28 de enero de 2016

LA ECONOMÍA MUNDIAL AL BORDE DEL ABISMO.

Portada 1Después de meses de propaganda vendiendo las bondades de la recuperación, la Gran Recesión, tal como predijimos, presenta señales cada vez más alarmantes. La entrada en ebullición de la economía china, el hundimiento de los emergentes y la caída en picado del precio del petróleo —por citar algunos de los aspectos más relevantes— suponen una vuelta de tuerca de consecuencias incalculables.
En términos globales, el terremoto financiero mundial inducido desde China ha sido de escala 10: desde junio de 2015 hasta finales de diciembre, la capitalización bursátil global se ha reducido un 18%, es decir 12 billones de euros se han evaporado (una cifra equivalente al 15% del PIB mundial). Pero estos datos palidecen al saber que, en los primeros quince días de enero de 2016, ya se han esfumado otros 4 billones de euros y la previsión no hace sino empeorar. Si el derrumbe de las subprime fue la punta del iceberg que anunciaba la Gran Recesión en EEUU y Europa, el seísmo bursátil en China señala la extensión de la crisis de sobreproducción por los vasos comunicantes de su economía, con efectos dramáticos para el resto del mundo.
La economía china: sobreproducción y burbujas especulativas
Como hemos analizado en diferentes materiales, la burocracia maoísta tomó buena nota de la descomposición del estalinismo en la URSS para asegurar la transición a la economía de mercado mediante un acuerdo estratégico consensuado por sus capas dirigentes. Las medidas socialistas de la revolución de 1949 fueron liquidadas progresivamente —tanto el monopolio del comercio exterior como la planificación económica—, mientras la apertura a las inversiones extranjeras y las privatizaciones de empresas y servicios públicos, facilitaban una rápida acumulación de capital. La dirección del PCCh también legisló a favor de la propiedad privada de los medios de producción y el derecho de herencia. Con estas medidas, y en un clima de apoyo o cuando menos neutralidad por parte de las masas de la clase obrera, la burocracia dio los pasos decisivos para transformarse en la nueva burguesía poseedora, apoyándose en las poderosas palancas de la economía estatal y en el monopolio del poder político heredado del periodo estalinista.
crisis 2Durante más de dos décadas, las fuerzas productivas chinas avanzaron a un ritmo colosal: con tasas de crecimiento anuales superiores a dos dígitos, la inversión productiva, que representaba un 35% del PIB en 2000 y un 44% en 2009, se disparó por encima del 50% en los años posteriores (2010, 2011). En comparación, el consumo interno apenas superó el 30% durante este período. En 30 años, el porcentaje de población urbana ha pasado del 23% al 54%. Según datos de International Cement Review, solo entre 2011 y 2013, el gigante asiático usó más cemento que Estados Unidos en todo el siglo XX. En ese mismo periodo, China llegó a producir el 48% de todo el acero que se fabrica en el mundo, pero en la actualidad, fuentes oficiales reconocen una sobrecapacidad de 280 millones de toneladas anuales.
China catapultó a los países exportadores de materias primas gracias a su demanda voraz, y permitió a los grandes monopolios occidentales invertir sus capitales excedentes con extraordinarios beneficios. Cuando la crisis arreció en el resto del mundo, el gran superávit comercial de China y los sucesivos programas estatales de estímulo ayudaron temporalmente a evitar la caída abrupta de su economía y echar una mano al resto. Según el FMI, entre 2010 y 2015, China aportó el 35% del aumento del PIB mundial. Pero el círculo virtuoso está colapsando. China se topa con los problemas derivados de la gigantesca inversión en bienes de producción, y el régimen duda en eliminar la sobrecapacidad productiva —como se ha hecho en EEUU y Europa a través de despidos masivos, recortes y austeridad— por miedo a un estallido social descontrolado. De hecho, la burguesía se enfrenta a una clase trabajadora que ha protagonizado un gran movimiento huelguista en los dos últimos años, en demanda de mejores condiciones de vida y que ha logrado un crecimiento de los salarios reales en torno al 7,4% 2015.
En definitiva, a pesar de todas las medidas de corte keynesiano adoptadas por el gobierno (un paquete de inversiones estatales de 586.000 millones de dólares en 2008 y otros dos semejantes en años posteriores), China no puede desacoplarse de la dinámica de la economía mundial: En 2015 el PIB chino ha crecido un 6,9%, la cifra más baja de los últimos 25 años, aunque hay economistas occidentales que cuestionan las estadísticas oficiales y no creen que haya aumentado más del 4%). La sobreproducción es una realidad y, al igual que ocurrió en EEUU y Europa, provoca que miles de millones de dólares se desvíen hacia la bolsa y el sector inmobiliario, hinchando la deuda y la burbuja especulativa. La deuda pasó de 7 billones de dólares en el año 2007 a 28 billones de dólares a mediados de 2014, un 282% del PIB, más grande que la de Estados Unidos o Alemania. Y una parte de este apalancamiento se debe al crecimiento descontrolado de la banca en la sombra, shadow banking, que más adelante trataremos.
Una vez que el proceso ha empezado, los indicadores negativos se multiplican: el Banco Central chino (PBOC) ha desvelado que a lo largo de todo 2015 las reservas de divisas se han reducido hasta los tres billones de euros, perdiendo medio billón respecto a 2014. La caída se explica por tres factores: por el retroceso de las exportaciones (1,6% en 2015), por la masiva compra de yuanes desde el Banco Central para evitar una devaluación descontrolada —especialmente desde que comenzaron los crash bursátiles— y por la fuga de capitales que, según estimaciones del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), supuso en 2015 la salida de 676.000 millones de dólares, el 90% de todos los flujos que abandonaron los mercados emergentes (735.000 millones).
La apuesta por alentar el consumo doméstico para sostener el crecimiento — receta por la que claman los imperialistas norteamericanos y europeos — es todavía un sueño: La renta percapita anual en Shanghái fue de 42.174 yuanes en 2013 (unos 6.000 euros), cuatro veces más que los 9.747 yuanes (1.370 euros) que consiguen de media los habitantes de Tíbet, pero muy lejos de la de EEUU o las principales potencias europeas. A finales de 2014 aún quedaban 70 millones de pobres en China, y la brecha entre la ciudad y el campo se ha agrandado en los últimos 30 años.
En la medida en que el mercado interno no puede resolver los desequilibrios orgánicos de su economía, la burguesía china ha emprendido la devaluación competitiva de su moneda respecto al dólar, un 4% a mediados de agosto y en enero de 2016 otro 1,4%, buscando restaurar la competitividad de sus exportaciones. Pero todas las naciones en dificultades, Rusia, Australia, Brasil, Sudáfrica y muchas más, recurren a ellas, así que sus efectos beneficiosos tenderán a neutralizarse a corto plazo. De hecho, las exportaciones no han aumentado en términos globales y el comercio mundial sigue registrando aumentos muy débiles desde 2013. Dato tras dato, los paralelismos con el crack de 1929 son irresistibles.
A medio plazo, la apuesta fundamental del régimen chino es aumentar sus inversiones de capital en el extranjero y desarrollar una agresiva política imperialista. La Inversión Extranjera Directa (IED) en China prácticamente se iguala con la IED de China en el exterior. Entre las iniciativas adoptadas en los últimos años destacan algunas de gran valor estratégico, como la “nueva ruta de la seda”, una gigantesca red de transporte que conectaría a China con Europa pasando por Asia Central y Oriente Medio, o la construcción de un canal que a través de Nicaragua una el Pacífico y el Atlántico. En esa misma línea está la reciente creación —con el liderazgo de Pekín— del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, que cuenta con la participación de 57 países, muchos de ellos aliados claves de EEUU como Reino Unido, Alemania y Francia. Una institución que no oculta su intención de competir contra el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) o el Banco Mundial (BM) bajo control estadounidense.
Un nuevo ciclo dentro de la gran recesión
crisis 3La desaceleración de la economía china impulsa el derrumbe de las bolsas internacionales, hunde las economías emergentes, y coloca a las potencias industriales ante una perspectiva muy complicada, bloqueando la exportación de sus manufacturas y capitales al gigante asiático. El pantano en el que se mueven los grandes centros del capitalismo mundial es innegable.
En Europa no hay signos de reactivación, sino una persistente recaída en la crisis; y no se trata de la periferia europea, son los países centrales los que muestran un cuadro de agotamiento y retroceso, con tasas de desempleo que aumentan. Según las previsiones del FMI la economía alemana y francesa, tras haber acabado 2015 con un avance estimado del 1,5% y 1,3% respectivamente, crecerán para 2016 un 1,7% y un 1,3%. Las cifras son irrisorias. En conjunto, y según las previsiones del FMI, la economía de la zona euro crecerá para este año un 1,7% después de acabar 2015 con un raquítico 1,5%. El hecho de que el Estado español aparezca encabezando el crecimiento del continente (2,7% para 2016, por debajo del 3,2% de 2015), da la medida de lo que hablamos.
La situación en EEUU es levemente mejor que en Europa, pero las dudas sobre la solidez de su recuperación aumentan cada día. Bajo la administración Obama se ha garantizado dinero barato con tipos de interés próximos al cero, y gastado billones de dólares en las diferentes operaciones de salvamento de la banca y en los programas de Expansión Cuantitativa (EQ en sus siglas en inglés) de la Reserva Federal (FED). Los elevados costes de esta actuación — empezando por el crecimiento de la deuda pública, que a principios de 2015 rondó los 18 billones de dólares, equivalentes al 103% de su PIB— no compensan los resultados. La tan cacareada creación de empleo sigue siendo débil y por debajo de las expectativas creadas. Un mercado laboral precario, esconde un desempleo real muy superior a la tasa oficial del 5% con que cerró 2015.
Según el National Employment Law Project “el crecimiento del empleo sigue estando muy concentrado en industrias con salarios más bajos”. La propia FED admitía en septiembre del año pasado que el ingreso promedio de los hogares de EEUU se redujo un 12% desde 2007 a 2013, una disminución de casi 6.400 dólares al año para la familia media americana. El crecimiento ininterrumpido de la desigualdad y la pobreza ofrecen una panorámica mucho realista del tipo de recuperación económica que atraviesa EEUU que los datos oficiales: según el Census Bureau’s Supplemental Poverty Measure, la mitad de la población norteamericana es pobre o casi pobre, y la ONU apunta a que EEUU tiene la cuarta tasa más alta de pobreza infantil de los 29 países más desarrollados.
crisis-4En cuanto al corazón de su aparato productivo, los signos no son positivos: la producción industrial cayó un 0,4% en diciembre, y sectores como el manufacturero, el petrolero o el agrícola están acusando la caída de precios. Todo ello lleva a reconocer a la Reserva Federal que la recuperación está siendo “modesta”: en 2015 no sobrepasó el 2,5%, y para 2016 se espera, en el mejor de los casos, repetir el dato. El aspecto central sigue siendo la anémica inversión productiva y la caída de la productividad del trabajo, que, según diferentes fuentes, sigue siendo débil, en torno al 0,6% en 2015, muy lejos de los incrementos de los años cincuenta y sesenta, donde superaba el 2,5% anual.
La caída de China y el desplome del precio del petróleo están golpeando duramente la economía norteamericana en diferentes planos. Los mercados financieros despidieron 2015 con el peor resultado desde el derrumbe de Lehman Brothers, y en los primeros 20 días de 2016 el índice S&P 500 ya ha caído un 6,7%. Pero es en el empleo de la industria norteamericana donde los efectos están siendo más demoledores: la petrolera Chevron anunció el despido de 7.000 trabajadores; Schlumberger, la mayor compañía mundial de servicios petroleros, ha eliminado 20.000 puestos de trabajo; Baker Hugs, otra de las empresas más importantes del sector, prevé la destrucción de otros 10.500, mientras Halliburton sumó otros 9.000. Dentro del sector tecnológico, Hewlett-Packard (HP) informó de sus planes para eliminar entre 25.000 y 30.000 puestos de trabajo. El gigante tecnológico Microsoft despedirá a 7.800 trabajadores, equivalente al 6 % de su plantilla, y la compañía de tarjetas de crédito American Express comunicó la reducción de más de 4.000 empleos, por no hablar de los grandes bancos de Europa y Estados Unidos, que recortaron 100.000 puestos de trabajo en 2015 y esperan decenas de miles más en los próximos meses.
El estancamiento de Japón es otra nota negativa. A pesar de los Abenomics, los mayores paquetes de ayuda estatal de la historia del país, y la barra libre de liquidez (0% en los tipos de interés), se está muy lejos de revertir la dinámica de crisis. Con un crecimiento para 2015 que no superará el 0,6%, el año pasado hubo episodios recesivos entre junio y septiembre (una caída del 0,8%). Para 2016 se prevé un panorama similar, con un avance por debajo del 1%. Las razones de este estancamiento prolongado están completamente ligadas a la marcha de la economía mundial: la caída de la demanda china y el estancamiento de Europa han enfriado la inversión productiva, que volvió a caer en 2015, mientras la productividad del trabajo en Japón, que fue la bandera de su crecimiento exponencial en la década de los setenta y ochenta del siglo pasado, no deja de disminuir.
Capital financiero y capital ficticio
Hay muchos fenómenos que demuestran el caos actual en que se desenvuelve la economía capitalista, su debilidad acusada, y la profundidad de la crisis de sobreproducción que la atenaza.
Crisis 5Por un lado, la tendencia insoslayable a la concentración del capital ante la reducción de la actividad y los mercados. Según datos de Thomson Reuters, en 2015 se batieron todos los récords en el mercado de fusiones y adquisiciones hasta alcanzar los 4,2 billones de dólares (3,97 billones de euros), superando la mayor cota, registrada en 2007 justo antes del estallido de la Gran Recesión. Por otro, el crecimiento exponencial del capital financiero, alimentado por los planes de EQ y el desarrollo de una nueva burbuja especulativa global. En EEUU, Japón y la UE, el chorro inyectado por estas expansiones cuantitativas desde 2008 supera los 12 billones de dólares, una montaña de liquidez que no ha revertido el retroceso de la inversión productiva. El caso de Europa es especialmente lamentable. Con un mercado crediticio en dique seco, el dinero depositado por la banca de la zona euro en el Banco Central Europeo (BCE) sumaba 212.415 millones en la primera semana de enero de 2016, un 8,3% superior al del cierre de 2015. Pero lo más significativo es que los depósitos pagan unas tasa negativa del 0,3% ¡¡Aunque pierdan dinero prefieren tenerlo a buen recaudo!!
Además del ejemplo anterior, una parte fundamental de la liquidez disponible se ha utilizado en la compra de duda soberana de los Estados, un negocio redondo hasta ahora, cuando las tasas de interés que pagan países como Alemania o Suiza son negativas. ¿Qué hacer entonces con tanto dinero? La respuesta es todo un clásico: invertir en operaciones bursátiles y en fondos de alto riesgo, reproduciendo el mismo comportamiento que llevó al crack de 2008. Entre 2008 y 2015, la capitalización del mercado bursátil mundial creció en 48 billones de dólares, sobrepasando en junio del año pasado el total de 73 billones, una cifra sin precedentes en la historia. ¿Como es posible que el mercado de valores casi triplique sus activos mientras la economía real retrocede? Es una auténtica locura, pero tiene su lógica.
La liquidez sólo ha servido para aumentar la deuda de las naciones y facilitar la creación de nuevos canales especulativos que la transforman en capital ficticio gracias a la ingeniería financiera moderna, como pone de ejemplo la llamada banca en la sombra o shadow banking. Calificada como “el sistema de intermediación crediticia conformado por entidades y actividades que están fuera del sistema bancario tradicional” la banca en la sombra engloba el tinglado tan bien conocido en EEUU y Europa a partir del estallido de las hipotecas subprime de 2007: hedge funds, deuda titularizada y bonos de alto riesgo high yield, que según el FSB alcanzaban 36 billones de dólares al cierre de 2014 (14,2 billones de dólares en EEUU y 4,1 en Gran Bretaña, y creciendo como la espuma en China). Si además incluimos los fondos de pensiones, aseguradoras y otras instituciones financieras de capital riesgo, situadas en el perímetro difuso de las actividades de la shadow banking, el monto alcanzaría los 137 billones de dólares. No es extraño que Georges Soros señale que el ambiente actual le recuerda mucho al de 2008.
Los precios de las materias primas y del petróleo colapsan.
El hundimiento de los emergentes
La caída del precio del petróleo tiene efectos catastróficos: arrasa con la estabilidad presupuestaria de los países productores, alimenta el desplome de las bolsas, y agudiza la tendencia recesiva de la economía, destruyendo decenas de miles de empleos en el sector y socavando la inversión mundial en producción y exploración petrolera (una reducción de 150.000 millones de dólares en 2015). Además, según cifras del FMI, la deuda total de las empresas petroleras asciende a 3 billones de dólares, de los que 247.000 millones de dólares corresponden a bonos basura de empresas estadounidenses.
A mediados de enero, el precio del barril Brent, de referencia en Europa, se situó por debajo de los 28 dólares, y existe la opinión de que el desplome puede proseguir en los próximos meses. Las razones son obvias: hay un brutal exceso de oferta ante una demanda mundial que se contrae por la caída de la actividad económica (China es el segundo consumidor mundial de petróleo ), a lo que se suman otros factores, como la guerra en Siria y el enfrentamiento que mantiene Arabia Saudí con Irán. En éste último caso, el régimen de Riad ha respondido con contundencia al levantamiento de las sanciones contra Irán y su vuelta al mercado petrolero. Lejos de reducir la producción, Arabia la ha aumentado inundando Europa y el mundo con crudo barato para defender su cuota de mercado.
Crisis 6Todos los factores fundamentales convergen en un mismo sentido. Las llamadas naciones emergentes (BRICS) Brasil, Rusia, India, Sudáfrica, incluso Turquía, se convirtieron en el santo grial de la recuperación económica mundial, pero la ilusión no ha tardado en esfumarse. Desde 2008, estos países han acumulado una burbuja crediticia de 9,1 billones de dólares (alimentada por los bajos tipos de interés y la emisión de bonos en moneda extranjera por parte de los estados), que ahora es mucho más difícil devolver. Este lastre alimenta una nueva época de recortes y estallidos sociales.
Turquía se ha visto envuelta en la mayor oleada de movilizaciones obreras y juveniles de los últimos treinta años, mientras su economía se deprime. La polarización política y la crisis del régimen, han empujado a Erdogan hacia medidas bonapartistas salvajes, reactivando las prácticas del terrorismo de Estado y guerra sucia de los años setenta para combatir a la izquierda y el movimiento kurdo. Sudáfrica creció en 2015 un modesto 1,3%, pero el desempleo aumentó hasta el 25% y entre la juventud al 35%, según cifras oficiales, aunque otras estadísticas sitúan el paro juvenil por encima del 60%. En este contexto de crisis se han producido encarnizadas luchas obreras, escisiones en el COSATU y un ambiente muy crítico contra la alianza tripartita del ANC, COSATU y SACP (Partido Comunista). La caída de los precios de las materias primas está golpeando duramente a Rusia: En 2015 su PIB ha retrocedido un 3,5%, y las perspectivas para 2016 son escabrosas. Putin ha tenido que meter un recorte del 10% al presupuesto en 2016, pero la sangría será aún mayor considerando que el presupuesto se ha elaborado partiendo del precio del barril de petróleo a 50 dólares. Ya se ha anunciado una nueva oleada de privatizaciones de empresas estatales y el rublo ha experimentado una devaluación severa: de 33 rublos el dólar en enero de 2014, a 78,66 rublos en enero de 2016. En estas condiciones los problemas de financiación y el aumento de la deuda que arrastra Rusia crecen exponencialmente, mientras los capitales huyen del país.
La caída en la depresión es posible
En definitiva, el panorama es desalentador. Economistas liberales como Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, han señalado que “…Las causas que originaron la actual crisis económica no solo no se han corregido sino que han empeorado. Los niveles extremos de deuda implican quiebras al estilo de los años 30 […]”. Los planes permanentes de austeridad y recortes, rebajas salariales y precariedad laboral, hunden la demanda y han aumentado a niveles sin precedentes la desigualdad en todo el mundo. Los avances tecnológicos actuales, Internet y redes sociales, comercio online, la robótica y la microelectrónica, son menos significativos, en términos de aumento de productividad, que los que tuvieron lugar durante la segunda revolución industrial de finales del siglo XIX o tras la Segunda Guerra Mundial.
La economía mundial sigue empantanada en un ciclo recesivo del que es incapaz de salir y un descenso hacia una depresión más profunda es una perspectiva real. La brutal destrucción de fuerzas productivas de estos últimos ocho años, incluyendo una devastación sin precedentes del medio ambiente, señala la decadencia del modo de producción capitalista y marca un punto de inflexión en la historia. Las posibilidades para transformar la sociedad en líneas socialistas son indiscutibles, pero la marcha de los acontecimientos no se decide sólo por la crisis en la base material de la sociedad. Otra vez más, la historia señala la completa madurez para el socialismo que han alcanzado las fuerzas productivas, y también la debilidad (o inmadurez) del factor subjetivo —la ausencia de un partido marxista de masas—. La resolución de esta contradicción es la tarea fundamental de los revolucionarios en los próximos años.
ESCRITO POR JUAN IGNACIO RAMOS. 

NOTAS
1. Según la web China Labour Bolletin, el año 2015 registró 2.774 protestas, el doble de las 1.379 de 2014.
2. Obviamente los imperialistas estadounidenses no se están quedado con los brazos cruzados ante este desafió y han respondido con el Acuerdo de Asociación Transpacífico, o TPP según sus siglas en inglés, que agrupará a una serie de países (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, EEUU y Vietnam) cuyas economías suponen casi el 40% del PIB mundial. Su principal objetivo es asegurar una posición de control sobre las relaciones comerciales en toda la zona del Sudeste Asiático y el Pacífico, frenando las aspiraciones chinas. El presidente Obama lo explicaba perfectamente al declarar que “cuando más del 95% de nuestros potenciales clientes viven fuera de nuestras fronteras no podemos permitir que países como China escriban las reglas de la economía global”. Estados Unidos busca cerrar también otros acuerdos de “libre comercio” con similares objetivos, como en el caso del TTIP en Europa.
3. Esta realidad es la que ha llevado al ex-secretario del Tesoro estadounidense, y ex-asesor de Obama, Larry Summers, a formular su teoría del “estancamiento secular, una forma elegante de reconocer que el capitalismo no puede remostar la crisis y esperar un periodo de auge como en el pasado, sino tasas de crecimiento muy modestas con desempleo crónico.
4. En este sentido es de destacar la decisión de la burguesía estadounidense de recurrir a la producción de crudo utilizando técnicas no convencionales, como el fraking (fracturación hidráulica) para asegurarse el abastecimiento frente al fracaso de sus incursiones en Oriente Medio. Gracias a estas medidas, la producción estadounidense de petróleo aumentó de cinco millones de barriles por día en 2008 a 9,3 millones de barriles en 2015 (lo que ha propiciado el endeudamiento de las petroleras del país).
5. Entre 2009 y 2015, el incremento del consumo de petróleo de China supuso casi la mitad del crecimiento total de la demanda global, cifra que se estima caerá un 30% en 2016.
6. Arabia Saudí no ha dejado de aumentar la producción hasta una media de 10,33 millones de barriles diarios en noviembre de 2015, desatando una verdadera guerra de precios. Un movimiento paralelo a otras iniciativas, como su brutal intervención militar en Yemen, dejando claro a Irán, y a EEUU, que no renuncia a la hegemonía regional. Pero estas maniobras están provocando a su vez convulsiones internas: el déficit presupuestario se elevó a 98.000 millones de dólares en 2015 (16% de su PIB), y ha llevado al gobierno a plantear recortes en los subsidios sociales, en agua y luz.
7. Según el último estudio del Credit Suisse, el 1% de la población mundial, aquellos que tienen un patrimonio valorado de 760.000 dólares (667.000 euros o más), poseen tanto dinero líquido o invertido como el 99% restante de la población mundial.

25 de enero de 2016

ALGUNAS REFLEXIONES PARA EL DIÁLOGO ENTRE LAS IZQUIERDAS.


 Resultado de imagen para Pedro Sanchez, Pablo Iglesias, Alberto garzón

PSOE, PODEMOS, IU/UP, representados por Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Alberto Garzón respectivamente, junto a las demás fuerzas de izquierdas políticas y sindicales se encuentran ante el reto de abrir el diálogo, visto el fracaso del PP para formar gobierno, con el objetivo de examinar si es posible un gobierno de las izquierdas que ofrezca salidas a la difícil situación política, social y económica, si quieren evitar las nuevas elecciones a las que estaríamos abocados en caso de que esta oportunidad también fracasara.  

Todas las fuerzas de izquierdas asumen que hacen falta tomar medidas extraordinarias para superar las consecuencias de la crisis y, al mismo tiempo,  rechazar las medidas reaccionarias aplicadas por el gobierno de la Derecha.   El PP se ha quedado solo y el resto de las fuerzas rechazan, con todas las razones,  la propuesta de colaboración que ofrece Rajoy, que insiste en un Gobierno de Derechas encabezado por él mismo, cuando es un clamor del pueblo diciendo NO a esas “medidas que están pidiendo los grandes empresarios, banqueros, multinacionales y sus organismos como el F. M.I. y la Banca Mundial, tanto a escala planetaria como para nuestro  país, pues estos agentes del capital solo buscan salvaguardar los intereses y las ganancias de unos cuantos miles de ricachones, que iniciaron la construcción de la Europa de los Mercaderes, que ha resultado un estrepitoso fracaso, pues lo están haciendo costa del padecimiento, sufrimiento, miseria y hambre de la mayoría que es la clase trabajadora.  Es cierto que hace falta aplicar medidas extraordinarias, pero a favor de las familias trabajadoras, los autónomos y las capas medias de la sociedad, que juntos, representamos la aplastante mayoría democrática de la población, en contraposición con un puñado de capitalistas que no se someten a las urnas pero sí imponen su hoja de ruta que tanto daño nos han hecho”, como explicábamos recientemente en nuestros documentos.

Algunas de las grandes preguntas que están sobre la mesa para abrir este diálogo sería: ¿De dónde van a salir los recursos para cumplir el programa social que se necesita aplicar ¿ ¿Es posible una reforma fiscal que permita al Estado seguir pagando la deuda, eliminar los déficit, atender un programa social para atender la problemática de los trabajadores, sobre todo el paro para a su vez restaurar el Estado de Bienestar,  completamente desmantelado durante los 4 años de gobierno del PP?

Recursos existen pero están en manos de los capitalistas mafiosos y especuladores, por ejemplo, la economía sumergida alcanza ya en torno al 25 al 30 %, según expertos, lo cual arroja una cifra de entre 250.000 y 300.000 millones de euros al año. El Fraude fiscal anual que se comete contra la Hacienda Pública asciende a más de 90.000 millones de € anuales, bastante más de las cantidades que han representado los recortes, los rescates y demás desfalcos consentidos por el Gobierno del PP en esta agonizante legislatura, que ha quedado anclara en el gran lodazal de la  corrupción galopante.  Según informe de la Inspección de Hacienda, el 72 % de ese enorme fraude lo cometen los grandes empresarios, que roban al fisco nada más que por este último concepto una suma en torno a los 65.000 millones de € anuales.  El Estado burgués capitalista no es neutral a la hora de perseguir el fraude fiscal. El aparato del Estado es un mecanismo bien engrasado y montado al servicio de la clase dominante, la gran banca, las multinacionales, especuladores, conseguidores y CORRUPTORES al servicio del capitalista.  Dinero hay de sobra pero hace falta atacar con audacia y firmeza ese juego sucio de los Poderosos, para que paguen impuestos y devuelvan lo robado.

Uno de los ejemplos más claros de la afirmación anterior es lo que ocurre con las SICAV. Esas sociedades de inversiones disfrutan de la ventaja legislativa que se han otorgado a los grandes capitalistas, para que, en vez de pagar a partir del 35 % de los beneficios del capital, lo hagan solamente al 1 %. El truco consiste en reunir al menos 100 personas que compongan un capital común de 2,4 millones de € para constituir ese tipo de sociedad privilegiada. Por lo que, el que hizo la Ley hizo la trampa, pues se permite, por ejemplo, que un inversor mayoritario participe con 2 millones y los 99 restantes, llamados en el argot de esos delincuentes de cuello blanco como “los mariachis”, que utilizan todos esos trucos que llaman eufemísticamente “ingeniería financiera”, con lo cual, la aportación de media de esos “mariachis” oscila en  torno a los 45.000 euros por inversor.  Cualquier trabajador, incluso muchos jubilados, pagan de IRBF el 18, 20 ,25 % y más, mientras que esos potentados millonarios pagan solo el 1 %, injusticia que habría que eliminar de inmediato.

Un gobierno de los trabajadores tendrá que asumir el reto que la lucha contra la corrupción a escala global debe ser planteada de inmediato, para restaurar la justicia distributiva de las cargas fiscales.  Para ello, los trabajadores organizados que queremos luchar por el genuino socialismo tenemos que dar la batalla y organizar una campaña de agitación enérgica y amplia, en defensa del verdadero programa que nos saque de esta dramática situación que estamos viviendo, para construir la Europa Social de los trabajadores, como se ha venido planteando durante cierto tiempo con las oleadas de mareas y movilizaciones en defensa de un mundo mejor, para que se adopten medidas sindicales y políticas que sean aceptadas por la clase trabajadora y nuestros sindicatos de clase, siendo audaces y contundentes contra la corrupción, con TOLERANCIA CERO.

Como hemos venido insistiendo en nuestras reivindicaciones sociales, “es imprescindible introducir la escala móvil de precios-salarios, para que los incrementos salariales sean automáticos e igual a la subida del índice de los precios de la compra, ajustado cada seis meses.  Los trabajadores, que somos el sector de la población que crea riqueza, no podemos tolerar que continúen degradándose las condiciones laborales, ni nuestras condiciones de vida y la de nuestras familias. Teniendo en cuenta la pérdida constante de nuestro poder adquisitivo sufrido durante estos años de ajustes duros, debemos exigir un aumento inmediato de los salarios para compensar las pérdidas”.

Con la Derogación de la Reforma Laboral del PP de la que se ha venido  hablando es también “necesario la legalización de todos los trabajadores que ejercen sus labores en economía sumergida, con el único requisito de denunciar ante los sindicatos y la Inspección de Trabajo por parte de los afectados, legislándose para que sean considerados fijos de plantilla.  En caso de represalia al trabajador, es preciso legislar de tal forma que el Estado pueda intervenir a través de los poderes públicos, sancionando al empresario llegando incluso a la incautación de los bienes de la empresa que se encuentre fuera de la Ley.  Los trabajadores no somos ilegales, sino que la corrupción y las ilegalidades vienen de parte del patrón que no declara ante la seguridad social y la Hacienda Pùblica para obtener más beneficios”.

Por ello, para “impulsar las medidas de regeneración del sistema productivo y ejercer un control democrático desde la base, es preciso dotar a los Comité de Trabajadores y Delegados Sindicales con una legislación suficiente para que contribuyan a erradicar la corrupción, en un nuevo Estatuto de los Trabajadores,  eligiendo representantes en cada empresa, mediante votación libre y secreta, con garantías sindicales suficientes, y cuyo cometido debe ser impulsar la lucha por la defensa de los puestos de trabajo y los salarios y el cumplimiento firme de las jornadas laborales, eliminando las horas extras, para repartir el trabajo existente, hasta que se elimine la bolsa de paro existente.  En caso de que algunos empresarios se quejen de que “legalmente” no pueden funcionar, se les exigirá que abran los libros de cuentas de la empresa  o las de su grupo, para ejercer un control democrático y evitar el vaciamiento de los recursos de la misma y fiscalizar las cuentas de aquellas que quieran justificar despidos o impagos salariales.

Este nuevo gobierno de los trabajadores debe fijar un salario mínimo de 1.000 euros al mes, sea cual sea el sector de producción.   La prestación mínima por desempleo será al menos del 80 %, hasta que se le garantice un nuevo puesto de trabajo.  Una de las medidas más eficaces que se deben emplear para luchar claramente contra el paro forzoso, es la puesta en marcha de las fábricas y empresas  cerradas o infrautilizadas, mediante incluso la confiscación o expropiación por parte del Estado, para fomentar la producción. El Estado a través del resto de las Administraciones Públicas deberá garantizar el salario fijado por convenio y prestar ayuda financiera y técnica a los trabajadores que, antes de admitir el cierre de las instalaciones,  asuman organizarse en cooperativa o en cualquier otro modelo de economía social.

 “Para luchar claramente contra los desahucios y el problema de la vivienda, el Gobierno legislará para proceder a la expropiación de los inmuebles y viviendas no ocupadas durante un año, sin justificación, o que estén abandonadas y fuera de uso, para que puedan realojarse las familias sin viviendas y sin recursos para alquilarlas. En su caso también serán utilizadas como centros culturales y de ocio social. La entrega y uso de cada inmueble debe estar controlado por las Asambleas Vecinales de cada barrio o pueblo, con representación de los sindicatos y otras organizaciones sociales acreditadas.

 “El Estado garantizará por Ley que los alquileres e hipotecas para viviendas social  de primera ocupación no superen en ningún caso el 10 % de los ingresos familiares, de aquellos núcleos de familia que tengan dificultades económicas, siendo revisadas y apoyadas por los Servicios Sociales que emitirán el informe fehaciente para acogerse a la legislación, para hacer cumplir la afirmación “ninguna familia sin techo” paralizando de inmediato los embargos de viviendas y enseres de las viviendas de las familias trabajadoras y los desahucios hasta conseguir una solución habitacional.

“Con el objetivo de poner freno a la inflación que perjudica a los salarios, es preciso legislar para evitar las subidas arbitrarias de las tarifas de precios sin que sean autorizadas por la Administración Pública. Si algunas empresas, incluso las privatizadas, dicen que no pueden garantizar la calidad de los servicios y productos, el Estado debe proceder a su renacionalización o remunicipalización, sin indemnización y ponerlas  democráticamente bajo control social, para garantizar el nivel medio de la producción.

“Para acometer una Reforma Agraria moderna con el objetivo prioritario de poner fin al paro, la miseria y la escasez de trabajo en  los pueblos, que permita ofrecer soluciones dando faena a las familias trabajadoras, jornaleras y campesinas, paliando a su vez las necesidades alimentarias de la población, el Estado acometerá la Legislación necesaria para expropiar los grandes latifundios agrícolas y ganaderos de más de 200 Ha comenzando por aquellos que están insuficientemente cultivados o se mantengan improductivos, para ponerlos en explotación, con el concurso de los Sindicatos Agropecuarios en régimen de Cooperativas.

“Con el fin de contrarrestar la huelga de capitales y el boicoteo financiero, se procederá a la nacionalización, con indemnización en casos de necesidad comprobada y bajo control democrático de los trabajadores, de los grandes monopolios y multinacionales para que con estas palancas económicas fundamentales en poder del Estado y a través de su gestión social y democrática, pueda llevarse a cabo un verdadero Plan de Producción que permita sacar al país del estancamiento, produciendo más entre todos y repartiendo con justicia el fruto del trabajo, para salir de la difícil situación  en la que estamos sumidos.

“Para garantizar los recursos necesarios que hagan efectivo dicho Plan y el resto de las medidas antes enunciadas,  se planificará la nacionalización del sector financiero unificándolo en un solo banco público, con indemnización en casos de necesidad comprobada y bajo control democrático de los trabajadores. Esta medida, no solamente garantizará controlar los recursos económicos del país en beneficio de la mayoría, sino que permitirá conceder créditos baratos a las familias trabajadoras de los autónomos, pequeños productores, pequeñas empresas, fomentando el cooperativismo y la economía social autogestionariamente, de  amplios sectores del consumo y la producción.   Se garantizarán por el Estado los depósitos de los pequeños ahorristas individuales, empresas familiares, Pymes y todos los sectores de economía social de carácter cooperativo, así como se prestaría apoyo a todos los emprendedores que garanticen los puestos de trabajo de sus empresas.

 “Este es un verdadero programa a favor del pueblo y de las familias trabajadoras. Pero es evidente que este programa no lo van a aplicar los empresarios y su gobierno por las buenas. Solamente con la lucha y la movilización de masas podemos arrancar una gran parte de estas demandas, o que se pongan en marcha con la conquista de un Gobierno de izquierdas.  Para que todas sean efectivas y  llevadas a la práctica, es completamente necesario un gobierno fuerte de los trabajadores, un gobierno de conjunción entre PSOE, PODEMOS, IZQUIERDA UNIDA/U.P, con los grupos ecologistas y los sindicatos de clase, que responda de verdad a las demandas de sus bases sociales.  Es preciso arrancar el gobierno de las  manos de los partidos de Derechas, que son defensores de la patronal y la burguesía, aunque ellos resistirán y harán todo lo posible por boicotearlas y frustrarlas. Un gobierno de los trabajadores será posible cuando la mayoría de las clases laboriosas de nuestro país acepte, acuerde y defienda este programa. Solamente entonces tendremos la fuerza suficiente para echar abajo los gobiernos corruptos al servicio del capital y comenzar la transformación socialista que anhelan y necesitan  los pueblos.

“Para ello es preciso buscar la unidad mediante una coalición amplia de las izquierdas, que movilice a los trabajadores, reorganice las asambleas de barrios y de fábricas, potenciando el sindicalismo de clase, apoyando a la juventud, al feminismo, al ecologismo y demás fuerzas de progreso, a las que les pedimos que participen, colaboren, controlen  y autogestionen este plan de acción. Esta gran coalición sería absolutamente democrática, con la táctica de marchar y luchar juntos,  manteniendo cada colectivo su organización, pero votando y actuando todos juntos contra las derechas.

“La mejor manera de ganar a la mayoría de la clase trabajadora para defender este programa común, un auténtico programa socialista,  las organizaciones de esta Conjunción, tanto sindicales y la izquierda en general, deberíamos unificar nuestras luchas y reivindicaciones, como insistentemente vienen demandando cientos de miles de activistas, juveniles, vecinales, sindicales y de consumidores. En concreto, no está justificada la dispersión y división del movimiento de la izquierda, cuando la Derecha lleva años unida en torno al PP, aunque ahora empieza su división con el surgimiento de Ciudadanos, situación que tendríamos que aprovechar.  Habría que agitar por la UNIDAD del movimiento de los trabajadores,  marchando hacia un  Consejo Sindical Unitario y Democrático, con plena libertad de organización y corrientes internas en su interior, para todos poder defender con absoluta libertad nuestros planteamientos y propuestas, y que las decisiones se tomen democráticamente, refrendadas por las Asambleas generales de cada barrio, distrito y/o pueblo.

“Los activistas de  izquierdas deberíamos desarrollar un trabajo sistemático en la base de los sindicatos y entre los trabajadores, no solamente en CCOO, UGT, CGT, SAT, S.E y otros, sino que es preciso que surjan y se desarrollen alas de izquierdas en las mismas, para oponer alternativas organizadas a los dirigentes que tiendan a la burocratización. Es urgente la convocatoria de elecciones sindicales libres en una misma fecha, para actualizar la representación  democráticamente, para que tengamos capacidad de nuevos liderazgos que intervengan audazmente en las luchas y movilizaciones de los trabajadores, en defensa de las reivindicaciones y derechos.  En concreto, las bases tienen que exigir que todo dirigente deba ser elegido y revocado en cualquier momento por la misma base que lo eligió y que ninguno de ellos cobre un salario superior al salario medio de un trabajador cualificado de la rama por la que es elegido, para luchar firme y honestamente contra el peligro de la burocratización y la corrupción en las filas de la izquierda.

“Para formar  ese Consejo Sindical Unitario y Democrático antes dicho, de todas  las organizaciones que puedan alcanzar representación democrática, se contará con los propios trabajadores elegidos para desarrollar sus reglamentos y estatutos con la idea de conectar con los activistas y los elementos más conscientes y avanzados dentro del sindicalismo de clase, en la perspectiva de formar una verdadera organización sindical unitaria de masas, verdaderamente democrática, que sea capaz de ganar para el programa del genuino socialismo, a la mayoría de la clase trabajadora.  La formación de Coordinadoras Sindicales que engloben a las organizaciones de izquierdas, asambleas populares, sindicatos, secciones sindicales, comités de empresas, delegados de personal y comisiones internas coordinadas local, provincial y a escala Federal, son fundamentales en esta tarea de reorganización, potenciación y unificación del movimiento sindical.

“Porque mientras tengamos el Derecho de opinar y quejarnos, pero que sean otros, como los grandes empresarios y banqueros, los que decidan lo que tenemos que hacer, jamás habrá una auténtica democracia,  ni podremos avanzar hacia la superación de modelo capitalista, sino que tendremos una fachada de aparente democracia  que esconde en realidad la dictadura del gran capital.  Necesitamos una democracia auténtica, una democracia de la mayoría que somos los trabajadores, pero basada, NO en funcionarios y burócratas, algunos de los cuales han sucumbido ante la corrupción, sino en el control directo y democrático de la gestión sindical, política, económica , social, ecológica y cultural de la sociedad.  Si los trabajadores somos la mayoría, lo lógico es que la representación corresponda a una “democracia de y para los trabajadores”, basada en la participación y el control de la población por medio de comités y asambleas en cada centro de trabajo, por barrios y en cualquier lugar donde se disputen tomar decisiones que afecten al pueblo.  Las tareas de la gestión y administración de lo público no deben estar confiadas exclusivamente a “especialistas” que se separan del pueblo, sino que deben ser ejercidas por el conjunto de la población, incluyendo por ley la rotación en los cargos y mandatos.

“El verdadero Socialismo es internacionalista o no es nada, porque de lo contrario se convierte en un sucedáneo o en una perversión, por lo cual, habría que compartir solidariamente estos métodos de lucha, en un primer momento hacia los hermanos de Europa, pero también en América Latina y el resto del mundo, buscando alianzas internacionalistas con grupos afines, para hacer frente con más garantías a cualquier intento del imperialismo por sofocar o impedir las legítimas y democráticas aspiraciones de los pueblos a la transformación social y poder avanzar conjunta y decididamente hacia la Confederación Socialista Mundial, planificando en común en base a la democracia social los enormes recursos productivos que nos ofrece el planeta en beneficio de la mayoría de los seres humanos.

“ Urgente y preciso es,  que un nuevo Gobierno de los trabajadores acometa con firmeza la iniciativa de recuperar la  Memoria Histórica, que es una demanda de Justicia para todos aquellos que lucharon y ofrecieron su vida con generosidad y valor sin precedentes, contra el Golpe de Estado franquista y la defensa de la República, la democracia y la libertad.  Cientos de miles de personas  fueron asesinadas, internadas en campos de concentración, encarceladas, arrojadas al exilio o asesinadas en las cunetas en las que yacen todavía miles de seres humanos, habiendo sido permanentemente reclamados por sus familiares queridos, que se sienten frustrados y engañados tras cerca de 40 años de “democracia” y otros 40 de cruel dictadura.   Es  inaplazable  legislar y dotar a los poderes del Estado de presupuestos suficientes para,  no solamente recuperar esa Memoria Histórica y conseguir una Justicia y Dignidad nunca reconocida, como  la recuperación y sepultura digna de los cuerpos,  sino para aprender de las lecciones del pasado y reatar el nudo con aquella generación que murió en defensa de la igualdad, la justicia y la libertad para poder construir una sociedad mejor, por la que tenemos el deber de seguir luchando. 

“Por ello, es más necesario que nunca la lucha decidida por un Estado Federal, laico, republicano, socialista, plurinacional, democrático  y cooperativo, que camine al unísono para fortalecer una Unión Socialista de los Pueblos de Europa, como primer paso para la formación de una Confederación Socialista Mundial, para que en un plano de igualdad, colaboración y apoyo mutuo entre todos los pueblos del planeta, podamos avanzar hacia un mundo mejor, desterrando los enfrentamientos, buscando con Respeto y Solidaridad la PAZ  y asumiendo el único camino de la democracia plena para resolver los conflictos y se inicie el camino para eliminar las guerras y los enfrentamientos nacionales que están abocados al exterminio de la humanidad.  Es preciso caminar en pro del reparto equitativo de las riquezas para que la economía pase a estar al servicio del género humano y no de unos cuantos cientos de multinacionales dominadas por unos elementos que están destruyendo el planeta y que en el fondo, no han sido elegidos democráticamente, sino por su “dictadura billetera” para defender los intereses de sus amos, los poderosos banqueros y parásitos del gobierno mundial en la sombra.

“Con la participación activa y democrática de la mayoría de la población que es la clase trabajadora en lucha por estos objetivos sociales, estaríamos en condiciones de avanzar hacia una verdadera sociedad pacífica y democrática , donde, una vez liberados de la lucha cotidiana por la supervivencia debido a la escasez a la que nos somete el capitalismo, y con los medios de producción bajo control democrático de la mayoría de la sociedad, los trabajadores y nuestras familias podríamos participar conscientemente en todas las decisiones políticas, económicas, sociales, ecológicas y culturales de una nueva sociedad basada en la ética, poniendo al ser humano en el fundamento de la economía y ésta al servicio del conjunto de la Humanidad”.(*)

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A

 (*) Extracto resumen de la enmienda  presentada por  la Asamblea de Izquierda Socialista de Málaga-PSOE.A aprobada por unanimidad para el borrador del Programa Electoral en la Conferencia de Madrid del P.S.O.E. del 14 y 15 de noviembre pasado.  


22 de enero de 2016

CUMBRE DEL CLIMA EN PARÍS: ¿"Histórico acuerdo" medioambiental o farsa?

cumbre cambio protestaLa propaganda capitalista ha trabajado a toda máquina para vendernos la Cumbre del Clima de París, que terminó el pasado 12 de diciembre, como un avance histórico que pone los cimientos para frenar el calentamiento global provocado por la emisión de gases de efecto invernadero como consecuencia de la actividad industrial. 

El optimismo con el que se abordó esta cumbre, la vigésimo primera realizada, radicaba en la participación de 195 países, la práctica totalidad, incluyendo a China y Estados Unidos, los mayores emisores de CO2 a la atmósfera con el 25,3% y el 14,4% del total, respectivamente.

El acuerdo alcanzado, que pretende rebajar la emisión de gases de efecto invernadero hasta adecuarla a la capacidad de absorción del planeta en 2050 y que el incremento de la temperatura no supere los dos grados al finalizar el siglo, se apoya en dos compromisos:

a) Un límite global de emisión de dichos gases que es “vinculante” pero que se concreta en que cada país hace su “contribución” presentando un plan de reducción de emisiones propio. En dicho plan no se tendrá en cuenta el límite global sino el esfuerzo que cada país decida realizar, teniendo de plazo hasta abril para presentarlo. 

b) Un presupuesto de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, y revisable anualmente, más pensado para luchar contra las consecuencias del cambio climático que para adaptarse a la reducción de las emisiones.

El problema de este acuerdo es que se trata de una mera declaración de intenciones en la que nada es obligatorio y en la que no se prevén sanciones para aquellos países que no cumplan con sus propios planes, unos planes que ni tienen por qué ser proporcionales al impacto generado, ni al dato global de emisiones. Si cada país puede reducir sus emisiones en la cantidad que considere oportuno, ¿mediante qué mecanismo se garantiza un valor global de emisiones adecuado? El cinismo es de tal calibre que se asume que el fracaso del Protocolo de Kyoto fue consecuencia de sus excesivas exigencias (preveía emisiones en función del peso específico del país y sanciones para quien no las cumpliese) lo que llevó a que muchos países no lo suscribieran. Conclusión: si no se marcan objetivos individuales ni sanciones, nadie tendrá problema para firmar el acuerdo. Que los gobiernos se nieguen a firmar un acuerdo vinculante porque no tienen intención de reducir las emisiones parece ser un detalle irrelevante. 

El motivo por el que los gobiernos de todo el mundo se ven obligados a realizar estos paripés no es su conciencia ecológica, sino cubrir el expediente ante una preocupación social cada vez más extendida.

Hacia una situación límite.-
Hay multitud de datos contundentes que sustentan la tesis de que el calentamiento global (aumento de la temperatura media) no es un proceso natural, sino que ha sido generado por la industria capitalista. La cuestión fundamental es que este calentamiento choca con el periodo en el que deberíamos estar desde una perspectiva geológica, aunque se puede argumentar que nuestra ciencia no entiende la dinámica climática desde una escala geológica, esto es absolutamente minoritario y tiene poco o ningún respaldo empírico. Por el contrario la tesis antropogénica (cambio climático provocado por la actividad del hombre) está respaldada por datos: la composición de nuestro aire es un 40% mayor en dióxido de carbono (principal gas de efecto invernadero) de la que existía en la era preindustrial, hay cambios en la composición de los gases del efecto invernadero que dan lugar a composiciones que nunca existieron, aparecen gases metano y otros elementos del efecto invernadero que son recientes (y están vinculados a la actividad industrial), etc.

También existe un enorme consenso científico en torno a la magnitud y a las consecuencias de dicho calentamiento. La ONU está manejando un escenario (que ya ha tenido que corregir al alza en varias ocasiones) de incremento de la temperatura media de 5 grados a finales de siglo, de mantener el tipo y el ritmo de crecimiento actual. Estos mismos estudios plantean que un aumento de 3 o 4 grados en la temperatura global se asociaría, inevitablemente, con la desaparición de una gran parte de los ecosistemas terrestres y marinos: por ejemplo el Amazonas. Y muchos otros hablan del colapso de la civilización contemporánea como consecuencia del colapso de los sistemas agrícolas y la imposibilidad del mantenimiento de los sistemas urbanos y los niveles actuales de población mundial. 

Existen cientos de estudios serios que plantean escenarios todavía más complicados como subproducto del calentamiento. Uno de los más documentados, y de consecuencias catastróficas, es el riesgo inminente de liberaciones supermasivas de metano (un gas de efecto invernadero cien veces más poderoso que el dióxido de carbono en el corto plazo) desde Siberia, como producto del derretimiento acelerado del permafrost (capa del suelo permanentemente congelada en las regiones polares) de las estepas y lechos marinos árticos, con el consecuente incremento de la temperatura media por encima de los 10 grados.

Pero siendo esto de enorme gravedad el deterioro medioambiental no se acaba con el calentamiento global: la contaminación de los recursos hídricos, la liquidación de ecosistemas fundamentales para mantener el equilibrio de la vida en la tierra (Ártico, Amazonas…), la contaminación atmosférica en las principales ciudades del mundo, la deforestación, el tratamiento de los residuos sólidos… Después de casi dos siglos de dominio, la burguesía nos ha puesto cara a cara con nuestra propia desaparición como especie.

Hace tiempo que se viene hablando de la irreversibilidad en la degradación ambiental, es decir, que existe un punto de no retorno al cual no debemos llegar y a partir del cual los efectos acumulativos nos pasarán factura sin que tengamos ninguna posibilidad de combatirlo. Cada día que pasa, nuevas voces autorizadas se suman a la advertencia de que nos acercamos a él peligrosamente.

Cambiar el sistema para salvar la Tierra.-
Lo que hay que entender es que en el capitalismo las fuerzas productivas no responden a criterios sociales o de bien común, sino a intereses individuales en contradicción con otros intereses individuales, que dan como resultado una anarquía de mercado que imposibilita cualquier tipo de planificación del sistema productivo. Esta es la naturaleza del capitalismo. La actual crisis de sobreproducción viene a agravar esta situación, ya que está provocando una lucha más encarnizada por el control de unos mercados cada vez más escasos. Esto hace que el margen que los poderes económicos tienen para hacer cambios cosméticos sea menor que hace unos años, en plena expansión.

Cuestiones vitales como la sustitución de las energías de origen fósil por renovables son inviables desde el punto de vista de los poseedores de los medios de producción —que son los que deciden qué inversiones y para qué se realizan—, por el enorme desembolso que implicaría el desarrollo e implantación de las mismas. Es por esto que la energía nuclear de fisión, algo que parecía olvidado por su enorme potencial destructivo y contaminante, está retomando fuerza para sustituir en el corto plazo a los combustibles fósiles. El capitalismo no tiene nada que ofrecer. 

Por eso la única lucha realista por salvar el planeta se debe inscribir en la lucha por transformar el sistema capitalista en un sistema económico cuya planificación democrática de la economía siente las bases para hacer compatible el desarrollo científico y técnico de la humanidad con la sostenibilidad del planeta. La lucha por el socialismo es más necesaria que nunca. 

Escrito por Javi Losada.