3 de junio de 2015

EL CAMBIO GLOBAL Y LAS PERSPECTIVAS DEL FUTURO.


Resultado de imagen de Crisis económica en Europa

La idea del socialismo se ha arraigado en la imaginación colectiva de personas de todo el mundo, ha impulsado con éxito movimientos políticos, ha mejorado decisivamente las vidas de las clases trabajadoras y ha contribuido a configurar el siglo XX. Sin embargo, la justificada satisfacción ante los logros alcanzados no debe impedirnos reconocer con claridad los déficits, peligros y problemas del presente y del futuro.

En los meses anteriores a la crisis financiera que estalló en  EEUU en el verano de 2007, el PIB mundial, en números redondos, estaba en torno a los 60 Billones de dólares.  La capitalización bursátil oscilaba alrededor de los 500 Billones de dólares. Con el colapso del sistema financiero, la clase dominante puso en marcha los planes de salvamento para trasvasar las pérdidas privadas bancarias a las clases trabajadoras, utilizando al sector público para el rescate del derrumbe bursátil y bancario del sistema financiero internacional que se había desplomado.

La realidad nos viene a demostrar que la estrategia de rescate bursátil y financiero, ha supuesto “socializar la deuda para seguir privatizando los beneficios”. La inyección de billones de dólares en los primeros años de la crisis han tenido resultados contrarios a los esperados, pues en vez resolverla el mundo sigue caminando hacia una nueva recesión que puede arrasar al sistema a una terrible depresión.

El estrepitoso fracaso de las políticas ultra-liberales dictadas por Milton Friedman, han supuesto una estrepitosa derrota del modelo capitalista que han impuesto. Y, en la búsqueda de soluciones que los justifiquen, ponen en marcha un plan global donde queda anulada la “democracia burguesa” e instalan por la fuerza del poder del dinero, una “dictadura financiera” como vamos a demostrar a continuación.

Todos los ministros de economía de los últimos presidentes de EEUU durante más de cuarenta años, eran miembros del clan dedicado a la especulación financiera con conexiones con el complejo militar industrial.   Ese clan decide y ordena desde sus despachos ocultos, como el Club Bildelberg y la Trilateral,  a quién financiar para hacer llegar a Presidente de los EEUU y luego exigen contrapartidas colocando a sus “mercenarios financieros” en los puestos claves para controlar en su provecho la economía mundial, quitando y poniendo gobiernos a su conveniencia.

Los siete secretarios del Tesoro de EEUU, en los cuarenta años últimos, procedían de ese clan, entre ellos Henry Paulson y Fischer Black.   Hasta que les estalló la crisis, esas maniobras la consiguieron ocultar, pero recientemente ya se han quitado la careta de “demócratas burgueses” y aparecen con el claro rostro de “dictadores financieros”, como podemos comprobar examinando sus comportamientos en Europa,  donde imponen su hoja de ruta a través de la Canciller Merkel y el Banco Central Europeo, sucursales europeos  del Fondo Monetario Internacional y  la Banca Mundial.

Basta recordar lo que ocurrió en Grecia, cuando el antiguo Primer Ministro Papandreu, ante las dificultades de la crisis y el chantaje del poder financiero que le exigía reformas contra las clases trabajadoras propuso realizar un referéndum para que el pueblo decidiera si asumían, o no, las exigencias de pagar la deuda contraída principalmente por la banca. Inmediatamente Merkel y Sarcozy, por indicación y a través de la Troika, se opusieron rotundamente,  organizando un golpe de Estado financiero, relevando a Papandreu y colocando a Lukas Papaditos, especulador financiero a las órdenes de Goldman Sachs, como primer ministro y sin pasar por las urnas.

Goldman Sachs, el principal grupo de banca financiera del mundo que en 2006, año anterior a la crisis, declara unos beneficios de 54.000 millones de dólares y tenía 26.500 agentes especuladores por todo el mundo. Esa maniobra dictatorial terminó por llevar a las clases trabajadoras griegas a la completa ruina.  A los pocos días se produjo otro “golpe de estado financiero”, esta vez en Italia, quitando al neofascista Berlusconi e instalando por la fuerza del “dólar” a Mario Monti, que igualmente había estado trabajando como agente especulador al servicio de Goldman Sachs.

A las pocas semanas, dimitió un importante responsable del F.M.I., así como un alto cargo de dirección de la Banca Goldman Sachs declarando este último que,  “me marcho; no resisto la continuidad de estafas, de negocios sucios, de malas informaciones, de especulaciones anómalas, que este grupo bancario lleva adelante constantemente”.

También hay que tener en consideración a Mario Draghi, Presidente del Banco Central Europeo, del que decía una crónica que “debe ser un personaje altamente peligroso, dado que cuando visitó Barcelona, la Generalitat le puso 8.000 mossos d’ escuadra a vigilarle, quizás para que este hombre no cometiera ninguna tropelía”. La función principal de Draghi entonces era la de agente especulativo al servicio de la Banca Goldman Sachs, otra rara coincidencia.

Todas estas coincidencias y constancias y otras muchas por relatar, ponen de manifiesto que estamos ante una organización con ideología e intereses económicos de una clase concreta que impone un orden financiero mundial y altera el normal funcionamiento de la economía y del propio modelo liberal que dicen defender, para atacar los derechos sociales y laborales de las clases trabajadoras, subvertir la democracia de los Estados para poner en valor una hoja de ruta que saquea a las capas medias de la sociedad, explota a las clase trabajadoras y reducen el Estado del Bienestar, mostrando con ello su desprecio hacia el desarrollo de una vida digna y la expresión libre de la democracia ciudadana porque, su único objetivo es un lucro avaricioso y egoísta aunque sea a costa de la salud, la educación, y el bienestar de los pueblos.

La crisis sin embargo, no ha sido óbvice para el impresionante avance y despliegue del militarismo y la mal llamada seguridad como derecho fundamental, para la lucha contra el terrorismo. La amenaza bélica y el chantaje de las grandes potencias contra los paises más débiles y la irrupción programada del radicalismo religioso, provocan que la vida de millones de personas carezca de valor, solo para seguir generando beneficios de los grandes monopolios.

Las guerras se hacen permanentes como en Irak, o amenazan la estabilidad en la Unión Europea por la pugna inter-imperialista en Ucrania,  la gravedad de la situación con el surgimiento del Estado Islámico, o incluso el conflicto latente de Oriente Medio,  donde el gobierno sionista de Israel, con el inestimable apoyo de USA, sigue hostigando y oprimiendo al pueblo palestino y representa la expresión cruel de la cara asesina de un sistema que antepone el lucro privado a los Derechos Humanos y al bienestar de la humanidad.

La conocida como  primavera árabe que se inició con levantamientos de protesta social pacífica en Túnez,  pronto se propagó a Egipto donde las huelga obreras y la lucha decidida de la juventud desempleada fueron la puntilla para el derrocamiento del dictador Mubarak. La lucha de masas se propagó por toda la zona, pasando a Libia y demás países y luego vimos el horror en Siria con una matanza terrible,  donde los dictadores se resisten y se producen masacres contra sus pueblos víctimas también de la injerencia militar de las potencias imperialistas occidentales.

Todas esas luchas expresan un aliento de desesperación que se concretan en revoluciones pacíficas con un alto precio humano por la represión de las tiranías gobernantes, mantenidas y apoyadas por las potencias occidentales tras la máscara del supuesto “orden mundial”, pero que en realidad no hacen más que saquear las riquezas de los pueblos.

IS-PSOE ha reivindicado históricamente y reivindica una acción conjunta del socialismo democrática internacional como la única opción capaz de afrontar los problemas de las clases trabajadoras y del conjunto de la ciudadanía y observa con preocupación, que lejos de alcanzar la internacionalización de los objetivos nos enfrentamos a la unificación del capitalismo social, económico y político en un solo cuerpo internacional. La salida de la barbarie global a la que nos está llevando el actual sistema de intereses comerciales, no puede ser otra que desde un proyecto internacional socialista, uniendo a las clases trabajadoras y a todas las capas sociales por encima de cualquier diferencia de origen, raza o religión.

Los cambios económicos, tecnológicos, políticos y sociales que vivimos en un modelo de globalización económica sin contrapunto social, no solo representa una verdadera transformación de nuestro mundo, sino una amenaza para la construcción social que los socialistas hemos sido capaces de generar, máxime cuando la dirección política global la ejerce el neoliberalismo al servicio de una minoritaria élite capitalista.

La respuesta socialista no puede ser abrazar el pacto con las élites económicas para minimizar las consecuencias  de su acción, sino que debe ser terminante. Corresponde al pueblo en todo el mundo ejercer dicho control, mediante una democracia más avanzada en todas las esferas de la vida: la política, la social y la económica. La democracia política es para los socialistas el marco indispensable y la condición previa para la ampliación de los derechos y de las libertades en los demás ámbitos de la sociedad.

Una actitud socialista alejada de la conciencia transformadora de los modelos de desarrollo, han precipitado tratados y acuerdos comerciales que eliminan barreras al libre comercio, es decir, a las garantías de los beneficios económicos de las grandes empresas multinacionales, para lo que los Estados miembros de los Tratados asumen cambios legislativos que perjudican en primer término, a su propio tejido empresarial y con carácter general, al conjunto de la ciudadanía y de las clases trabajadoras al transferir soberanía y democracia a los mercados.

En la actualidad está en proceso de negociación el Tratado de Libre Comercio e Inversión entre EE. UU. y la UE (TTIP) que negocian desde hace dos años en una opacidad casi absoluta, hasta el punto de que el negociador principal de la parte europea reconoció en una carta pública que todos los documentos relacionados con las negociaciones estarían cerrados al público durante al menos treinta años. Concretamente aseguró que esta negociación sería una excepción a la Regla 1049/2001 que establece que todos los documentos de las instituciones europeas han de ser públicos, y ante lo escasamente publicado - que pretenden eliminar las barreras reguladoras que limitan los beneficios potenciales de las multinacionales a ambos lados del Atlántico – “lo que ya es temible”, a “Izquierda Socialista” no solo le inquieta la opacidad y sigilo con que se están llevando a cabo las negociaciones del Tratado, máxime cuando el 92% de las reuniones mantenidas se están llevando a cabo con lobbys que representan los intereses de las multinacionales dejando al margen a los Parlamentos Nacionales, quienes no participan en la negociación ni en el debate sobre la idoneidad del mismo, sino que de llegar a cumplirse, las multinacionales tendrían derecho a cuestionar las decisiones que tomen Estados Soberanos y a ser indemnizadas cuando éstas les perjudiquen.

El TTIP significaría una gran pérdida de derechos laborales, sociales y políticos conseguidos en Europa y habrá consecuencias en todos los ámbitos que afectan la vida cotidiana de cualquier individuo o sociedad y muy particularmente en España como Estado periférico. Especialmente, significará una pérdida de soberanía y de poder de decisión de cualquier gobierno ante las grandes empresas transnacionales europeas y de los Estados Unidos. La aprobación de este tratado, prevé la creación de un mecanismo de arbitraje de diferencias inversor-sido (ISDS) de carácter privado y que será el encargado de solucionar conflictos jurídicos entre las empresas inversoras y los Estados. Es decir, las grandes multinacionales podrían denunciar  a los gobiernos de los Estados en estos tribunales de arbitraje porque una ley concreta que han aprobado perjudica los beneficios actuales o futuros de la empresa. Esto, obligaría a los Estados a pagar indemnizaciones compensatorias de centenares de millones de dólares. A partir de ahí, la soberanía democrática quedará vacía y sometida a los poderes económicos.

Con el TTIP, las empresas multinacionales ganan cada vez más poder en detrimento de la ciudadanía y de los Estados. Ya no se trata sólo del poder judicial que obtendrían, sino también de la enorme influencia en el ámbito legislativo. Gracias al mecanismo del ISDS, los Estados se lo pensarán dos veces a la hora de aprobar leyes que se enfrenten a los poderes de las grandes empresas, por miedo a tener que pagar sumas multimillonarias. El TTIP es el culmen de la estrategia que se está imponiendo desde el poder económico y político, cierra el ciclo neoliberal y, está ganando la batalla del discurso y de las ideas al interiorizarse conceptos como “crecimiento, austeridad,  gobernanza en vez del gobierno, etc.” pretendiendo otorgar un rol pasivo como ciudadanía, como sociedad y como Estado.

Pensamos que todos los pueblos del planeta deben de participar en el proceso de cambiar las sociedades y ofrecer esperanza, y reivindicamos la unidad Internacional Socialista para hacer un llamamiento a los hombres y mujeres comprometidos en el mundo por la paz, la justicia y el progreso sostenido para trabajar juntos de forma que esa esperanza se haga realidad. Y por ello, reclamamos el derecho de los pueblos en la toma de decisiones en los asuntos que cambiarán radicalmente los hábitos y costumbres de vida, la libertad, el derecho público y la propia democracia que se ha alcanzado y que el TTIP pone a su servicio,

El reto del cambio global, “que ha posibilitado un importante crecimiento económico en los últimos veinte años”, ha pasado de ser una oportunidad, a convertirse en el principal azote para la humanidad. Ha supuesto para la gran mayoría de la población que la renta disponible haya permanecido estancada, mientras que la riqueza se ha ido concentrando en una facción del 1% de la población. La internacionalización de la economía y el acceso generalizado a fuentes de información y nuevas tecnologías, han caído en manos del poder económico sin que se hayan sometido a un control democrático, incumpliendo los protocolos internacionales de pobreza, medioambientales y bienestar.

Solo construyendo unas estructuras democráticas adecuadas y un proyecto socialista global, alcanzaremos los objetivos de un desarrollo humano en libertad, en igualdad, en seguridad y en prosperidad en el marco de una sociedad mundial democrática, que destierre el terror que inspira las tecnologías de la destrucción, la desregulación del mercado laboral mundial, la desprotección de los más vulnerables, la explotación irracional de los recursos naturales, la pobreza, el hambre.

Hoy tanto como siempre, reivindicar los principios que inspiraron el nacimiento de la Internacional Socialista es de absoluta actualidad y urgencia, porque siendo cierto los progresos reales alcanzados desde la Segunda Guerra Mundial, no lo es menos, la permanencia de las viejas injusticias. Sigue habiendo violaciones de los derechos humanos, discriminaciones por la raza y el sexo, y, para la mayoría de las personas, la clase y la región en las que nacieron siguen determinando sus oportunidades de vida. Y el riesgo a la regresión social, laboral y democrática.

La irrupción a nivel mundial de las economía emergentes, especialmente la China y el hecho de que  "Estados Unidos esté en declive" parece producir un cambio en las relaciones de poder a nivel global: hay un desplazamiento del poder del pueblo trabajador de las distintas partes del mundo hacia una enorme concentración de poder y riqueza, apreciándose una división en dos bloques: la burguesía plutocrática, un grupo muy selecto con enormes riquezas y que dirigen el consumo de los recursos, y el resto, la enorme mayoría, la fuerza laboral que vive de manera precaria, entre la que se incluye mil millones de personas que casi no alcanzan a sobrevivir.

Este modelo de desarrollo no se debe a leyes de la naturaleza o a leyes económicas o a otras fuerzas impersonales, sino al resultado de decisiones específicas dentro de estructuras institucionales que los favorecen. Esto continuará, a no ser que estas decisiones y planes se reviertan mediante la acción política, con compromisos dedicados a programas que abarquen desde remedios factibles a corto plazo hasta otras propuestas a más largo plazo que cuestionen la autoridad ilegítima y las instituciones opresivas entre las que reside el poder. Es importante, por lo tanto, acentuar que hay alternativas, sustentadas en la voluntad de hacer política para el desarrollo equitativo de los recursos. (…)


(*)  Esto es un breve extracto de la Ponencia Marco aprobada en la Asamblea-Conferencia de Montilla del 28-F. 
La persona interesada en conocer el citado documento en su totalidad, puede solicitarlo al correo de abajo poniendo en asunto: “Ponencia 28-F” y le será remitida gratuitamente al e-mail que nos indique:
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com






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