30 de noviembre de 2015

MANIFESTACIONES DE RECHAZO A LA GUERRA Y AL TERRORISMO.

Numerosas manifestaciones en cerca de 30 ciudades españolas recorrieron el pasado sábado 28-11 las calles y plazas,  como repulsa y condena a los ataques terroristas de París,  expresando asimismo un rechazo contra la guerra y los bombardeos, que  se mantienen y acrecientan en Siria, que están afectando a la población civil  causando muchos miles de muertos.    

Había pancartas que protestaban ante la grave situación de tensión  con lemas como,   “contra el terrorismo, contra la islamofobia y contra sus guerras”,  “No a los recortes democráticos”,  “Ni los recortes de libertades ni los bombardeos nos traerán la seguridad y la Paz”, eran algunas consignas,  junto al  “No en nuestro nombre”, expresado en el texto del llamamiento promovido por la presidenta de la asociación víctimas del terrorismo, Pilar Manjón, con la firma y el apoyo de más de 34.000 personas de la cultura,  el arte y otros sectores.

Volvía a estar latente el espíritu de las masivas manifestaciones de repulsa a la guerra de Irak del año 2003, que empieza a desarrollarse en estas manifestaciones. El carácter reaccionario y belicoso del PP ha quedado al descubierto, tanto antes,  con su implicación en la guerra imperialista de Irak, con la posición “guerrera” de Aznar,  como  en la actualidad, donde éste sigue desde atrás azuzando a Rajoy y su gobierno para que se enfanguen hasta las cejas de nuevo,  en ese barrizal de sangre por petróleo.   Aquella terrible matanza contra un pueblo iraquí  inocente, basada en una gran mentira,  gente que había estado sufriendo durante años, tanto la Dictadura de Hussein como el embargo criminal auspiciado por EEUU y sus aliados con el beneplácito de la ONU, que contó también con la complicidad y el apoyo de Aznar, Bush y Blair,  el odiado Trío de las Azores, que con sus mentiras, lo único que consiguieron es desestabilizar  durante lustros toda esa zona sumiéndolos en el caos,  con el verdadero objetivo del control del petróleo.

La derecha imperialista y la doméstica del PP criticaron bastante la retirada de las tropas que había prometido el PSOE, cuando Zapatero cumplió el mandato recibido de las urnas,  ordenando el retorno del ejército, siendo una de las medidas más aplaudidas por el pueblo que había luchado en las calles, con masivas manifestaciones de protesta y el “No a la guerra”,   movimiento que se reanuda de nuevo como vimos el sábado, aunque algunos medios de comunicación burgueses, o han silenciado la noticia o han tergiversado la realidad, al ofrecer datos ridículos en Madrid donde algunos medios dicen que hubo unas mil personas, cuando las fotos de la manifestación lo desmiente claramente  porque se observan decenas de miles, al igual que en Barcelona, que también fue masiva la protesta, siendo incluso ridiculizada o ignorada por algunos “Mass Media” burgueses que se reclaman de prestigio y mienten más que hablan.

El debate está bastante sesgado hacia las posiciones de giro a la derecha en apoyo del gobierno Rajoy, que por otra parte, está jugando un papel nefasto en la situación actual, por su falta de definición de su postura, al temer que,  si desata sus instintos belicosos, pueda perder votos ante la inminente confrontación electoral.  Es también criticable el papel de Rajoy ante los debates previstos. El diario El Pais ha organizado para hoy un debate a cuatro, al que Rajoy anuncia que no va a asistir, no sabemos si por miedo a hacer el ridículo o por desprecio a las minorías, porque dice que solo debatirá con Pedro Sánchez.  También hace dejación de sus funciones como cabeza de lista del PP cosa que no ha ocurrido nunca en ningún país democrático, enviando a su  vicepresidenta Sáenz de Santamaría  a otro debate a 7, que por otra parte, es totalmente injusto al dejar fuera a IU/UP, que es precisamente una fuerza con legitimidad por su posición en la representación parlamentaria, pero que con más firmeza critica la corrupción y la posición del Gobierno, denunciando sus errores y su implicación en las guerras. 

La posición belicista del PP desde que ganó las elecciones en 2011 ha sido clara,  pues ha convertido al Estado español en un gigantesco campo de aprovisionamiento al servicio de la maquinaria militar estadounidense, cediéndole soberanía, sin Referéndum popular,  como democráticamente sería preceptivo, entregándoles a EEUU  más poder tanto en Rota, Morón y otros enclaves militares. 

Con las movilizaciones del pasado sábado, el pueblo ha empezado a moverse a pesar de que la clase trabajadora y la juventud estamos siendo víctimas de una presión constante de la propaganda de los potentes medios de comunicación manejados y al servicio de los intereses de los capitalistas, de sus valores, costumbres y relatos alienantes y desmoralizadores, criticando y cuestionando la entrada en su guerra,  que en nada va a mejorar las condiciones de vida de las masas, sino que iremos a peor, si no se lucha por detener esas matanzas, como expresaba una de las pancartas principales que decía “Si nos meten en la guerra, vamos a la Huelga. No a la guerra imperialista”, firmada por el Sindicato de Estudiantes que desfiló llevando detrás un amplio cortejo juvenil.

Debido a la gestión de la crisis capitalista durante estos cuatro años por el Gobierno de la derecha de Rajoy, que ha permitido una recuperación de los beneficios de la banca y del gran capital, a costa de un empobrecimiento generalizado de la clase trabajadora, la juventud y las capas medias, sectores cada vez más importantes de la sociedad están tomando conciencia de que este sistema capitalista, corrupto, degenerado y senil no nos sirve a los pueblos, sino que sirve a los multimillonarios, a sus multinacionales, al complejo militar industrial de EEUU y a sus colaboradores, pese a las enormes barreras que nos encontramos los ciudadanos oprimidos bajo la maquinaria del sistema capitalista, donde cada vez restringen más las libertades y los Derechos Civiles.

La clase dominante tiene prácticamente aplastada a las minorías más críticas mediante un cerco mediático brutal, que impide cualquier crítica rigurosa que cuestione el modelo capitalista, pero cada vez más jóvenes y trabajadores perciben la política burguesa de la derecha del PP como un negocio rentable para unos pocos corruptos, que disfrutan de una amplia impunidad, cuando nuestras aspiraciones políticas de defensa de una transformación social para un mundo mejor que beneficie a la mayoría,  no encuentran un cauce normal por donde expresarse, sofocada la información por la política oficial del Gobierno Rajoy.

Las escandalosas desigualdades entre las rentas de los ricos y la de los pobres es verdaderamente inadmisible,  porque los beneficios y los sueldos de los ejecutivos de la Banca, de las grandes empresas e incluso de los representantes políticos, son en realidad un drenaje constante, que impiden a su vez que esa “burocracia” ahora llamada “casta” sientan en verdad los problemas, sufrimientos y escasez que padece el pueblo trabajador.   Un sector de la sociedad mantiene todavía una cierta apatía política, que lejos de mejorar nuestros problemas, ha permitido a la clase burguesa dominante y a su Gobierno del PP que les es afín, realizar una política contraria a los intereses de los trabajadores.

Nuestra corriente Izquierda Socialista hemos venido denunciando la hipocresía de esta burguesía reaccionaria que nos gobierna, que favorece, permite y consiente que se haya aumentado la explotación y la opresión de los menos favorecidos de la sociedad, siendo lo más significativo de este aceleramiento de la  situación del proceso molecular de toma de conciencia de las masas, iniciándose el cambio de actitud de centenares de  miles de personas , que con su participación valiente en las manifestaciones del sábado pasado han expresado claramente su rechazo y condena, tanto al terrorismo asesino como al  imperialismo capitalista y su sistema injusto de reparto.

En estos momentos, es preciso pasar a la ofensiva y convertir este incipiente rechazo en una lucha sostenida y en la búsqueda de una alternativa consciente para transformar la sociedad, que no puede venir más que con la unidad y la organización de las fuerzas de izquierdas, tanto políticas como sindicales en defensa de todos los pueblos que luchan por  la Democracia y el Socialismo, rechazando de plano la guerra y el terrorismo.  Para ello tendrían que  iniciar, tanto los sindicatos UGT, CCOO, CGT, S.E. y otros,  una campaña informativa conjunta con los partidos de los trabajadores como PSOE, Podemos, IU/UP, haciendo un llamamiento a la movilización a todas y todos para luchar,  debatir e informar de la grave situación en la que nos han sumido,  rechazando el terrorismo yihadista, pero también la guerra imperialista y la opresión de los pueblos que se ejerce por las grandes potencias,  oponiéndonos a esa brutalidad continuada año tras año,  que representa el intercambio de sangre por petróleo y el recorte de los Derechos Democráticos que están planteando. Tenemos que recordar las palabras del abuelo Pablo Iglesias cuando declaraba: ““¿Qué es la guerra?:   Un crimen de lesa humanidad. Si, un crimen que todos, absolutamente todos, y especialmente nosotros los obreros, pues somos sus principales víctimas, debemos combatir””.

ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
 ispsoeandalucia.malaga@gmail.com






27 de noviembre de 2015

NI GUERRA NI TERRORISMO: ¡¡ DEMOCRACIA Y SOCIALISMO ¡¡


 

Cuando se produjo el brutal atentado terrorista que sufrieron los ciudadanos de París,  condenamos  públicamente la carnicería que dejaba centenares de muertos y  heridos.  Mostramos “toda la nuestra solidaridad con el pueblo francés. Nos posicionamos claramente  ¡Contra el terrorismo y la guerra¡”.  Reafirmamos la  condena a tan brutal atentado pero como decíamos también, “el terrorismo es una guerra psicológica.  La guerra es un terrorismo psicológico. Sin respeto, justicia e igualdad, nunca encontraremos la PAZ”.  Nuestra corriente sigue debatiendo en diversos foros sobre esta cuestión, con matices y posiciones al respecto,  por lo que vemos la necesidad de profundizar algo más, aunque este debate va a ser largo porque la situación se agrava por momentos, así que invitamos a profundizar en el análisis.  

Una de las características históricas del PSOE, que continuamos defendiendo algunos miembros de la corriente Izquierda Socialista es el antimilitarismo porque entendemos que la guerra es algo inherente al funcionamiento lógico del beneficio privado que busca el capitalismo y perjudica a los más pobres, por tanto, contrario a los objetivos que defiende el socialismo.   La lucha por los mercados y materias primas, entre los capitalistas de diversas naciones, agudizada ahora por la pugna inter-imperialista,  llevadas a su extremo, sigue produciendo conflictos que a veces derivan en guerras y en grupos que practican el  terrorismo.

La economía capitalista se encuentra en una grave crisis desde 2007/2008 que afecta al conjunto del planeta y la contracción de los mercados ha desatado una disputa con extremada violencia y saña por la hegemonía mundial y sobre todo, por las fuentes de petróleo, que es la palanca que mueve los grandes negocios de las multinacionales.  Detrás de cada guerra, como vimos claramente en la de Irak, fomentada con la gran mentira demostrada y asumida por el Trio de las Azores,  (excepto por el “listo de Aznar), se encuentran los enfrentados intereses de los grandes magnates que manejan las potencias imperialistas como EEUU, U. E. Rusia y China, que se ven de nuevo enzarzadas en esta terrible guerra de Siria, remanente y continuidad de la “sinrazón” de Irak,   que ahora ante el ataque terrorista sangriento perpetrado en Paris, ha sido respondido por el Presidente de Francia con la declaración de guerra y el incremento de los bombardeos, buscando a la desesperadas en visitas relámpagos, apoyos políticos y financieros.  De aquellos polvos vienen estos lodos.

El capitalismo en su fase imperialista no ha dudado en organizar guerras, mantener a dictadores afines, preparar golpes de estado para descarrilar las “Primaveras Árabes”, y cualquier otra maniobra para mantener,  poner o quitar gobiernos,  que sean títeres dóciles y afines,  para garantizar sus intereses económicos, el control del petróleo,  las materias primas y las rutas comerciales de gran valor geoestratégico para mantener su hegemonía.

Uno de las tareas fundamentales del debate del socialismo es señalar los diversos intereses en líneas de clase, que la burguesía intenta ocultar detrás de esas guerras y de los terrorismos, que son el producto de la desigualdad, la escasez, la miseria y la neocolonización económica a la que se ven sometidos los pueblos.  Con una campaña permanente de mentiras intentan cerrarle los ojos a los trabajadores y a las capas medias.  Algunas veces nos han vendido el producto bajo la excusa de guerras humanitarias, o para instalar la “democracia y la libertad”, mentira descarada comprobada por los resultados posteriores a las intervenciones bélicas recientes, cada vez más sangrientas y peligrosas.  Como han explicado los clásicos,  “ las guerras son la continuación de la política por otros medios”, por lo que representan un fracaso de la diplomacia capitalista, incapaz de encontrar una salida política cuando la situación se les va de las mano, o las provocan cuando les interesa para obtener más beneficios.

Las élites financieras dominantes  de los  cuatro grupos imperialistas más importantes,  enunciados anteriormente,  se enfrentan al terrorismo porque necesitan controlar una materia prima vital como es el petróleo porque les va en ello la supremacía mundial y el control de las reservas de crudo más importantes, que después de Arabia Saudita es la zona de Irak y Siria, como la de mejor producción y de más fácil salida hacia Europa.   No debemos olvidar que para atacar a Irak se desató una campaña internacional montada por la maquinaria de propaganda imperialista, que  no era más que una cortina de humo para ganar el apoyo de la opinión pública mundial y ahora están repitiendo la misma operación a una escala superior. Es preciso reconocer que desde  entonces han llevado a cabo enormes masacres contra todos los pueblos que han querido buscar un camino democrático, ahogando incluso en sangre las “Primaveras Árabes”, sumiendo a los pueblos en la misma situación de opresión de las dictaduras de los tiranos,  que antes eran sus aliados hasta que se rebelaron por los abusos y saqueos.

El balance de los desastres no ha podido ser ocultado por más tiempo, pues representa centenares de miles de muertos entre la población civil, con hospitales y escuelas destruidos, barrios enteros derribados, ciudades arrasadas, saqueo permanente del patrimonio cultural, desmembramiento de los países, con surgimiento de diferentes tribus enfrentadas, algunas fanatizadas y radicalizadas por sectores fundamentalistas religiosos, que olvidando el significado de PAZ que dice representar el Islam, se dedican al terrorismo más brutal e inhumano, al saqueo al chantaje,  habiendo surgido Al Qaeda antes,  y ahora el Estado Islámico, producto de la financiación y formación de Arabia Saudita, EEUU y otras potencias que fueron sus creadores, cuando ahora se alarman porque se les han rebelado y no se les someten.  

En la medida que EEUU y sus aliados, perdieron la guerra contra Sadam Husein, pese a su eliminación física y el empleo del enorme potencial bélico de última generación,  no quisieron implantar una democracia, ni fueron capaces de organizar un Estado que procurase la paz y el bienestar del pueblo, como se les prometía desde el aparato de propaganda imperialista.  Ocurrió todo lo contrario, cuando tuvieron que proceder a la evacuación de tropas por la coalición imperialista, la situación quedó totalmente desestabilizada con una enorme destrucción y gran sufrimiento para la gente a los que dejaron sumidos en la edad de piedra y tanto para el pueblo iraquí como para todo Oriente Medio  la situación de desgobierno se ha convertido en un polvorín tremendo.   Aquella operación de intercambio de sangre por petróleo ha creado toda esta situación convulsiva y las consecuencias de su extensión son muy preocupantes.

El imperialismo no podrá llevar nunca una solución a los problemas sociales de las masas oprimidas y empobrecidas por tanto sátrapa y mercenario al servicio del capital.  No podemos caer en la trampa del aparato burgués, porque el capitalismo y imperialismo juegan hoy el mismo papel opresor y de guerra de rapiña contra los pueblos, sean lejanos o cercanos. Necesitan las guerras para mantener el enorme complejo militar industrial que se han desarrollado como un monstruo y que ha consumido en el año 2014 un gasto global mundial de 1,8 BILLONES de dólares en presupuestos de guerras, que ellos llaman “Defensa”,  cuando habría que preguntarles, qué defienden,  quién atacó primero y cuál es la causa de esas guerras que siguen consumiendo ingentes recursos que son pronto convertidos en chatarra, destrucción, refugiados,  heridos y muertos.

El imperialismo salió tocado y desprestigiado de aquella aventura de Irak,  porque no pudo calcular con precisión el coste que tendría aquella ofensiva bélica “ilegal” que iba a provocar un movimiento de rechazo contra la guerra de cientos de millones de ciudadanos de todo el planeta, que puso de manifiesto el enorme potencial de fuerza de los trabajadores y la juventud, cuando se movilizan a favor de la PAZ,  con enormes manifestaciones permanentes (Y en nuestro país con la retirada de las tropas por el Presidente Zapatero). Se notaba una moral de victoria de las masas y una posición de derrota de los imperialistas, que tuvieron que cambiar momentáneamente de estrategia, aunque en la actualidad están incluso más crecidos y violentos, pero el ambiente de protesta contra “La guerra y el Terrorismo”, se empieza a caldear, pues hay convocada para el sábado próximo 28 de Noviembre, manifestaciones y concentraciones de “NO a la guerra” en Madrid y otras ciudades.  

Desde el socialismo democrático, (No así desde algunas corrientes socialdemócratas que han caído rendidas en los brazos de los imperialistas),  seguimos defendiendo que debemos luchar contra las guerras de los capitalistas, porque es una tarea irrenunciable que la juventud,  la clase trabajadora y los sectores menos favorecidos de esta sociedad tenemos, ya que nuestros intereses son  antagónicos a los de ellos, ya que ellos pones las bombas y la maquinaria de guerra pero es el pueblo quién pone siempre los muertos.  Al igual que hicimos cuando aquella horrorosa agresión imperialista a IRAK impulsando y participando en movilizaciones masivas con consignas como ¡¡ NO A LA GUERRA¡¡   debemos explicar que mediante movilizaciones masivas,  que deberían ser convocadas por los sindicatos de clase y los partidos de izquierdas, podremos frenar esta carnicería a la que nos quiere arrastrar el imperialismo, con Hollande a la cabeza, arrastrando al gobierno del PP de  Rajoy y a los que se les han sumado acríticamente.  

La situación es muy complicada porque todo el aparato de propaganda está dando a entender que no hay más que una alternativa que es llevar la guerra hasta el final arrasándolo todo,  a los terroristas y a los millones de personas que no han podido abandonar esos territorios, que son los más pobres, porque todos los que ha tenido algunos recursos para huir de la guerra, se han jugado la vida buscando llegar a Europa para pedir asilo político y en torno a dos millones de personas este año, aunque la visión humanitaria de los gobiernos europeos brilla por su ausencia,  manteniendo un comportamiento criminal e inhumano, no cumpliendo las Leyes de Asilo, cerrando fronteras y dejando a miles y miles de personas abandonadas.

Como el socialismo marxista siempre ha venido explicando, la alternativa para esos pueblos oprimidos del mundo árabe, sean del credo que sean, es plantearse la lucha por un nuevo modelo de sociedad democrática y socialista, que los sindicatos, asociaciones sociales y partidos de izquierdas deberíamos estar apoyando,  pero ello implica la movilización y el apoyo solidario de la clase trabajadora internacional, condenando tanto el fanatismo terrorista religioso, como los imperialistas y sus aliados que apoyan guerras, bombardeos y carnicerías indiscriminadas. El pueblo necesita poder quitarse de encima los gobiernos corruptos, sean tanto de las burguesías árabes como europeas y el resto del mundo.  Necesitamos una lucha firme y sostenida en el tiempo,  para superar al capitalismo y transformar la situación, de forma solidaria entre la clase trabajadora de todos los países.

Las organizaciones sindicales y políticas deberían convocar con urgencia, después de las manifestaciones del sábado una Huelga General, exigiendo a la C.E.S. extenderla a toda Europa,  que se plantee un Alto el Fuego inmediato, por todos los bandos en litigio. Tampoco debemos tener mucha confianza en las medidas de la ONU, que está al servicio y a las órdenes de las 5 potencias que tienen derecho a veto.  Necesitamos luchar hacia el objetivo de una Confederación Socialista Mundial, que represente de verdad a todos los pueblos del planeta, mediante elecciones democráticas, para hacer posible la liberación social, nacional y económica de los pueblos del planeta. Pero no somos utópicos, sino que somos realistas, por lo que vemos que la situación es difícil,  pero debemos recordar aquella frase que dice “solo el pueblo salvará al pueblo” y aquella otra: “la emancipación de la clase trabajadora será obra de la propia clase, o no será”, por lo que seguiremos luchando por la alternativa, pues,  si queremos la PAZ solo la podremos conquistarla  mediante una lucha por una sociedad diferente, que ponga los recursos financieros y los grandes medios de producción que existen en la actualidad,  no al servicio de los imperialistas y sus guerras,  sino de los seres humanos para satisfacer las necesidades vitales, es decir, empezar a construir una sociedad democrática con respeto, dignidad  y Justicia,  que nos abra el camino hacia el genuino socialismo.

¡¡NI GUERRA NI TERRORISMO¡¡
¡¡ DEMOCRACIA Y SOCIALISMO ¡¡

José Martín Rodríguez.
Área de Comunicación.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com












25 de noviembre de 2015

DESPUÉS DEL 20-D, ¿ QUÉ PUEDE PASAR?

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Después de las próximas elecciones que se van a celebrar el 20-D, lo que se espera, según anuncian  las encuestas más fiables,  es que se termine con las mayorías absolutas, por lo que cualquier Gobierno que  surja  representará un gobierno débil, o de coalición,  que se enfrentará a una robusta oposición, tanto en el Parlamento como en la calle.   Algunas encuestas muy bien “cocinadas” dan como ganador al PP, pero perdiendo decenas de parlamentarios y la mayoría absoluta que antes alcanzó.  Otras encuestas dan vencedor al PSOE, pero todo está en el aire ya que los que aún no tienen definido su voto, o declaran “no saber” o se “niegan a contestar” representan un alto porcentaje, que será clave en el  escrutinio final. 

Por lo tanto, debemos partir de varias hipótesis que nos haga posible pronosticar en estos momentos qué ocurriría, tanto si ganan las izquierdas, como si ganan las derechas.  Si se diese este último pronóstico y  consiguiesen un pacto C’s con el PP, el giro a la derecha representaría más ataques a los trabajadores y más beneficios para la banca y el gran capital.  Esa situación, agravada por la ralentización de la economía mundial y sobre todo de China, junto con la conflictividad del terrorismo y las guerras, si las derechas se implican con el modelo “Aznar”, enfangándose en ese pantano peligroso de la guerra total, negando una salida diplomática y actuando de comparsa de los imperialismos en pugna por la hegemonía mundial, ese modelo presagia un negro futuro para Europa y el mundo.

 Si se consigue un gobierno de coalición de las izquierdas, que podría estar encabezado por el PSOE, con los apoyos de Podemos, Izquierda Unida y algunos otros,  las reivindicaciones del movimiento sindical y los movimientos sociales se fortalecerán y cobrarán impulso, tras un primer periodo de confianza y compas de espera de las masas,  para ver si los dirigentes del nuevo gobierno de izquierdas empiezan a cumplir sus promesas; si no lo hacen con la necesidad acuciante que esperan los sectores menos favorecidos y más perjudicados por la crisis económica, la clase trabajadora puede saltar a la lucha, además de que la burguesía podría empezar a torpedear al Gobierno desde el primer día, como vimos en Grecia, chantajeando con la amenaza del “rescate”, por lo que, de una u otra forma, el movimiento de luchas sociales arreciará buscando una salida por la izquierda.

La tercera opción sería la formación de un Gobierno de Concentración Nacional, implicando al PSOE,  (Cosa que Pedro Sánchez ha negado en la campaña electoral) que sería la alternativa a la desesperada de la burguesía y el capital, pero en momentos tan delicados, sería como empezar la legislatura en plena guerra, acabando con las libertades y deteriorando ampliamente la democracia.  Nuestra corriente ya ha advertido varias veces en los documentos debatidos que estamos radicalmente en contra de esta salida de pactos contra natura con la derecha, porque equivale a  asumir voluntariamente por la izquierda una “dictadura del capital” contra la clase trabajadora, que quedaría atada de manos y pies, exigiéndonos un tremendo sacrificio a favor de los capitalistas.


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La clase trabajadora aprende de las luchas y de su propia experiencia, aplicándose ese principio a los elementos y grupos más activos y avanzados que se verán forzados a llamar a la movilización para reivindicar mejoras que  antes  habían sido arrebatadas por el Gobierno de Rajoy  y  ha sido prometido su restablecimiento en la campaña electoral por los partidos de izquierdas.  Los nacientes reagrupamientos de las izquierdas emergentes,  se podrían conducir por consideraciones prácticas y harían avanzar a los movimientos sociales de acuerdo con los resultados obtenidos en sus luchas y se encontrarían con una audiencia receptiva y atenta que les exigirían ir más adelante.

Si conseguimos un gobierno de izquierdas, en estas condiciones, reforzados por el triunfo en las urnas de los trabajadores, todo el movimiento socialista y progresista experimentaría una fase de renovación.  Con el nuevo Estatuto de los Trabajadores y la derogación de la Reforma Laboral de Rajoy, apartaría  a los delegados sindicales que están anquilosados,  desprestigiados y algunos, contaminados, que se han mantenido en las cúpulas por la inercia del periodo de auge anterior y sus pactos con la patronal con nulas conquistas sociales.   Se potenciarían los movimientos en las fábricas y tajos, pues los dirigentes sindicales locales que no se adapten a los cambios exigidos por el nuevo ambiente de los trabajadores en lucha, serían expulsados del movimiento o surgirían  nuevos sindicatos, si el tapón burocrático impide el desarrollo normal de renovación.

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Igualmente los representantes políticos de los partidos, que en la actualidad se seleccionan a sí mismos, a través de una escasa democracia interna por su deriva liberal y de reformismo sin reformas,  que ha desarrollado un cierto proceso de burocratización tendría que adaptarse y reflejar el nuevo ambiente y cumplir con las promesas o serían cuestionados y apartados, porque podría darse el fortalecimiento de corrientes críticas internas, en el plano político y en el sindical, dado que las bases se encuentran en un estado de “indignación” creciente desde las movilizaciones del 15-M, que ahora podrán tomar el camino de más politización y  lucha.   

Incluso en las Agrupaciones del PSOE y en el seno de otros partidos se reflejaría este nuevo ambiente de lucha y politización, surgiendo nuevas corrientes de oposición de izquierdas.  Lo que si es cierto es que, más temprano o más tarde, el avance de la lucha entre las clases provocará una  revitalización con lo cual se renovarán los movimientos sociales, sobre todo, empezando por la juventud y los sectores más avanzados, que continuarán su radicalización buscando una alternativa más a la izquierdas, incluso surgiendo alternativas anticapitalistas fuertes, más temprano o más tarde.

Dadas esas condiciones, los partidos de derechas, tanto PP como C’s y otros, también sufrirán crisis internas con realineamientos e incluso surgimiento de grupos declaradamente fascistas, que podrían resultar de escisiones de esos agrupamientos amplios de derechas, donde hasta ahora, por la “pomada del poder y la corrupción”, han cabido en el PP todas las sensibilidades buscando y consiguiendo un puesto “Cara al Sol”, desde el centro, el “extremo centro” y la derecha más rancia, pero ese período de unidad  se ha terminado y saltará por los aires, pronto o  tarde,  a partir del 20-D.    

Pero igualmente en los partidos de la izquierda,  si el reformismo empiece a quedarse anclado en el estrecho margen que ofrece el capitalismo,  estén en el gobierno o en la oposición, ofreciendo solo pequeñas reformas cosméticas, que no alcancen las necesidades y expectativas de las masas en acción,  podrían darse cambios bruscos y repentino en la toma de conciencia de las masas que empujarían a rápidas formaciones de corrientes reformistas mucho más a la izquierda, o incluso centristas con bases de masas no descartándose el fortalecimiento de corrientes claramente revolucionarias, que ofrezcan una salida socialista al sistema capitalista, que quedará anclado en su recesión y sus guerras.

Si el nuevo Gobierno que surja de las urnas el 20-D, que esperamos y seguimos luchando para que sea de Izquierdas, se  niega o titubea en ofrecer una alternativa audaz a la política de recortes, austeridad y ataques que ha venido llevando a cabo el Gobierno del PP, incluso en términos de reformismo de izquierda,  y fracasara en un medio plazo frustrando las esperanza de los votantes,  la lucha de la clase trabajadora podría tomar un camino más firme con corrientes extraparlamentarias, empujando a los dirigentes sindicales hacia posiciones mucho más a la izquierda, enfrentando claramente  la lucha de clases contra la Patronal y contra las Derechas, con un resurgir claro del movimiento sindical de masas que se volverá muy crítico, cristalizando en esos momentos amplias y potentes alas de izquierdas en el interior de los  sindicatos, como GanemosCCOO,   Izquieda Socialista de UGT,  u otras nuevas, pero también en los partidos de los trabajadores o incluso por el exterior.

En el caso de que las Derechas consiguieran reagruparse para formar Gobierno entorno al PP y C’s,  apoyados por  las burguesías periféricas como DiL (sucesor de CDC), PNV y otras bisagras oportunistas que siempre les han apoyado, ese nuevo  Gobierno más a la derecha, atacaría de inmediato con la hoja de ruta de la Troika, agudizando los recortes y ataques a las masas trabajadoras, pero  tendría que enfrentarse a la resistencia de los trabajadores, con una oposición cada vez más radicalizada de la clase obrera que empezaría  a hacerse más fuerte,  expresando la ruptura del pacto social que lleva moribundo estos últimos años.  Si la burguesía representante de los capitalistas intentara detener a las movilizaciones de masas, que sin duda se darían,  recurriendo a las Leyes “mordazas” y represivas”, en momentos de luchas álgidas,  los intentos a la desesperada de represión,  podrían causar el efecto contrario al esperado, es decir, podrían radicalizarse y derivar en posiciones revolucionarias.

Por tanto, las perspectivas básicas con las que debemos seguir trabajando en nuestra corriente Izquierda Socialista es en la probabilidad de la intensificación de la lucha de clases que se van a ver reflejadas dentro de las filas del movimiento de masas.   Nuestro trabajo diario dentro del Partido, en los movimientos sociales y en los sindicatos de clase,  debe estar imbuido por las ideas socialistas y el análisis metodológico del materialismo dialéctico, una táctica correcta y compañera, una defensa firme de la democracia interna y externa, así como lo más importante, que es dotar al partido de un genuino programa socialista, en base a lo acordado en los últimos debates internos por nuestra corriente. (*)

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El PSOE necesita una catarsis y una autocrítica, pero tenemos que hacer un llamamiento a los trabajadores y capas medias para darle un apoyo “crítico” que permita cerrarle el paso a las Derechas,  pero votar solo no basta, como hemos venido insistiendo, sino que la juventud y los trabajadores debemos dar un paso adelante y organizarnos en el plano político  para seguir la lucha por el “Genuino Socialismo Obrero”,  que nos permita seguir mirando al futuro con confianza, basándonos en un trabajo paciente pero firme, en defensa de nuestros ideales que están encaminados a construir una sociedad mejor y más justa para todo los seres humanos.

Tenemos que analizar siempre las perspectivas generales a la luz de los acontecimientos, con el propósito de corregir errores, seguir formándonos,  renovar, ampliar y modificar los aspectos que se deban hacer, pero sin renunciar nunca a la democracia y al socialismo que nos permita superar el sistema capitalista, corrupto, decadente e inservible para resolver las cuestiones sociales, que solo podrán encontrar soluciones duraderas con un cambio de sistema,  empezando la construcción del nuevo modelo de sociedad solidaria y justa al que todas y todos los seres humanos anhelamos y tenemos derecho.

En estas nuevas circunstancias que se nos abren tras la confrontación electoral del 20-D,  se presentarán oportunidades que favorezcan a nuestra corriente Izquierda Socialista, que justificarán el esfuerzo político que hemos mantenido algunos, durante décadas,   desde el abandono del marxismo en el 28 Congreso por el triunfo de Felipe González, que nos permita restauran y defender, tanto la democracia interna plena en el seno del PSOE, como para ganar la mayoría para las ideas del socialismo marxista,  federal, republicano, democrático, laico, solidario, internacionalista y plurinacional, que hemos venido defendiendo como corriente de opinión durante todos estos años, creciendo ahora de forma más vigorosa con la incorporación de jóvenes socialistas, porque si la dirección comete errores graves de pactos con la derecha, podría iniciarse el declive hacia la “pasokización”.
   
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También hemos  de agradecer a todas y todos los compañeros que han venido ayudando en el mantenimiento de la corriente, algunos con aportaciones personales, otros asimismo realizando un trabajo teórico de formación de nuestros cuadros,  que es preciso potenciar, pues sin apenas recursos como corriente interna,  con muchas dificultades y falta de atención suficiente por parte de la corriente oficialista,  nos hemos visto obligados a llevar a cabo nuestras tareas.  Prácticamente sin ayuda institucional ni orgánica,  practicando la “autogestión obrera y la autofinanciación”, con enorme esfuerzo personal de los militantes,  para superar las adversidades, hemos venido aportando análisis, propuestas, enmiendas, documentos y  revistas;  organizando actos y conferencias, la mayoría de las veces con recursos propios,  recordando permanentemente las palabras del abuelo Pablo Iglesias, cuando decía aquello de: “En momentos claves hay que optar, o con la burguesía o con los trabajadores” y nuestra corriente nunca hemos tenido dudas, siempre hemos apostado y lo seguimos haciendo en defensa de los intereses de la clase trabajadora a la que el socialismo se debe, pero también apostando firmemente y haciendo honor a la formación socialista, recordando aquella frase de Largo Caballero que decía: “La formación obrera es una lucha permanente contra la ignorancia impuesta por la clase burguesa dominante”.

Nuestra corriente Izquierda Socialista siempre ha considerado que existe una alternativa a este podrido sistema capitalista, por lo que apostamos por las luchas sociales, pero debemos avanzar en una mejor organización y unidad para poder utilizar toda la creatividad maravillosa de la que es capas de desarrollar el género humano, que de forma abrumadoramente mayoritaria está formado por la clase trabajadora y las capas menos favorecidas de la sociedad. Y esa alternativa no es otra que la profundización de la DEMOCRACIA para dar paso al SOCIALISMO, objetivos por los que merece la pena seguir luchando para acabar con el terrorismo, las guerras, el paro, la miseria y demás lacras que obstaculizan la conquista de un programa verdaderamente socialista y solidario que ponga las bases para la transformación  de la sociedad.
¡¡ Por una izquierda movilizada y a la ofensiva para derrotar al PP¡¡
 ¡¡Únete a la lucha por un mundo mejor ¡¡

Pepe Martin Rodríguez.
ÁREA DE COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA MÁLAGA-PSOE.ANDALUCIA. 

ispsoeandalucia.malaga@gmail.com

(*) Si quieres recibir gratuitamente la enmienda que ha presentado la corriente IS PSOE Málaga a la Conferencia del Programa Electoral, puedes escribir al correo anterior, poniendo la palabra “Enmienda”. Los apartados de dicho documento so los siguientes:
1.-  INTRODUCCIÓN.
2.- ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN SOCIO-ECONÓMICA.
3.- ¿ES POSIBLE UN TRABAJO DECENTE BAJO EL CAPITALISMO?
4.- ¿POR QUÉ SE PRODUCEN LAS CRISIS CAPITALISTAS?
5.- POR UNA ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA, SOLIDARIA Y SOCIALISTA AL GOBIERNO DE LAS DERECHAS.
 6.- LA SOLUCIÓN A LA CUESTIÓN SOCIAL VENDRÁ A TRAVÉS DE UNA LUCHA UNITARIA POR EL SOCIALISMO, O NO VENDRÁ.
7.-  POR UN PROGRAMA SOCIO-LABORAL PARA EL GIRO A LA IZQUIERDA, EL CAMBIO Y LA TRANSICIÓN SOCIALISTA.


23 de noviembre de 2015

DEMOCRACIA Y REVOLUCIÓN.

Miembro de Esquerra Socialista-P.S.P.V. 
El terrorismo fundamentalista ha vuelto a conmocionar a Europa con un brutal derramamiento de sangre en su propio territorio, en París. El terrorismo, con su acción criminal, no sólo tiene como fin infundir terror y buscar la dominación a través del mismo, también crear alarma social con fines políticos. En este sentido, el grupo conocido como Daesh o ISIS, el autoproclamado «Estado Islámico», ha tomado por la fuerza el control de un amplio territorio entre Irak y Siria, implementando un modelo político que pretende imponer al resto de pueblos de la región y del mundo; el del takfirismo, atroz dictadura que pervierte los principios islámicos, un auténtico fascismo teocrático que hace rutina de la violación de los derechos humanos y los crímenes contra la Humanidad, en una vorágine de brutalidad como la que el nazismo desató contra los pueblos de Europa. De este horror, en la espiral de muerte de la guerra civil siria, huyen las multitudes que ante nuestra puerta pidien refugio. De ahí salen los criminales que asesinan en París, al igual que lo hacen a diario en Siria e Irak. La acogida a los refugiados y la lucha contra el fascismo „del color que sea„ es obligación moral y humana para toda la Unión Europea, y para nosotros como socialistas debe entenderse desde la solidaridad internacionalista directa.

No podemos contemplar la situación de forma despolitizada, ni pensar meramente en soluciones policiales o militares unilaterales. Cuando se plantea la intervención internacional, parece no haber alternativas entre terrorismo, dictadura y bombardeos, pero existe: urge tomar partido por quienes ante el horror del fundamentalismo, la guerra y la dictadura, defienden la democracia y abren un camino revolucionario hacia la emancipación de los pueblos y mayorías sociales. Los kurdos de la región del norte de Siria, Rojava, son primera línea de combate contra el fanatismo terrorista, pero el fusil de las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG-YPJ) y de las Fuerzas Democráticas de Siria no va solo. Va junto a un esperanzador y revolucionario proyecto de democracia, que han activado en la región los pueblos kurdo y de otras identidades históricas presentes, con una Constitución democrática y confederal, que defiende la igualdad de género, la interculturalidad, la visión social de la economía y la ecología. 

Este foco de libertades, feminismo y transformación social en Oriente Medio es propuesta de futuro para una Siria democrática, construida por su propia sociedad. ¿Permitiremos que sea ahogado por el terrorismo, apoyado por gobiernos islamistas de la región, temerosos de que cunda el ejemplo? Aquí está la lucha y victoria real contra la barbarie. Es fundamental el apoyo de Estados democráticos y partidos progresistas a la lucha de los demócratas contra el Daesh, pues así es como se vencerá al terrorismo, no con la fallida política de intervención unilateral y guerra imperialista que lo ha alimentado. No miremos a otro lado frente a la guerra de emancipación y liberación de los pueblos de Oriente Medio contra el fundamentalismo, porque es la nuestra.

20 de noviembre de 2015

GUERRA EN SIRIA.

Niños sirios muertos en bombardeo de respuesta de Francia.

Condenamos una vez más el brutal atentado de la semana pasada en París,  que produjo una terrible carnicería,   dejando centenares de muertos y heridos, por lo que reiteremos nuestra solidaridad con las víctimas y todo el pueblo francés. No al terrorismo y NO a la guerra, porque el terrorismo es una guerra psicológica al igual que la guerra es un terrorismo psicológico para aquellos seres que la sufren. Con motivo de ampliar la información, reproducimos un artículo sobre la situación, elaborado unos días anteriores al atentado que ha sido escrito por el compañero Santiago Freire, donde se explica detalladamente la situación en la zona que se titula:

"El gran juego imperialista en Siria y la intervención de Rusia". 
Portada Putin y al AssadLa intervención militar de Rusia ha puesto sobre el tapete no sólo la creciente tensión que viven las relaciones internacionales, también una nueva correlación de fuerzas mundial. Bombardeando con dureza las posiciones del Estado Islámico, Putin ha puesto en evidencia la hipocresía de Washington, Londres, Ankara o Riad en su supuesta lucha contra las milicias armadas del yihadismo, convertidas hace tiempo ya en el ariete del imperialismo occidental para acabar con al-Assad.
Lejos de llevar la democracia y la estabilidad política a Siria, las maniobras criminales de Occidente han provocado tal caos y destrucción en el país, que los cientos de miles de muertos, los millones de desplazados y refugiados, hacen de esta guerra una de las más crueles de la historia. Reproduciendo la misma estrategia empleada en Afganistán e Iraq, el avance del yihadismo más reaccionario y lunático señala también el fracaso del imperialismo occidental y de la OTAN.
La guerra en Siria
Sin duda, el gran juego librado en Oriente Medio marca un hito en el creciente enfrentamiento de las potencias imperialistas, una situación a la que sólo se le puede encontrar una comparación histórica en el periodo que precedió al inicio de la II Guerra Mundial. Tanto entonces como ahora, es el estado de crisis estructural del capitalismo —que sigue profundizándose como demuestra el estallido de la burbuja bursátil en China— lo que se encuentra en el origen del problema. Cada potencia imperialista, incluso las que aspiran a una hegemonía regional, busca esquivar la crisis y superar sus problemas internos incrementando su presencia política y comercial en el exterior. Como trasfondo, la pugna por la supremacía mundial que libran los EEUU y China, y que arrastra a los aliados de uno y otro bando, se desarrolla en todo el escenario mundial: en América Latina, en África, en Ucrania, en Asia y, por supuesto, en Siria y Oriente Medio.
Obama y militares usa 2La guerra en Siria se inicia en el año 2011 como consecuencia del proceso revolucionario que surge a raíz del estallido de la “Primavera Árabe”. Para la oligarquía de estos países, y especialmente para las de EEUU, Turquía, Arabia Saudí y las otras monarquías del Golfo, se encendieron todas las luces de alarma y actuaron consecuentemente. Lejos de fomentar la revolución, los imperialistas descarrilaron los movimientos de masas en su propio beneficio, aunque esto supusiera alimentar golpes de estado, romper la unidad territorial de estos países, alentar la aparición de milicias y nuevos señores de la guerra, y destruir las mínimas infraestructuras y equipamientos sociales a bombazos. Por supuesto, armar y ampliar el radio de acción de las organizaciones yihadistas no constituía ningún problema, si de esta manera se alcanzaban los fines perseguidos. Esta estrategia se empleó a fondo en países como Egipto, Libia, Yemen, se intentó en Túnez y ha tenido su correlato más sangriento en Siria donde el movimiento inicial contra el régimen de Al Hassad, que surgió en numerosas ciudades con reivindicaciones sociales y políticas marcadamente de izquierdas, fue derrotado por las fuerzas al servicio de EEUU y sus aliados, esto es, de los diferentes grupos yihadistas que iniciaron la guerra equipados y financiados por esos mismo poderes imperialistas.
La entrada en escena del Estado Islámico (EI), que a su vez se había ido fortaleciendo en Iraq a partir de la descomposición del país tras la invasión norteamericana de 2003, fue patrocinada por Turquía y Arabia Saudí, los agentes más reaccionarios de la zona y fieles aliados de Washington. Integrando y absorbiendo a muchos de los grupos yihadistas que combatían sobre el terreno, reclutando numerosas fuerzas en Iraq y otros países, y contando con la financiación generosa y las armas de Occidente, el Estado Islámico consiguió conquistar a lo largo del año 2014 una gran franja de territorio en Iraq y en Siria. Como ocurrió con los talibanes de Afganistán, los dirigentes del EI se fueron emancipando del control de los EEUU y poniendo por delante su propia agenda militar y política.
La debilidad de Estados Unidos y la intervención rusa
El deterioro de la situación, tanto en Siria como en Iraq, ha debilitado la posición de EEUU, fundamentalmente por su falta de apoyos fiables sobre el terreno. Sus teóricos aliados, Turquía y Arabia Saudí, juegan también sus propias cartas: apoyando al EI y a otras fuerzas islamistas ligadas a Al Qaeda, combaten a sus históricos enemigos, a Irán y Hezbollah, o a las milicias kurdas del PKK. Por otra parte, los planes de Washington para levantar una fuerza armada “moderada” que combatiera a Damasco y a los yiadistas, han fracasado miserablemente. Estas razones explican las vacilaciones de Obama a la hora de atacar las posiciones del EI, y que sus operaciones aéreas fueran más bien una cortina de humo para ocultar el callejón sin salida en el que se mueve.
EI 3Los norteamericanos han realizado diferentes movimientos con los que tratan de superar una dinámica que se les escapa de las manos. Su pacto con Irán va en esta línea, necesitan a sus otrora “archienemigos” para poder estabilizar la situación en Iraq y también para que colaboren con ellos en un posible escenario post al-Assad. Las últimas declaraciones de Obama y de su secretario de Estado mostraban un tono diferente, abriendo las puertas a una posible negociación con el régimen de Damasco. Así que del eje del mal, los Mulás iraníes se han convertido en aliados coyunturales, provocando a su vez la furia de los sionistas en Israel y de la familia real de Arabía Saudi.
Es precisamente la debilidad de Estados Unidos lo que ha abierto la posibilidad a Rusia para intervenir militarmente en el conflicto sirio, acción contra la que tanto los norteamericanos como sus aliados europeos poco han podido hacer más allá de emitir unas cuantas “declaraciones” patéticas de protesta, sin el menor efecto práctico. Lo fundamental a entender es que Rusia, y cubriéndole las espaldas China, ha considerado oportuno dar un puñetazo en la mesa exactamente igual que hizo en Ucrania. Años de repliegues de Moscú en sus zonas de influencia, de derrotas políticas frente a la OTAN, están dando paso a otro escenario, alentado por una correlación de fuerzas cambiante. No es menos cierto que la intervención de los aviones y la armada rusa se han producido en un momento muy delicado para el ejército de al-Assad, y cuando su régimen apenas controlaba el 25% del país. Las fuerzas del Ejército sirio están agotadas, y muy debilitadas por las bajas y las deserciones; a esto se suma unas condiciones catastróficas para la población que todavía permanece en territorio leal a al-Assad, y a la que una ayuda humanitaria que apenas llega no resuelve nada. La caída del régimen de Damasco hubiera puesto en peligro los intereses rusos, empezando la propia continuidad de su base naval en Tarsus, de vital importancia por ser la única que disponen en el mediterráneo.
Todas estas razones han abierto el escenario para la intervención rusa a través de una campaña de ataques aéreos que son apoyados sobre el terreno por las tropas iraníes y las milicias de Hezbollah; también el gobierno iraquí, que en última instancia responde a los intereses de Irán, se ha unido a esta coalición. Con todo, las aspiraciones de Rusia en la zona van mucho más allá de salvar a al-Assad. Su demostración de fuerza busca varios objetivos. En primer lugar, reafirmar su propia posición como potencia imperialista y romper el aislamiento que EEUU junto al resto de sus aliados trataron de imponerle desde la crisis ucraniana, exigiendo su lugar como actor clave de cara a cualquier negociación futura que pudiera darse. En segundo lugar, la agresividad de Putin responde también a la grave situación económica que atraviesa Rusia, con un sistema productivo obsoleto y poco competitivo, y totalmente dependiente de las exportaciones de petróleo y gas natural, cuyos precios se han hundido en los últimos meses. Se calcula que, sólo en el último año, tres millones de rusos han caído en la pobreza. Rusia hace su propio juego en la zona y, aunque por el momento ligue estos a la continuidad de al-Assad, no dudará más adelante en sacrificar a este, o cambiar su política de alianzas, si considera que con ello puede mejorar su situación.
La alargada sombra de Erdogan sobre el Estado Islámico
Turquía ha sido desde un primer momento el principal soporte del Estado Islámico: es a través del territorio turco por donde han recibido armas y combatientes y por donde han realizado a gran escala el contrabando de petróleo, su principal fuente de financiación. Con esta táctica, el gobierno de Erdogan busca usar al EI como ariete contra los kurdos y evitar que estos puedan conformar una zona independiente en el norte de Siria, además de contribuir a eliminar a al-Assad que junto a Irán es su principal rival en la región.
Pero la ligazón entre el aparato del Estado en Turquía y el Estado Islámico va mucho más allá, como han demostrado los atentados criminales contra la izquierda en Suruc y Ankara, en donde tanto la filiación islamista de sus autores como la permisividad de los servicios de seguridad turcos con los mismos es evidente. Erdogan está afrontando una situación difícil con una incipiente crisis económica y un importante ascenso de la izquierda tanto a nivel electoral como en su capacidad de movilización. Estos atentados le permiten utilizar la estrategia del miedo y atizar el nacionalismo turco para incrementar la represión política contra la izquierda y justificar nuevos ataques militares contra el PKK.
US e Iran 4A pesar de todo lo anterior y de que Turquía es cada vez para el imperialismo norteamericano y europeo un aliado menos fiable, la Unión Europea no duda en seguir prestando un total apoyo al gobierno de Erdogan al que la propia Angela Merkel ha prometido acelerar el proceso de incorporación de Turquía a la Unión Europea. Detrás de esto hay otra razón sangrante: la UE necesita que Turquía se convierta en un estado tapón que impida la llegada de nuevos refugiados sirios y de otros países a territorio europeo. Actualmente más de un millón se encuentran en Turquía, y evidentemente Erdogan va a seguir jugando su baza de gendarme de las fronteras europeas para conseguir más concesiones de la UE y que ésta mire para otro lado ante sus evidentes conexiones con el yihadismo y el Estado Islámico.
Irán y Arabia Saudí, los dos grandes poderes regionales enfrentados
El gran juego para Occidente se complica aún más al considerar que uno de los grandes beneficiados por la evolución de los acontecimientos en Siria y Oriente Medio es, sin duda, Irán. El pacto firmado recientemente con EEUU ha supuesto para ellos una gran victoria política, que permitirá al gobierno de Teherán beneficiarse del fin de la política de sanciones que sufrían desde hace años. Pero este acuerdo ni mucho menos implica que vayan a plegarse a los intereses norteamericanos, como demuestra su alianza con Rusia de la que están además adquiriendo gran cantidad de armamento. Irán continúa siendo unos de los grandes valedores de al-Assad, cuenta con un enorme ascendiente sobre la comunidad chii de este país, y tendrá un papel clave en cualquier futuro proceso de transición en Siria.
Este fortalecimiento de Irán es visto con especial preocupación por su gran rival regional, Arabia Saudí. Los saudíes ya han puesto encima de la mesa un plan de seguridad colectivo para reforzar la alianza de las monarquías del golfo de cara a frenar la amenaza iraní. Su intervención militar en Yemen contra los houthis —una facción yemení a la que Irán ha prestado cierto apoyo— que ha causado miles de muertos y a la que occidente por razones obvias no da la menor importancia, tiene también el sentido de mandar un mensaje a Teherán de que no van a quedarse de brazos cruzados ante el aumento de su influencia en lo que consideran su “patio trasero”. La escalada de tensión entre iraníes y saudíes no ha hecho más que ir en aumento en las últimas semanas: por un lado por las acusaciones cruzadas por la muerte de de 464 iraníes en la avalancha humana que ocurrió durante el Hajj en Mina, y por otro lado por la retirada por parte de Bahrein, importante aliado saudí, de su embajador en Teherán tras acusar a Irán de injerencia en sus asuntos internos. La intervención rusa e iraní en Siria ha supuesto también un duro golpe para el “Ejército de la Conquista" una coalición militar conformada principalmente por Jabhat Al-Nusra y Ahrar Al-Sham, dos grupos yihadistas ligados a al Qaeda y que reciben gran parte de su financiación de Arabia y Qatar.  
guerra en siria 5En los últimos años la situación en Siria y en el conjunto de Oriente Medio no ha hecho más que deteriorarse mientras un número creciente de actores internacionales mete sus manos en la zona. No se puede plantear una solución en Siria que pueda contentar a todas las partes, los objetivos de Rusia entran totalmente en contradicción con los de EEUU, lo mismo que los de Irán con Arabia Saudí o los de los kurdos con Turquía. Cualquier plan de pacificación partirá de bases muy precarias y difícilmente será duradero. El problema ya no es al-Assad, al que sus ahora aliados no van a tener ningún problema en sacar del poder si en el futuro lo vieran necesario; ni los diferentes grupos yihadistas, en última instancia elementos contra-revolucionarios al servicio del imperialismo. El problema es, y seguirá siendo, la irresoluble confrontación imperialista que está arrastrando por el camino de la barbarie y la guerra a cada vez más territorios de Oriente Medio, África y otras partes del mundo, y que plantea la revolución socialista como una tarea histórica a realizar con urgencia. 
Escrito por Santiago Freire.