7 de noviembre de 2014

EL GRAN RECHAZO.



 

 
   Alarma, miedo, incluso pánico, han provocado en los partidos "tradicionales" -especialmente en PP y PSOE como partidos mayoritarios que se ven en el trance de dejar de serlo- los sondeos sobre intención de voto que le dan aPodemos la primera posición. En verdad, después de meses en el espacio público de esa fuerza política "en construcción", de la cual hay que hablar como fuerza ascendente y no meramente emergente, nadie se asombra de lo que ha pasado a ser noticia. Tras la acumulación de casos de corrupción política que la ciudadanía ve ante sus ojos, añadiendo grandes dosis de asco a la crítica hacia políticas que no combaten el paro, ni frenan el empobrecimiento, ni atajan el crecimiento de las desigualdades, no extraña que el hastío, la ira y la indignación se catalicen a través de una formación que se presenta articulando voluntades de cambio. No hay que infravalorar, por más que muchos vean manos interesadas en impulsar a Podemos, la capacidad mediática para expresar como empoderamiento de la ciudadanía lo que desde ésta brota como recusación del apoderamiento que por ciertos políticos se ha hecho de lo público en beneficio propio, sin que sus respectivos partidos pusieran coto a las prácticas de expolio que supone una situación de corrupción sistémica.

   Ciudadanas y ciudadanos se vuelcan, pues, hacia la crítica de la realidad en la que estamos, máxime cuando no cuaja de forma creíble la anunciada "regeneración democrática", la cual el PSOE no acaba de trasladar con eficacia a las instituciones y el presidente Rajoy, por su parte, dada la deslegitimación que le afecta, no puede liderar. Es esa actitud crítica la que se canaliza en gran medida a través de Podemos. La nueva formación política está dando cauce, en esta España que políticamente oscila entre la obscenidad y la impotencia, a lo que hace décadas Marcuse, desde su atalaya californiana, llamó el Gran Rechazo. Puede que a potenciales votantes dePodemos les mueva más lo que se niega que lo que se propone. Mas sabido es que sólo de negación no se vive; si todo queda ahí no se sale de la desesperanza. Como subrayó Fromm en polémica con el autor de El hombre unidimensional, habrá que pensar, además de en el Gran Rechazo, en un Gran Diálogo, que debe abrir puertas por la izquierda a una política de dignificación de la democracia y de transformación de nuestras realidades sociales y económicas.
José Antonio Pérez Tapias. 

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