiar donde, como es previsible, de no ser aprobada nos dejará fuera de las facultades.

Como se ve claramente, estas medidas no persiguen mejorar la calidad educativa o la cualificación de los alumnos. Todo lo contrario, los recortes de más de 7.000 millones de euros a la educación pública que el PP ha llevado adelante durante su legislatura, han supuesto el despido de 32.000 profesores, la masificación en las aulas, la pérdida de refuerzos educativos y las becas de libros y comedor entre muchas otras cosas.

Estas reválidas buscan simple y llanamente expulsar a miles de jóvenes de barrios humildes del sistema educativo y lanzarlos a un mercado laboral precarizado hasta el límite, donde seamos nosotros mismos los que nos convenzamos de que, al fin y al cabo, no nos merecemos mejores condiciones, pues no tenemos estudios para otra cosa.

Además, con la expulsión masiva de jóvenes del sistema educativo se pone la primera piedra para justificar nuevos recortes en el futuro con la excusa de que el número de estudiantes se habrá reducido.

¡Fuera el PP de la Moncloa ya!

Ante este ataque que, con nocturnidad y alevosía, se lleva adelante contra la juventud, el sistema educativo y el conjunto de la sociedad, ningún partido que se considere de izquierdas, o tan sólo progresista, puede permitir con sus votos o abstenciones que el PP tome nuevamente las riendas del gobierno para apuntalar la decisión tomada en el día de hoy, cuando las aulas están vacías y no es posible de manera inmediata organizar la protesta masiva que en tantas ocasiones nos ha sacado a la comunidad educativa a las calles.

En cualquier caso desde el Sindicato de Estudiantes anunciamos que no dejaremos pasar sin más esta agresión, y que nos pondremos en contacto inmediatamente con las organizaciones de profesores, madres y padres para proponerles una gran movilización de toda la comunidad educativa que rechace este nuevo ataque del Partido Popular desde el primer día del nuevo curso. 
SINDICATO DE ESTUDIANTES..

29 de julio de 2016

MÁLAGA: LA POLÉMICA DEL “PIPICÁN” Y LA AFRENTA A LA MEMORIA HISTÓRICA.


 Resultado de imagen de Nalaga. Memoria Historia Cementerio San Rafael.

La Coordinadora Provincial de Izquierda Socialista de Málaga-PSOE-A, ante la polémica sobre el “pipicán” instalado por el Ayuntamiento  y la afrenta  que representa para la Memoria Histórica, ha acordado hacer pública la  presente

DECLARACIÓN POLÍTICA:

La gran polémica suscitada en Málaga entre el Ayuntamiento gobernado por el Alcalde De la Torre Prados (PP) y la ciudadanía,  ha estallado con virulencia,  al autorizar el Ayuntamiento la instalación de una zona para que orinen y defequen los perros encima de la fosa de los restos de más de 1.000 asesinados por fusilamiento durante la Guerra Civil, que quedan sin exhumar,  en el cementerio de San Rafael,  mandados fusilar por el “Carnicerito de Málaga”. En este cementerio se hallaba el mayor conjunto de fosas comunes de la Guerra, estimándose que contenían en torno a 4.500 fusilados.

El Alcalde De la Torre declaró que “el parque para perros se construyó a partir de la información que proporcionó la Asociación de la Memoria Histórica de Málaga, por lo que con los datos que se tenía, se ha hecho el trabajo correcto”.  El Alcalde quiso culpar a la Asociación al decir que “prefiero pensar que es un error involuntario”. El Señor Dela Torre, que ahora va de “progre” por la vida, debemos recordar para los jóvenes, o los que no tengan memoria, que ya en el año 1971, en pleno franquismo, a los 28 años ya era Presidente de la Diputación de Málaga, dato que no puede eludir por motivos históricos y,  en esa fecha, para cargos de esa responsabilidad, había que ser falangista y pertenecer al Partido único de la Dictadura.  ¿Le falló el subconsciente y quiso decir que el  “trabajo correcto” para él, es que los perros meen y caguen sobre  los huesos de aquellos rojos?

Los portavoces del PSOE y de la Asociación de la Memoria Histórica informaron que no eran ciertas las declaraciones del Alcalde ni del Concejal de Urbanismo, Paco Pomares, sino que “durante medio año han intentado evitar esta aberración con peticiones de reuniones que fueron postergadas en el tiempo”.   En octubre de 2015 hubo una reunión con el concejal de Urbanismo y la Asociación de la Memoria Histórica, en la que el responsable del Ayuntamiento del PP, “llegó a negar reiteradamente una evidencia”, que quedó desmentida con planos y mediciones topográficas”.  La oposición en el Ayuntamiento  debe exigir ante este escándalo, mentiras y tergiversaciones,   responsabilidades políticas y dimisiones, porque no se trata ni de un descuido ni de un error, sino de “una falsedad mantenida por un concejal”  del equipo del PP, como declaró el portavoz de la Asociación de las víctimas fusiladas, cuya responsabilidad final recae en el Alcalde De la Torre Prados.

Como denuncia la Asociación de la Memoria Histórica, a la que se sumó el PSOE al comprometerse a llevar una moción de censura al Ayuntamiento, la falta de sensibilidad y respeto a las personas sepultadas y a los familiares de los que fueron mandados al paredón por el famoso “Carnicerito de Málaga”, Arias Navarro, que llegó a ser Presidente del Gobierno de las cortes de Franco, que tan sentimental se mostrara anunciando la muerte de su “amado Dictador”, no tiene nombre. El Alcalde de la Torre, lejos de asumir el tremendo error, se destapó culpando a la asociación acusándoles  que  “no informó a la Gerencia de Urbanismo de que bajo el parque canino de San Rafael hubiese una fosa común”, afirmando que según le comunicaban de Urbanismo, “el parque canino no está encima de fosa alguna”.

María Gámez, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, exigió que se “respete y dignifique este espacio”.  Porque existe “la constatación fehaciente de que no se ha respetado la memoria ni el lugar de las fosas donde fueron exhumados los cadáveres de la Guerra Civil que yacían allí y no se ha respetado de una forma bastante vergonzante”.   El Presidente de la Asociación de la Memoria Histórica, José Sánchez, “mostraba su indignación” explicando entre otras cosas que “no queremos que los restos de nuestros muertos estén dentro de la Catedral, pero sí que estén perfectamente dignificados y que sobre su sitio de asesinato no nos vayan a colocar un “pipican”,  afirmando que es una “incompetencia muy grande por no comprobar las medidas o no comprendemos cómo se ha producido”.

Esta polémica que ha alcanzado una gran repercusión incluso a escala estatal, expresa la ideología de la clase dominante del PP y el desprecio hacia aquellas personas que defendieron la Democracia y la República, legítimamente ganada en las urnas, que los responsables políticos del PP en el Ayuntamiento de Málaga,  han  querido dejar sepultadas de manera indigna al no continuar con las exhumaciones que incluso podría violar la Ley de la Memoria Histórica y al consentir esta afrenta hacia esas fosas comunes y los familiares de los asesinados. 

Desde la corriente Izquierda Socialista de Málaga-PSOE de Andalucía, como hemos venido insistiendo en nuestras Asambleas, Conferencias y Congresos, seguimos reclamando, para evitar estos desprecios,  un gobierno de las izquierdas, en los municipios, CCAA y en el Estado, para retomar con fuerza la dignificación de la causa de los fusilados por el franquismo, como aprobamos en la Asamblea de la corriente en Málaga, aportando una de las enmiendas preparatorias para la Conferencia Programática del PSOE del otoño pasado, cuando literalmente decimos en la página 19) lo que sigue:

“Urgente y preciso es,  que un nuevo Gobierno de los trabajadores acometa con firmeza la iniciativa de recuperar la  Memoria Histórica, que es una demanda de Justicia para todos aquellos que lucharon y ofrecieron su vida con generosidad y valor sin precedentes, contra el Golpe de Estado franquista y la defensa de la República, la democracia y la libertad.  Cientos de miles de personas  fueron asesinadas, internadas en campos de concentración, encarceladas, arrojadas al exilio o asesinadas en las cunetas en las que yacen todavía miles de seres humanos, habiendo sido permanentemente reclamados por sus familiares queridos, que se sienten frustrados y engañados tras cerca de 40 años de “democracia” y otros 40 de cruel dictadura.   Es  inaplazable  legislar y dotar a los poderes del Estado de presupuestos suficientes para,  no solamente recuperar esa Memoria Histórica y conseguir una Justicia y Dignidad nunca reconocida, como  la recuperación y sepultura digna de los cuerpos,  sino para aprender de las lecciones del pasado y reatar el nudo con aquella generación que murió en defensa de la igualdad, la justicia y la libertad para poder construir una sociedad mejor, por la que tenemos el deber de seguir luchando.”  (*)

COORDINADORA PROVINCIAL.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
Málaga, a 28 de Julio de 2016.

 (*) La persona interesada en conocer la enmienda completa, puede solicitarla de forma gratuita al correo de abajo, poniendo en asunto: “Enmienda Programa Electoral”.

ispsoeandalucia.malaga@gmail.com




27 de julio de 2016

Más Democracia y más Socialismo.


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           La Democracia, como una forma más de organización del Estado, representa la aplicación organizada y sistemática de la violencia de una clase para someter a otra. Pero la Democracia admite muchos nombres, “democracia orgánica”, “democracia burguesa”, “democracia obrera”, etc.  Pero una democracia verdadera debería significar el reconocimiento formal y efectivo de la igualdad entre toda la ciudadanía; y derechos por igual de todas y todos a determinar qué tipo de Estado, si Republicano, Monárquico o de cualquier otro tipo, así como el tipo de Gobierno y de sus administraciones periféricas, pero con igualdad previa, porque en una “democracia burguesa capitalista”, la desigualdad es manifiesta a la hora de invertir en propaganda para enviar representantes al Gobierno o a sus Instituciones, llevando siempre ventaja la clase dominante de los acaudalados, contra los asalariados y los pobres.    

Esa situación de desigualdad de oportunidades se encuentra relacionada con un cierto estado de desarrollo de la democracia, dado que todavía padece poca cohesión la clase trabajadora como clase alternativa a la burguesía para acceder al poder por métodos evolutivos, empujando a las clases empobrecidas a buscar en un momento dado,  por métodos de luchas convulsivas y a veces violentas, la posibilidad de destruir y hacer añicos la maquinaria corrupta del estado burgués, que viene explotando y oprimiendo a los asalariados históricamente desde los inicios de la formación de los Estados.  La potente maquinaria del Estado Burgués está compuesta, sea republicana, monárquica, militar o civil, por  ejército, policía, judicatura, cárceles y demás aparato de represión, que mantienen rasgos pronunciados de “semi-democracia”, que tendría que haber sido sustituida en el Estado español, por una nueva maquinaria auténticamente democrática, bajo la forma de democracia social, dando paso hacia la participación de todo el pueblo en las gestiones de la Administración del Estado, de forma transparente y limpia.

Pero siguiendo las leyes de la dialéctica, tendría que haberse producido una “transición de fase”, en la cual,  la cantidad se hubiese transformado en calidad, pero las luchas de la clase obrera de los años 70, que habían sido el motor del cambio, fueron descarriladas por las direcciones obrera, ante el chantaje permanente del golpismo, que practicaron los ejércitos del franquismo, con el beneplácito de algunos partidos como AP, heredero natural del actual PP, que hunde sus raíces en el tardofranquismo de Fraga Iribarne.   Si se hubiese conseguido una verdadera transición, mediante la ruptura democrática,  avanzando en la nueva fase de democratismo de clara ruptura con el modelo de la Dictadura del régimen anterior, hubiese podido ser la primera fase del anhelado cambio, a través del cual, se hubiese podido construir un marco sano de la sociedad burguesa y que podría haber dado pasos avanzados hacia la transformación social de las estructuras del Estado pero no se hizo correctamente y de aquellos polvos tenemos este lodazal de la corrupción que afecta a las esencias del propio Estado.

El Estado actual se mantiene porque hunde sus potentes raíces en la reacción, tanto en el aspecto ideológico como económico, por lo cual, se hace muy difícil avanzar hacia una verdadera democracia, porque la burguesía sabe que si toda la población en libertad, intervienen realmente en la dirección y administración del Estado, el capitalismo no podrá sostenerse ni nutrirse de la explotación, la opresión y la corrupción. Con una democracia social sana, los avances sociales serían mucho más visibles, porque el desarrollo actual de las fuerzas productivas y las nuevas tecnologías han creado ya las premisas para que la ciudadanía pueda realmente intervenir en la dirección de las Instituciones que gobiernan el Estado.  Entre esas premisas está la instrucción general, que con un nuevo modelo educativo que resalte y aplique los valores socialistas y esté encaminado al bien común y no al lucro privado de una minoría,  que sigue utilizando ahora el Estado, como durante toda la larga transición hacia ninguna parte,  para provecho de las cien familias herederas del franquismo económico y tendría verdaderamente como objetivo el bienestar de la sociedad y no el grado de malestar alcanzado por los sectores menos favorecidos, como consecuencia de descargar la crisis del capitalismo sobre las espaldas y a costa de los bolsillos del pueblo trabajador para salvar a banqueros y poderosos.

Una Administración Estatal moderna,  democrática y autogestionada, con formación y educación de millones de asalariados, con el alto nivel de cualificación científica alcanzada, puesta al servicio del bien común, mediante un potente Sector Público, en Sanidad, Educación, Servicios Sociales, atención a Dependientes y Pensionistas,  transporte ferroviario, aéreo y marítimo modernos, grandes fábricas industriales, un sector agrícola en los que los latifundios estén nacionalizados y al servicio de la población, mediante la autogestión agro-alimentaria y forestal, con planes de conservación del Medio Ambiente y el desarrollo de las energías renovables,  potentes empresas comerciales, apoyando la financiación  económica mediante una banca pública cooperativa,  abierta y democrática, con planificación científica de las principales palancas de la economía, podrían crearse de inmediato, después de superar al injusto modelo corrupto del capitalismo, un nuevo modelo de gestión con funcionariado y administradores  que sustituyan rotatoriamente a los burócratas que hayan sido comprados y corrompidos por el capitalismo,   para ejercer a través de las Redes sociales, Internet y las nuevas tecnologías, el control sobre la producción, la distribución, el comercio y el registro de bienes materiales  para garantizar a la población una vida armoniosa en esta sociedad nueva que la mayoría necesita y reclama.

Para ello es imprescindible un control social y registros permanentes de la contabilidad estatal, automática y  no como hace la burguesía,  con 5 años de retraso para analizar la Contabilidad Nacional cuya pesada maquinaria  del Tribunal de Cuentas, se han convertido en verdaderos parásitos que drenan las plusvalías que los asalariados engendran,  habiendo sido incapaces de detectar los desfalcos.  Por tanto, necesitamos un nuevo modelo de administración social para poner en marcha una democracia  que funcione bien, que inicie la primera fase de la construcción del socialismo con el objetivo de sustituir el Gobierno de los hombres, por la administración de las cosas.   Toda la ciudadanía se debe convertir en trabajadores productivos, pasando a formar parte de la producción,  de estar empleados y adscritos a escala municipal, federal o Estatal, en una potente cooperativa común que representará el Estado Socialista que se empiece a construir.  El modelo nuevo tendrá como objetivo que trabajemos todos por igual,  que controlemos cada cual del fruto de nuestro trabajo social para que nadie nos lo usurpe o robe y que ganemos un salario lo más igualitario posible, pues produciendo todos y repartiendo con justicia el fruto del trabajo social, el nivel de vida de la mayoría crecería de forma clara.  

Bajo el capitalismo ya se ha simplificado extraordinariamente el registro de todo lo que sea necesario, pero la burguesía lo ha dedicado para el lucro privado y de lo que se trata ahora es de incrementar la producción en beneficio del bien social, de lo común, porque ya está reducido a operaciones muy simples de anotaciones y contabilidad con auxilio de los ordenadores, accesible a cualquier persona que tenga una instrucción adecuada, pero debe ir acompañado de una nueva Legislación Laboral con inspecciones permanentes que deben ser ejercidas por toda la clase trabajadora organizada que ya seríamos el pueblo en lucha permanente por una sociedad mejor;  incluso a los capitalistas habría que insertarlos en las cadenas de producción en igualdad de condiciones con el resto de los trabajadores con similares salarios, para acabar con sus privilegios y prebendas.

En la medida que se alcance una transformación del modelo social, cambiando el objetivo del lucro privado capitalista por producir para satisfacer las necesidades humanas como se plantea por el socialismo y que la mayoría del pueblo empiece a ejercer por sus fuerzas organizadas  y en todos los estamentos del Estado,  el control y el registro sobre toda la producción, el transporte y reparto de los bienes de consumo y ocio, entonces el salto en el nivel de bienestar sería pronto una realidad, pero habría que contrarrestar las ansias de rapiña de muchos de esos burgueses y pequeñoburgueses  que conservan y quieran restituir los hábitos capitalistas de explotación y opresión, que de forma democrática y a través de las Asambleas  Ciudadanas o  las del puesto de trabajo, serían pronto desactivados.  Para que el control sea efectivo y democrático tiene que ser universal, general, del pueblo en su conjunto, para que nadie pueda rehuirlo ni negarse a aceptar lo que sea acordado por la mayoría social, votando todas las veces que se necesite.

La nueva sociedad que avance al socialismo será considerada como una gran fábrica, una sola oficina, con grandes economatos,  con igualdad de trabajo, rotación, elección y revocabilidad permanente de los cargos por las bases, aplicándose la disciplina que los trabajadores saben realizar cuando se ha triunfado sobre el corrupto modelo capitalista que nos ha estado saqueando, por lo que este modelo democrático y socialista se hará extensivo a toda la sociedad, convirtiéndose en el escalón necesario para limpiar de corruptos, arribistas y pelotas al resto de la sociedad capitalista, que han pervertido los valores de la humanidad. Debemos demostrar que los valores del socialismo son superiores para el bienestar de la humanidad; rechazar y desterrar los contra-valores individualistas e insolidarios  que nos han venido aplicando bajo el capitalismo. Cuando la mayoría de la sociedad asuma, defienda y aplique este nuevo modelo de avance al socialismo,  aplicando un genuino programa socialista de transición, (*) donde aprenderemos todos a dirigir las claves de la Administración del Estado, con la eliminación del secreto bancario y los secretismos que existen en el capitalismo,  aquellos personajillos de la  burguesía que intenten conservar sus hábitos de vividores a costa de los demás, serán puestos en su sitio por la “democracia obrera” y a partir de esos momentos empezará a desaparecer, por convencimiento democrático de ese control social, la necesidad de mantener, o su eliminación a la mínima expresión, de los aparatos represivos costosos que utiliza el modelo capitalista para someter por la fuerza de las armas a la mayoría que somos los trabajadores, en  beneficio de la minoría que son los capitalistas, lo que es absolutamente contrario a la democracia. 

En la medida que el pueblo en su conjunto avance hacia una democracia más completa y alcancemos un mayor grado de libertad, más cercano estaremos y más rápido avanzaremos  hacia una sociedad armoniosa, justa e igualitaria, porque cuando más democrático sea el Estado, cuando el grado de represión sea casi innecesario, aquellas palabras de Marx que hablaba de que el “Estado empieza a extinguirse” podrían convertirse en el futuro en una realidad, pues en la medida que los ciudadanos libres del nuevo estado socialista aprendan a planificar, a dirigir y a llevar a cabo el control de la realidad y de la producción social, el suministro y los transportes, eliminando a los gandules, los corruptos y los aprovechados, que incluso algunos de ellos, mientras vivan, añorarán y querrán volver a los viejos privilegios que disfrutaban bajo el capitalismo, la construcción del socialismo, como fase primera de una futura sociedad, tendrá que continuar avanzando.  Mediante la práctica permanente de la “democracia y más democracia”, hacia el desarrollo del “socialismo y más socialismo”, entonces y solo entonces,  podríamos pasar a la siguiente fase, donde pueda hacerse realidad aquella bonita frase de Marx: “De cada cual, según sus capacidades. A cada cual según sus necesidades”.

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA-PSOE.A

(*) Si todavía no conoces los puntos programáticos que plantea y defiende nuestra corriente, puedes solicitarlo en el correo de abajo, poniendo en asunto “Programa Alternativo” y te será remitido gratuitamente al e-mail que indiques: 
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com



25 de julio de 2016

LAS CRISIS CAPITALISTAS. (Teoría económica)


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Las crisis capitalistas.

“Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecerán nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua” (1) 

Todos los periodos de auge y depresión del sistema capitalista muestran rasgos comunes y aspectos diferentes. No obstante, cuando abordamos el análisis de la crisis del capitalismo nos interesa conocer cuáles son sus causas esenciales, su mecánica interna, teniendo en cuenta además que Marx no dejo acabado en ningún trabajo una sistematización teórica de las crisis. Este hecho reconocible no impide entender sin embargo, que toda la obra de Marx esta recorrida por la idea de que las crisis son inseparables del modo de producción capitalista.
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Para los teóricos de la economía burguesa hinchados por el método del empirismo y su formación filosófica positivista, el proceso de producción y acumulación capitalista es ilimitado. Su concepción del desarrollo histórico descarta que el capitalismo sea una formación social transitoria. Como siempre ocurre, cualquier clase dominante de una sociedad basada en la opresión de clase considera su posición en el desarrollo de la civilización humana como el último escalón del progreso. Ocurrió con los patricios en la sociedad esclavista, ocurrió con la nobleza en la sociedad de la servidumbre feudal y, como no podía ser menos, ocurre con la burguesía en la sociedad capitalista. Esta forma de razonar es un reflejo de las condiciones de existencia de estos señores pues, tal como Marx afirmó, "en última instancia el ser social determina la conciencia".

En general todas las escuelas de la economía política burguesa consideran que cuando la crisis estalla, tan sólo se necesita encontrar aquellos factores con los que lograr el restablecimiento  del equilibrio entre la producción y la demanda, para resolver el problema. En otras palabras, los teóricos burgueses consideran resoluble el fenómeno de las crisis, que representan como accidentes puntuales en un proceso de ascenso continuado de producción y creación de civilización.

Para la economía marxista, que se basa en el materialismo dialéctico, el punto de partida para abordar el problema de las crisis capitalistas es justamente el contrario. El sistema capitalista tiene un carácter transitorio, no es eterno, como ninguna formación socioeconómica ni modo de producción lo es. Por esa razón es necesario establecer las relaciones que existen entre el desarrollo del capitalismo con sus crisis, que aparecen cíclicamente y son consustanciales a él, y los propios límites objetivos del capitalismo.

La anarquía de la producción capitalista.
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Marx, en El Capital, demostró las leyes que explican el funcionamiento de la producción, la distribución y el consumo de mercancías y que caracterizan el sistema capitalista. Para Marx el motor del sistema capitalista es la lucha por el máximo beneficio, lo que supone una diferencia fundamental con otros modos de producción anterior. Además lejos del cuadro idílico que los economistas burgueses pretenden transmitir sobre el funcionamiento lógico y ordenado del capitalismo, Marx señaló su carácter anárquico. La producción capitalista no esta fundamentada en ningún plan económico, sino en las fuerzas ciegas del mercado, y este hecho es lo que hace que la acumulación capitalista siempre choque contra límites.

Si consideramos los países avanzados durante los últimos veinte años, el crecimiento económico y la aplicación de nuevas tecnologías de la información crearon las condiciones para que los "teóricos" de la burguesía desarrollaran "nuevos paradigmas" económicos. El ciclo virtuoso de la nueva economíaparecía no tener fin. Las acciones se disparaban, las empresas de Internet crecían sin freno, las industrias tecnológicas especialmente las ligadas con las telecomunicaciones y la telefonía móvil conseguían beneficios históricos, la bolsa rompía todos los límites, y el consumo había encontrado un nuevo Eldorado. Todos los hechos aparentemente desmentían la teoría marxista de la crisis de sobreproducción, y sin embargo, para mal de la burguesía y sus abogados en el mundo culto y refinado del pensamiento económico, ésta llegó y afectó al corazón del Imperio, a los EEUU. Actualmente la crisis de sobreproducción y sus efectos recesivos, afectan al conjunto de la economía mundial. EEUU, América Latina, Japón, África, están inmersos de lleno en la recesión, incluso Europa esta viviendo los primeros coletazos de la caída económica.
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Los marxistas situamos las causas de las crisis capitalistas en el propio corazón del sistema, en la contradicción derivada del carácter social que la producción adquiere bajo el capitalismo y el carácter individual de la apropiación. Bajo el capitalismo el desarrollo de las fuerzas productivas y la división internacional del trabajo ha transformado completamente el carácter de la producción. Ésta se realiza como producción en masa, donde la participación de millones de trabajadores es imprescindible para asegurar el funcionamiento cotidiano del sistema.

Como resultado lógico de la concurrencia capitalista, entre los dueños de capital se desata una feroz competencia por conseguir una tasa de beneficios mayor, hecho que tendrá implicaciones muy serias en el funcionamiento general del sistema. Normalmente los capitales afluirán a aquellas ramas de la producción que ofrecen más margen de ganancia, aunque ello implique un elevado desembolso de capital fijo. Es lo que ha ocurrido en la segunda mitad de los años 90 en EEUU, donde las inversiones en tecnología de la información (ordenadores, chips, redes, telefonía móvil) han crecido extraordinariamente hasta alcanzar en ese periodo el 80% de la inversión de capital total en EEUU. Mientras las ventas compensen el desembolso de la inversión, ésta será rentable pues los beneficios están asegurados. Sin embargo, en un momento dado, estas inversiones que lógicamente se transforman en bienes de consumo, llegan a un límite. Muchos capitalistas han invertido sus capitales en estos sectores punta con el objetivo de conseguir beneficios rápidos y mayores que en otras ramas de la producción, pero al final se produce una sobre-inversión de capital, es decir las inversiones no se amortizan tan rápidamente e incluso no compensan porque el mercado esta saturado de mercancías. Ésta es actualmente la situación con los ordenadores y toda la industria de telecomunicaciones. La consecuencia de esta sobre-inversión constante en bienes de capital con el objetivo de obtener más beneficios, consecuencia lógica de la producción capitalista, es la sobreproducción y la sobrecapacidad productiva instalada. En definitiva existe demasiada abundancia de todo, abundancia que el mercado no puede absorber. A partir de ese momento comienza la espiral de caída en la tasa de beneficios, desinversiones, despidos masivos, cierre de fábricas, en definitiva destrucción de fuerzas productivas. Como Marx señaló, las crisis son la prueba de la rebelión de las fuerzas productivas contra la camisa de fuerza de las relaciones de propiedad capitalista.

La crisis de sobreproducción.
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Marx afirmó invariablemente que las crisis periódicas de sobreproducción son el reflejo de los límites del proceso de acumulación y que las razones de estos límites no hay que buscarlas en causas externas al proceso productivo, ni en factores parciales, sino que forman parte inseparable de la dinámica interna de la producción capitalista y la materialización de la plusvalía.

El capitalismo tomado como sistema socioeconómico está condenado. Al igual que los modos de producción que le precedieron, el choque entre el avance de las fuerzas productivas y la camisa de fuerza de las relaciones de propiedad y el estado nacional provocan crisis tras crisis, creando las condiciones materiales para su derrumbe. Sin embargo Marx negó que el capitalismo muriese de muerte natural, pues la clase dominante buscaría salidas a la crisis orgánica de su sistema aunque eso supusiese aplastar a los trabajadores físicamente y poner a la civilización al borde de la destrucción. Los abogados del capital pronto olvidan que en el siglo pasado dos guerras mundiales y regímenes monstruosos como el de Hitler, Mussolini o Franco fueron la respuesta del capital a la amenaza de la revolución mientras en el mundo, y especialmente en el continente europeo, la sangre inocente de millones de trabajadores y jóvenes se vertía para mantener a flote el sistema.

En realidad, la violencia y la destrucción son signos genéticos de esta sociedad; por eso el capitalismo no es reformable. La crisis del capitalismo y el avance de las fuerzas productivas han creado condiciones maduras para la transformación de la sociedad y el desarrollo de otro modo de producción superior, basado en la socialización de los medios de producción y la planificación democrática de la economía. No obstante, para alcanzar esa situación, como Marx y los grandes teóricos del marxismo no se cansaron de señalar, es necesario el derrocamiento revolucionario de la burguesía y, para ello, la acción consciente de la clase obrera es imprescindible. Es decir: el factor subjetivo, la existencia de una dirección revolucionaria de las masas oprimidas, es una condición indispensable para liquidar el orden capitalista.

La polémica de las crisis en la izquierda marxista.

Si el análisis anterior siempre ha sido el punto de partida de los marxistas revolucionarios, la cuestión de las crisis y su casuística ha provocado polémicas intensas en el seno del movimiento marxista.

Rosa Luxemburgo, que dedicó una parte muy importante de su producción teórica al análisis de las crisis y su metodología, mantuvo una ardua discusión al respecto con Lenin y Trotsky y otros dirigentes del Partido Bolchevique. En su obra La acumulación del capital, Rosa Luxemburgo se interroga sobre la dinámica interna de las crisis de sobreproducción. Para ella el factor que explicaba la resolución de estas crisis era el hecho de que el capitalismo no existía de forma pura, es decir: la sociedad capitalista dividida en asalariados y dueños de medios de producción coexistía con otras formas económicas no capitalistas que eran dominantes en las colonias y todavía sobrevivían en aquellos países donde el capitalismo estaba ampliamente desarrollado. De estas zonas y países provenía la demanda necesaria para resolver las dificultades que se presentaban a la acumulación, pero al mismo tiempo creaban las condiciones para la crisis del sistema y su colapso.

"De este modo, mediante el intercambio con sociedades y países no capitalistas", escribía Rosa Luxemburgo, "el capitalismo va extendiéndose más y más, acumulando capitales a costa suya, al mismo tiempo que los corroe y los desplaza para suplantarlos. Pero cuantos más países capitalistas se lanzan a esta caza de zonas de acumulación y cuanto más van escaseando las zonas no capitalistas susceptibles de ser conquistadas por los movimientos de expansión del capital, más aguda y rabiosa se hace la concurrencia entre los capitales, transformando esta cruzada de expansión en la escena mundial en toda una cadena de catástrofes económicas y políticas, crisis mundiales, guerras y revoluciones.

"De este modo el capital va preparando su bancarrota por dos caminos. De una parte, porque al expansionarse a costa de todas las formas no capitalistas de producción, camina hacia el momento en que toda la Humanidad se compondrá exclusivamente de capitalistas y obreros, haciendo imposible, por tanto, toda nueva expansión y, como consecuencia de ello, toda acumulación. De esta manera, en la medida en que esta tendencia se impone, el capitalismo va agudizando los antagonismos de clase y la anarquía política y económica internacional en tales términos que mucho antes que se llegue a las últimas consecuencias del desarrollo económico, es decir, mucho antes de que se imponga en el mundo el régimen absoluto y uniforme de la producción capitalista, sobrevendrá la rebelión del proletariado internacional, que acabara necesariamente con el régimen capitalista" (Rosa Luxemburgo, La acumulación de capital, Editorial Grijalbo, México 1966, página 380).

La rebelión del proletariado mundial se produjo con las convulsiones de la I Guerra Mundial, donde las contradicciones inter-imperialistas, la lucha encarnizada por los mercados y el reparto colonial jugaron el papel decisivo. Sin embargo, en esta interpretación de las crisis y sus causas, Rosa Luxemburgo comete varios errores.

En primer lugar, la concurrencia de los capitales en el mercado mundial, y más específicamente en los países coloniales, no se debe a la imposibilidad de realizar la plusvalía en las metrópolis imperialistas, sino a la búsqueda de tasas de ganancias más elevadas. En segundo lugar, el capitalismo se desarrolla, tal como Marx explicó en El Manifiesto Comunista, integrando al conjunto del planeta en un único mercado mundial mediante la producción y comercialización de mercancías. Es falso que, en la medida en que la humanidad se va polarizando entre asalariados y capitalistas, el proceso de acumulación se vea totalmente imposibilitado, como la experiencia ha demostrado; del mismo modo que es falsa la idea de que el final del reparto colonial y el desarrollo de las formas de producción capitalistas como dominantes en estos países hacen imposible toda nueva expansión. Una crítica razonada de las posiciones de Rosa Luxemburgo, así como una formulación mucho más sólida y convincente de las causas de las crisis, la encontraremos en los trabajos económicos de Lenin y Trotsky, especialmente en El imperialismo, fase superior del capitalismo, así como en los polémicos textos que sobre esta materia escribió Trotsky en los años veinte y que abordaremos en próximos artículos.

Las causas motrices de la crisis.

La lucha por las colonias sigue siendo una parte de la política del capitalismo imperialista. Por completamente que sea dividido el mundo, el proceso nunca termina, sino que coloca una y otra vez en el orden del día la cuestión de la nueva división del mundo de acuerdo con las nuevas relaciones entre las fuerzas imperialistas.

La curva de desarrollo económico tiende, a través de todas sus oscilaciones hacia abajo, y no hacia arriba. Sin embargo, ¿quiere decir esto que el fin de la burguesía llegará automática y mecánicamente? De ningún modo. La burguesía es una clase viva que ha retoñado sobre determinadas bases económico–productivas. Esta clase no es un producto pasivo del desenvolvimiento económico, sino una fuerza histórica, activa y enérgica. Esta clase ha sobrevivido, o sea que se ha convertido en el más terrible freno de la evolución histórica, lo cual no quiere decir que esta clase esté dispuesta a cometer un suicidio histórico ni que se disponga a decir: "Habiendo reconocido la teoría científica de que yo soy reaccionaria, abandono la escena." Evidentemente ¡esto es imposible! Por otra parte no es suficiente que el Partido Comunista reconozca a la clase burguesa como condenada y casi suprimida para considerar segura la victoria del proletariado. No. ¡Todavía hay que vencer y tirar abajo la burguesía! (León Trotsky, Una escuela de estrategia revolucionaria
Ediciones del Siglo, Buenos Aires 1973)

En el artículo anterior señalábamos las polémicas que se desarrollaron en el movimiento marxista a la hora de caracterizar las causas motrices de las crisis. Como explicábamos, la lucha por el mercado colonial juega un papel de primer orden en la exacerbación de las contradicciones inter-imperialistas pero afirmar, como hacía Rosa Luxemburgo, que el fin del reparto colonial traería la imposibilidad de materializar la plusvalía y supondría el muro contra el que chocaría la acumulación, representaba un esquematización equivocada de la teoría económica del marxismo. En cualquier caso la valía de las aportaciones de esta gran revolucionaria radicaba en el estímulo que proyectaba sobre el debate teórico en la izquierda marxista, tan rico en aquellos tiempos y que fue extirpado policialmente por el estalinismo.

Lenin dedicó una gran atención a estos problemas. Su libro El desarrollo del capitalismo en Rusia fue una gran aportación a la polémica que durante mucho tiempo desarrollaron los marxistas rusos contra los populistas, los cuales negaban la posibilidad del desarrollo del capitalismo en Rusia a causa de la estructura semi-feudal de la propiedad agraria, el peso de la economía campesina en el conjunto de Rusia y la pauperización de las masas campesinas. En un famoso artículo titulado Sobre la caracterización del romanticismo económico, Lenin contesta el punto de vista de los populistas rusos y aborda otras relacionadas con las crisis: "Cuando los populistas afirman que el mercado extranjero es la salida a la ‘dificultad’ con que tropieza el capitalismo para la realización del producto, no hacen más que encubrir con esta frase el triste hecho de que el ‘mercado extranjero’ es la salida a la ‘dificultad’ con que ellos tropiezan para no comprender la teoría." (...) "No sólo los productos que existen bajo la forma de medios de consumo, sino también aquellos que existen bajo la forma de medios de producción, todos ellos se realizan siempre entre ‘dificultades’, a través de constantes oscilaciones, cada vez más fuertes a medida que se desarrolla el capitalismo, entre una furiosa concurrencia que obliga a todo empresario a aspirar a una extensión ilimitada de la producción, rebasando las fronteras del propio estado y lanzándose en busca de nuevos mercados a países no absorbidos aún por el sistema de circulación capitalista de mercancías. Y así hemos llegado al problema de por qué el mercado extranjero es necesario para un país capitalista. No es, ni mucho menos, por que el producto no pueda realizarse en modo alguno dentro del orden capitalista. Pensar esto sería disparatado. El mercado externo es necesario porque la producción capitalista implica la tendencia a la extensión ilimitada, por oposición a todos los antiguos sistemas de producción, circunscritos a los límites de la aldea, de la heredad, de la tribu, del territorio o del estado. Mientras que en todos los antiguos sistemas económicos la producción se renovaba siempre del mismo modo y en la misma escala en que venía desarrollándose antes, bajo el régimen capitalista esta renovación es imposible y la extensión ilimitada, el perenne avance se convierte en ley de la producción".

Las teorías sub-consumistas.

En este mismo texto, Lenin critica las teorías sub-consumistas como una explicación de las crisis, ideas que los populistas tomaron de Sismondi: "El análisis científico de la acumulación vino a minar todos los argumentos de esta teoría, demostrando que es precisamente en los periodos que preceden a las crisis cuando aumenta el consumo de los obreros; que el consumo insuficiente (con el que se pretende explicar la crisis) ha existido bajo los más diversos sistemas económicos, mientras que las crisis son características de un sistema solamente, del capitalismo. Esta teoría explica las crisis mediante otra contradicción, a saber, la contradicción entre el carácter social de la producción (socializada por el capitalismo), y el carácter privado individual de la apropiación. (...) La primera teoría las explica [las crisis] partiendo de la contradicción existente entre la producción y el consumo de la clase obrera; la segunda se basa en la contradicción entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación. La primera encuentra, pues, las raíces del fenómeno fuera de la producción (...) la segunda busca estas raíces precisamente en las condiciones de la producción. (...) ¿Pero es que la segunda teoría niega la existencia de una contradicción entre la producción y el consumo, la existencia de un déficit de consumo? Evidentemente no. Reconoce plenamente este hecho pero le asigna el lugar secundario que le corresponde, como un hecho que sólo se refiere a un sector de toda la producción capitalista." (…)

Fuente: Extractos capitulo VII de “Principios de Economía Marxista”.  Autor: J.I.Ramos. (Fundación Federico Engels).  

(1)   Karl Marx. Prefacio a la Contribución de la economía política.

22 de julio de 2016

TURQUÍA: Fracasa el golpe militar y Erdogán fortalece su régimen dictatorial.


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ESCRITO POR ULISES BENITO.

Grandes acontecimientos sacuden Turquía desde la tarde del viernes 15 de julio. Un sector del Ejército tomaba el aeropuerto de Estambul, bombardeaba el Parlamento en Ankara, y ocupaba la televisión pública para anunciar la destitución del presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan. Éste llamaba a sus partidarios a salir a la calle y en pocas horas el golpe militar fracasaba. Inmediatamente, se ponía en marcha un nuevo golpe: Erdogan está aprovechando la ocasión para profundizar en su purga del aparato estatal, homogeneizarlo a su servicio, y dar un paso decisivo hacia una dictadura apenas disimulada por la existencia de un parlamento. Con razón Erdogan calificaba el golpe militar de “regalo de Dios”. Los gobiernos de Estados Unidos y Europa, más allá de farisaicas críticas, apoyan a Erdogan y a cualquier poder político mientras mantenga sus intereses fundamentales en Oriente Medio, controle a la izquierda kurda y turca, y convierta el país en una sangrienta criba para los refugiados que se encaminan a Europa.
El golpe militar refleja las tensiones internas dentro del Ejército y del aparato estatal en general, tensiones que han acompañado a Erdogan y al sector de la burguesía que está detrás de él (los llamados tigres de Anatolia) desde que accedieron al poder frente al aparato político tradicional (kemalista) y al sector capitalista vinculado a él. Sin embargo, la autoría exacta de esta intentona no está clara. Erdogan, inmediatamente, ha acusado a Fethullah Gülen, (1) exigiendo a Estados Unidos su extradición.
Lo que es evidente es que este golpe ha sido muy chapucero. Ha movilizado a un sector minoritario del Ejército, que no ha demostrado suficiente determinación para imponer su voluntad (un ejemplo claro de esto es permitir que Erdogan volara en avión desde la costa del Mármara hasta el aeropuerto de Estambul, viaje anunciado previamente por él mismo para demostrar precisamente la firmeza de la que carecían los golpistas). Los militares rebeldes tampoco tomaron las principales radios y televisiones privadas, que se convirtieron en altavoces del Gobierno (desde una de ellas Erdogan llamó a salir a la calle). Frente a las vacilaciones golpistas, la determinación de Erdogan fue decisiva. Un sector de la población, fundamentalmente la base social del AKP,(2) rodeó los tanques, olió la indecisión, y pasó a la ofensiva, arrebatando el control de los tanques en muchos casos. El golpe se desmoronó rápidamente, alentando así la actividad de las bandas de lúmpenes del AKP, que se dedicaron al acoso y asalto de sedes kurdas, activistas de la izquierda y grupos de alevíes (minoría religiosa).
Del golpe militar, al golpe civil de Erdogan
Inmediatamente, Erdogan se ha puesto manos a la obra, dando la vuelta al aparato estatal como a un calcetín. Una gigantesca purga está en marcha. De momento, 20.000 funcionarios han sido despedidos o cesados de sus puestos, entre ellos 8.500 policías, 3.000 jueces (un 20% del total), un gobernador y 76 cargos regionales, y 6.000 militares, de los cuales 103 son generales y almirantes (un tercio del cuadro de mando). Muchos de ellos han sido detenidos. Entre ellos dos miembros del Tribunal Constitucional que hace pocos días se opusieron a la reforma judicial prevista que supedita la justicia a los criterios de Erdogan . (3) La limpieza del aparato es un paso de gigante hacia la instauración de una dictadura abierta, disfrazada de “régimen presidencialista”. Y es una puesta a punto para atacar al enemigo principal, tanto de Erdogan como de la burguesía internacional: el movimiento obrero y la izquierda kurda y turca, representada mayoritariamente en el HDP (que, recordemos, hace un año consiguió un 13% de votos pese a la represión y a múltiples trabas legales, y que está en proceso de ilegalización).
Este golpe fallido ha favorecido tanto a los islamistas, que incluso hay rumores de autogolpe. Lo que sí parece evidente es que los poderosos servicios de inteligencia, totalmente controlados por Erdogan, conocían la tentativa, y dejaron hacer. También parece que el golpe se precipitó, ante una inminente depuración del Ejército, el día siguiente, lo que explicaría su deficiente ejecución. Las listas de supuestos golpistas (que incluyen, por supuesto, opositores y tibios con el poder del dictador), obviamente, ya estaban hechas antes del golpe.
Comunicado del movimiento kurdo
La Unión de Comunidades del Kurdistán (que engloba al partido HDP, a la guerrilla del PKK, a las guerrillas kurdo-sirias YPJ e YPG) ha publicado un comunicado que resume la esencia de lo ocurrido: “un poder antidemocrático lleva adelante un intento de golpe para derrocar otro poder autoritario”. “Ya existía una tutela militar antes del intento de golpe que se dio ayer”, ya que “hace un año, Tayyip Erdogan y el Palacio de Gladio dieron un golpe sobre los resultados de las elecciones del 7 de junio (…). El fascismo del AKP hizo una alianza con todos los poderes fascistas y con una parte del Ejército (…) con el fin de eliminar el movimiento de liberación kurdo y los poderes de la democracia. El fascismo del AKP movilizó al Ejército en las ciudades y pueblos kurdos, incendió las ciudades y masacró a cientos de civiles”. “El control del poder político sobre el poder judicial (…), la eliminación de la inmunidad parlamentaria (…), el encarcelamiento de miles de políticos del DHP y DBP [partidos kurdos], constituye un golpe mayor al dado en este intento de golpe”. No menos grave, dentro de todas estas medidas encaminadas hacia una dictadura abierta, es la represión policial y parapolicial a los grupos de izquierda en la propia Turquía, y la utilización sistemática del terrorismo yihadista para atacar al movimiento y crear un clima de terror.
Para mayor abundancia, el partido de extrema derecha MHP (cuyas bandas fascistas, Los Lobos Grises, ensangrentaron Turquía en los 80 y todavía hacen el trabajo sucio al Gobierno) se posicionó inmediatamente con Erdogan.
Por supuesto, el triunfo del golpe no hubiera supuesto ninguna mejora para las masas turcas y kurdas. El comunicado de los golpistas anunciaba el mantenimiento de los acuerdos internacionales (la OTAN, la coalición antiyihadista que es la cobertura legal para el saqueo de Siria…), demostrando así sus fuertes lazos con el imperialismo. De hecho, decenas de los generales purgados son de la base turco-estadounidense de Incirlik, y la mayoría de los altos oficiales golpistas recibieron estudios en Estados Unidos. La participación en el golpe de gran parte de los militares de alto rango responsables de la sangrienta represión en el Kurdistán también es muy significativa de su carácter reaccionario.
Pero, como dice el comunicado citado, “describir a Tayyip Erdogan y a los dictadores fascistas del AKP como si fueran democráticos después de este intento de golpe, es un enfoque más peligroso que el intento de golpe en si mismo”. Y, obviamente, éste es el enfoque del imperialismo y de sus medios de comunicación. Ellos no son principistas en cuanto a qué sector del aparato estatal o de la burguesía controla el poder, siempre y cuando se mantengan sus intereses. Cuando se desconocía el alcance y la seriedad del golpe, la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea se mantuvieron en silencio. En una rueda de prensa conjunta en Moscú de Serguei Lavrov (canciller ruso) y John Kerry (enviado de Obama), el primero (como representante de una potencia que desde hace dos semanas es nuevo aliado táctico de Erdogan) condenó sin paliativos el golpe, mientras Kerry se limitaba a desear “estabilidad, paz y continuidad”, preparando el terreno para una interlocución fluida con los golpistas, si llegaban a triunfar. Boris Johnson, nuevo ministro de Exteriores británico, con conexión clara con un sector importante del aparato de Estado estadounidense, sólo dijo estar “muy preocupado por los acontecimientos”. Obama sólo condenó claramente el golpe cuando ya era evidente que fracasaba, y coincidiendo con la detención de los principales cabecillas, y en cuanto el jefe de la OTAN habló hubo una cascada de declaraciones en la misma línea.
El imperialismo mantiene el apoyo a Erdogan
Al imperialismo le da igual si el gato es blanco o negro, mientras cace ratones. En cuanto vieron que Erdogan ganaba la partida, se deshicieron en elogios al triunfo de la “democracia turca”, de las “instituciones constitucionalmente establecidas”, y demás palabrería. Los medios de comunicación turcos, sometidos salvo honrosas excepciones a la autoridad del nuevo sultán, son definidos por el editorial de El País como “baluartes de la democracia y las libertades de los ciudadanos” . (4)  El golpe civil protagonizado por el islamista es convenientemente escondido, o presentado como una depuración de elementos antidemocráticos. Y, por supuesto, los Gobiernos de la UE y de Estados Unidos seguirán dando manga ancha a Erdogan para seguir masacrando Kurdistán en silencio.
Qué contraste el tratamiento hacia este sátrapa, por parte de la llamada “comunidad internacional” (es decir, las instituciones levantadas por el imperialismo), con su actitud hacia la revolución venezolana. Estamos ya acostumbrados a ver a Obama, Merkel, Hollande, Rajoy, Pedro Sánchez, y compañía presentar como presos políticos a ultraderechistas y promotores de asesinatos como Leopoldo López, y a una oposición burguesa que utiliza todo tipo de medios para llegar al poder, como democrática. ¿Oiremos a estos señores declarar su defensa del Gobierno legítimamente constituido, de la democracia venezolana, si mañana hubiera un golpe para acabar con el Gobierno de Maduro? Es evidente que no. Y es que, donde hay intereses de clase en juego, los capitalistas y sus representantes sólo juegan con los términos “derechos humanos”, “democracia” o “libertades” para esconderlos, con total desprecio al porvenir de millones de personas. Un último ejemplo de esto son las declaraciones de la nueva primera ministra británica, Theresa May, dispuesta a “matar a cien mil hombres, mujeres y niños inocentes”, con bombas nucleares; eso sí, sólo si es necesario… (5)
La conjunción de intereses entre la camarilla de Erdogan y el imperialismo no significa que no haya o surjan tensiones. La reciente alianza del turco con Putin, que le ha llevado a defender públicamente —por primera vez— la necesidad de dialogar con el presidente sirio, Bachar al-Assad (ya veremos lo que dura esta luna de miel turco-rusa), demuestra al imperialismo norteamericano el peligro de la imprevisilidad del sátrapa turco. Las vacilaciones estadounidenses ante el golpe han tensado las relaciones hasta el punto de que el ministro de Trabajo turco, Süleyman Soylu, señala que ellos han organizado el golpe; también afirma que “las ambiciones y los planes de Estados Unidos están detrás del terror en el sureste de Turquía [el Kurdistán Norte], así como en Siria e Irak”. Por su parte, el primer ministro, Binali Yildirim, amenaza a Washington: “la no entrega de Fethullah Gülen sería una decepción, y nos plantearíamos si USA es un amigo de verdad”.
El momentáneo reforzamiento de Erdogan no va a acabar con la polarización social y política en Turquía ni va a estabilizar el país, todo lo contrario. Sus planes bonapartistas pasan por la reforma constitucional a través, posiblemente, de un referéndum (más bien un plebiscito), y previamente va a intentar arrasar sin contemplaciones con los focos de resistencia, especialmente el HDP, todo el movimiento kurdo, el movimiento sindical… Utilizando como hasta ahora todo el peso del aparato estatal —y en eso sí están de acuerdo todos los sectores de éste—, y también a las bandas yihadistas, absolutamente infiltradas por el Estado turco. La anunciada restauración de la pena de muerte será utilizada especialmente contra la izquierda y el pueblo kurdo. Ésta es la democracia turca que defienden los gobiernos burgueses de Occidente. “La solución no es ni el golpe civil de Erdogan ni el golpe militar, sino una tercera vía, el fortalecimiento de la lucha de los pueblos”, ha declarado el PKK. Una lucha que necesita el arma de un programa revolucionario.

1 Teólogo musulmán, líder de un movimiento llamado Hizmet, considerado un Opus Dei musulmán, y que se infiltró en el aparato estatal, incluyendo el Ejército, con el beneplácito de Erdogan. Con más conexiones con Estados Unidos (donde vive) y Europa que el actual presidente, rompió con él hace tres años, y desde entonces sus seguidores son purgados sistemáticamente y su poderoso grupo de comunicación puesto al servicio del Gobierno.
2 Partido de Erdogan.
3 La detención de estos dos jueces tiene el efecto de asegurar la lealtad a Erdogan del Tribunal Constitucional, que hace poco ordenó la libertad de dos periodistas, acusados de injurias por denunciar el suministro oficial de armas a los yihadistas. Erdogan se jactó de desobedecer esa orden y prometió que tomaría las medidas para que no se repitieran decisiones judiciales similares.
http://elpais.com/elpais/2016/07/17/opinion/1468781843_502293.html. El titular del editorial es ‘Erdogan debe aprovechar para reforzar la democracia y unir al país’. Significativo…