“Ayer, el PSOE volvió a
elegir a la capital de la Costa del Sol para celebrar uno de sus mítines más
significativos de la campaña electoral que comenzó el jueves. El candidato a la
reelección Martin Schulz visitó Málaga y lo hizo arropado por Valenciano y
Díaz. Junto a ellas, 4.000 personas más quisieron apoyar al candidato que no
dejó de repetir que su máxima prioridad, en caso de resultar elegido, será la
creación de empleo. En un español más
que aceptable, el alemán, que apenar miró el papel y salió más que airoso de un
mitin celebrado en el Pabellón de Deportes de la Universidad de Málaga,
reconoció que Europa necesita un cambio. En este sentido, dijo entender la
indignación de la ciudadanía, pero animó a dirigir su descontento “contra
aquellos que nos llevaron a la crisis, ya que la respuesta no es el rechazo a
Europa, sino luchar por una Europa mejor”.(La Opinión de Málaga, 12-5-14).
Si, necesitamos una
Europa mejor, una Europa Socialista porque “el capitalismo es la causa de todos
los males que padece la clase trabajadora, como dijo “El Abuelo Pablo Iglesias”,
pero lo que es preciso aclarar, lo que tenemos que profundizar en el debate es qué
modelo de sociedad defendemos los socialistas, ya que el modelo liberal que se
ha venido practicando se ha demostrado inviable para salir de la recesión, por
mucha propaganda sobre la salida de los “diversos túneles” con la que nos quiera bombardear la derecha
europea y sus capataces del PP.
La creación de la Unión
Europea representó el intento de la burguesía, principalmente la alemana y la
francesa, de defender el capitalismo de la zona frente a los nuevos gigantes
competitivos, como son las potencias imperialistas emergentes, China y Rusia, y
también al potente primer mercado mundial que son los Estados Unidos de
Norteamérica.
Es preciso recordar que
mientras Francia, Alemania e Inglaterra salieron empobrecidos y debilitados de
la II Guerra Mundial, las posturas tanto de EEUU, como de la extinta URSS se vieron
enormemente fortalecidas. El dólar era el elemento de cambio a nivel mundial, y
la libra esterlina pasó a ocupar un lugar secundario. El Plan Marshall, redujo
al capitalismo europeo al mero papel de clientes del imperialismo
norteamericano y ayudó a la recuperación del continente que había salido
destrozado de la confrontación bélica, iniciada por el Nazi-fascismo que tantos
muertos y tanto horror produjo como explica la historia.
Como había venido explicando
el análisis marxista, el proceso inevitable de la concentración del capital y
la transformación del sistema de “libre mercado”, en capitalismo de Estado o en
monopolios financieros, produciría más tarde o más temprano terribles crisis
económicas, como así ocurrió varias veces desde la postguerra, hasta la más
reciente bancarrota del capitalismo iniciada en 2007 en los EEUU y que se ha
propagado por toda la economía globalizada.
La historia de los
últimos años ha sido la confirmación más clara de esta tendencia del
capitalismo a la concentración. Este proceso de concentración del capital lleva
consigo, no solo la bancarrota de la pequeña y mediana empresa, sino también,
de los estados más débiles del sur, que han sido obligados por la “dictadura
financiera del gran capital” a aplicar políticas de empobrecimiento de la clase
trabajadora que ha salido prácticamente saqueada y machacada por las políticas de austeridad
aplicada sin contemplaciones, para salvar a los banqueros en detrimento de la
población trabajadora.
En la actualidad, el
desarrollo de las fuerzas productivas se enfrenta, por una parte, con la
propiedad privada de los medios de producción, y por la otra, con los límites
de los Estados nacionales, pero con la particularidad de que es imposible
mantener en el mismo club a países potentes y fuertemente desarrollados con
otros prácticamente en bancarrota económica. La existencia de potentes
multinacionales financieras, empresas comerciales colosales y gigantescas, que extienden
sus tentáculos por todo el planeta, es la prueba de que una economía nacional,
se queda demasiado estrecha para propiciar el desarrollo de las fuerzas
productivas, bajo el estrecho margen de la competencia de los imperialistas.
En los momentos
actuales, el destino de todas las economías, incluida la del Estado español,
está totalmente subordinado al mercado mundial y no es una casualidad que el
mercado mundial esté dominado y subordinado por las potencias, a través del F.M.I. la Banca Mundial y la
Troika en Europa que ejercen, como hemos dicho, una auténtica dictadura.
La ley del capitalismo
monopolista es la concentración del dinero o la bancarrota del sistema. La
puesta en marcha de la Unión Europea, con la implantación del Euro, fue la
reorganización de la burguesía ante la imposibilidad de competir dentro de los
limitados viejos estados nacionales. La burguesía comprendió y se planteó parte
del problema histórico de nuestra época, como eran los Estados-Nación y sus
fronteras e intentó eliminarlas parcialmente en Europa, pero la otra
contradicción del sistema, la propiedad privada de los grandes medios de
producción y financieros, el capitalismo, aun entendiéndolo, es incapaz de
abordarlo y resolverlo, porque dejaría de ser capitalismo, por lo que solamente
a través de un cambio de modelo de sociedad tendente al socialismo se puede
superar esta segunda contradicción, pero para ello se requiere un fortalecimiento
suficiente de la izquierda y la defensa de un programa socialista alternativo.
La construcción europea
en bases capitalistas aumenta las desigualdades y es en realidad una “utopía
reaccionaria” en manos de la clase burguesa dominante. La lucha por la “igualdad”
y por la coherencia social, que eran unos de los objetivos que se nos explicaban
para convencer a la ciudadanía de que era positivo para entrar en la Unión
Europea, se ha demostrado un fracaso estrepitoso. Lo único que queda de
aquellas aspiraciones de marchar hacia la prosperidad y la armonía, todos
juntos para alcanzar niveles de bienestar como en los países nórdicos, es la “libertad
aduanera” para explotar con más facilidad a los trabajadores, consiguiendo un
abaratamiento de los salarios al nivel de China o África, que es hacia donde
nos conducen con sus políticas de austericidio permanente.
Los socialistas europeos,
tanto los que practicamos el análisis del materialismo dialéctico, como la
tendencia europea dominante liberal-socialdemócrata, tenemos que profundizar en
el debate, contra el modelo capitalista caduco, para
analizar estas cuestiones, para aclarar si realmente tenemos que apoyar una
Europa de los Mercaderes, que ha fracasado ante la ciudadanía, o verdaderamente
tenemos que apostar, defender y luchar por un cambio de modelo económico
genuinamente socialista que nos abra el camino hacia la Federación Socialista
Europea de los pueblos.
Los socialistas en
Europa no debemos sembrar ilusiones en la Unión Europea, tal como está concebida
por la burguesía que es la clase dominante, esa Europa de los Mercaderes, que
es la que defienden los capitalistas y sus representantes en el Estado español
como es el PP de Rajoy, sino el de luchar, organizarnos y fortalecernos para
que se consolide la vinculación entre las organizaciones de izquierdas a escala
europea, combatiendo con “honradez y firmeza”, contra las multinacionales y el
sector bancario, que son los causantes de tanta corrupción, desfalcos y saqueos
a los más pobres. Los enemigos de la clase trabajadora están organizados a
escala mundial y nosotros, desde la izquierda, tenemos la obligación de hacer
un llamamiento a la clase trabajadora para organizarnos y dar la batalla a
nivel Internacional, para luchar por nuestro máximo objetivo:
EL GENUINO
SOCIALISMO, DEMOCRÁTICO E INTERNACIONALISTA.
ÁREA DE COMUNICACIÓN Y
FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE
MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com
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