12 de mayo de 2014

NO A LA EUROPA DE LOS MERCADERES: SI A LA EUROPA SOCIALISTA DE LOS PUEBLOS.

“Ayer, el PSOE volvió a elegir a la capital de la Costa del Sol para celebrar uno de sus mítines más significativos de la campaña electoral que comenzó el jueves. El candidato a la reelección Martin Schulz visitó Málaga y lo hizo arropado por Valenciano y Díaz. Junto a ellas, 4.000 personas más quisieron apoyar al candidato que no dejó de repetir que su máxima prioridad, en caso de resultar elegido, será la creación de empleo.  En un español más que aceptable, el alemán, que apenar miró el papel y salió más que airoso de un mitin celebrado en el Pabellón de Deportes de la Universidad de Málaga, reconoció que Europa necesita un cambio. En este sentido, dijo entender la indignación de la ciudadanía, pero animó a dirigir su descontento “contra aquellos que nos llevaron a la crisis, ya que la respuesta no es el rechazo a Europa, sino luchar por una Europa mejor”.(La Opinión de Málaga, 12-5-14).

Si, necesitamos una Europa mejor, una Europa Socialista porque “el capitalismo es la causa de todos los males que padece la clase trabajadora, como dijo “El Abuelo Pablo Iglesias”, pero lo que es preciso aclarar, lo que tenemos que profundizar en el debate es qué modelo de sociedad defendemos los socialistas, ya que el modelo liberal que se ha venido practicando se ha demostrado inviable para salir de la recesión, por mucha propaganda sobre la salida de los “diversos túneles”  con la que nos quiera bombardear la derecha europea y sus capataces del PP.

La creación de la Unión Europea representó el intento de la burguesía, principalmente la alemana y la francesa, de defender el capitalismo de la zona frente a los nuevos gigantes competitivos, como son las potencias imperialistas emergentes, China y Rusia, y también al potente primer mercado mundial que son los Estados Unidos de Norteamérica.

Es preciso recordar que mientras Francia, Alemania e Inglaterra salieron empobrecidos y debilitados de la II Guerra Mundial, las posturas tanto de EEUU, como de la extinta URSS se vieron enormemente fortalecidas. El dólar era el elemento de cambio a nivel mundial, y la libra esterlina pasó a ocupar un lugar secundario. El Plan Marshall, redujo al capitalismo europeo al mero papel de clientes del imperialismo norteamericano y ayudó a la recuperación del continente que había salido destrozado de la confrontación bélica, iniciada por el Nazi-fascismo que tantos muertos y tanto horror produjo como explica la historia.

Como había venido explicando el análisis marxista, el proceso inevitable de la concentración del capital y la transformación del sistema de “libre mercado”, en capitalismo de Estado o en monopolios financieros, produciría más tarde o más temprano terribles crisis económicas, como así ocurrió varias veces desde la postguerra, hasta la más reciente bancarrota del capitalismo iniciada en 2007 en los EEUU y que se ha propagado por toda la economía globalizada. 

La historia de los últimos años ha sido la confirmación más clara de esta tendencia del capitalismo a la concentración. Este proceso de concentración del capital lleva consigo, no solo la bancarrota de la pequeña y mediana empresa, sino también, de los estados más débiles del sur, que han sido obligados por la “dictadura financiera del gran capital” a aplicar políticas de empobrecimiento de la clase trabajadora que ha salido prácticamente saqueada y  machacada por las políticas de austeridad aplicada sin contemplaciones, para salvar a los banqueros en detrimento de la población trabajadora.

En la actualidad, el desarrollo de las fuerzas productivas se enfrenta, por una parte, con la propiedad privada de los medios de producción, y por la otra, con los límites de los Estados nacionales, pero con la particularidad de que es imposible mantener en el mismo club a países potentes y fuertemente desarrollados con otros prácticamente en bancarrota económica. La existencia de potentes multinacionales financieras, empresas comerciales colosales y gigantescas, que extienden sus tentáculos por todo el planeta, es la prueba de que una economía nacional, se queda demasiado estrecha para propiciar el desarrollo de las fuerzas productivas, bajo el estrecho margen de la competencia de los imperialistas.

En los momentos actuales, el destino de todas las economías, incluida la del Estado español, está totalmente subordinado al mercado mundial y no es una casualidad que el mercado mundial esté dominado y subordinado por las potencias,  a través del F.M.I. la Banca Mundial y la Troika en Europa que ejercen, como hemos dicho, una auténtica dictadura.  

La ley del capitalismo monopolista es la concentración del dinero o la bancarrota del sistema. La puesta en marcha de la Unión Europea, con la implantación del Euro, fue la reorganización de la burguesía ante la imposibilidad de competir dentro de los limitados viejos estados nacionales. La burguesía comprendió y se planteó parte del problema histórico de nuestra época, como eran los Estados-Nación y sus fronteras e intentó eliminarlas parcialmente en Europa, pero la otra contradicción del sistema, la propiedad privada de los grandes medios de producción y financieros, el capitalismo, aun entendiéndolo, es incapaz de abordarlo y resolverlo, porque dejaría de ser capitalismo, por lo que solamente a través de un cambio de modelo de sociedad tendente al socialismo se puede superar esta segunda contradicción, pero para ello se requiere un fortalecimiento suficiente de la izquierda y la defensa de un programa socialista alternativo.

La construcción europea en bases capitalistas aumenta las desigualdades y es en realidad una “utopía reaccionaria” en manos de la clase burguesa dominante. La lucha por la “igualdad” y por la coherencia social, que eran unos de los objetivos que se nos explicaban para convencer a la ciudadanía de que era positivo para entrar en la Unión Europea, se ha demostrado un fracaso estrepitoso. Lo único que queda de aquellas aspiraciones de marchar hacia la prosperidad y la armonía, todos juntos para alcanzar niveles de bienestar como en los países nórdicos, es la “libertad aduanera” para explotar con más facilidad a los trabajadores, consiguiendo un abaratamiento de los salarios al nivel de China o África, que es hacia donde nos conducen con sus políticas de austericidio permanente.

Los socialistas europeos, tanto los que practicamos el análisis del materialismo dialéctico, como la tendencia europea dominante liberal-socialdemócrata, tenemos que profundizar en el debate, contra el modelo capitalista caduco,   para analizar estas cuestiones, para aclarar si realmente tenemos que apoyar una Europa de los Mercaderes, que ha fracasado ante la ciudadanía, o verdaderamente tenemos que apostar, defender y luchar por un cambio de modelo económico genuinamente socialista que nos abra el camino hacia la Federación Socialista Europea de los pueblos.

Los socialistas en Europa no debemos sembrar ilusiones en la Unión Europea, tal como está concebida por la burguesía que es la clase dominante, esa Europa de los Mercaderes, que es la que defienden los capitalistas y sus representantes en el Estado español como es el PP de Rajoy, sino el de luchar, organizarnos y fortalecernos para que se consolide la vinculación entre las organizaciones de izquierdas a escala europea, combatiendo con “honradez y firmeza”, contra las multinacionales y el sector bancario, que son los causantes de tanta corrupción, desfalcos y saqueos a los más pobres. Los enemigos de la clase trabajadora están organizados a escala mundial y nosotros, desde la izquierda, tenemos la obligación de hacer un llamamiento a la clase trabajadora para organizarnos y dar la batalla a nivel Internacional, para luchar por nuestro máximo objetivo: 

EL GENUINO SOCIALISMO, DEMOCRÁTICO E INTERNACIONALISTA.

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
ispsoeandalucia.malaga@gmail.com








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