28 de abril de 2014

DIA INTERNACIONAL DE LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO.

Pese a ser hoy el DIA INTERNACIONAL DE LA SEGURIDAD EN EL TRABAJO, no tenemos nada que celebrar, porque los niveles de siniestralidad laboral siguen siendo muy altos. Hubo una tendencia a la baja del número de accidentes que venía repitiéndose desde 1996, pero eso ha cambiado con el actual Gobierno del PP y el índice de accidentes ha aumentado como consecuencia de la política antisocial de Rajoy. En nuestro país se cuenta la desastrosa cifra de más un muerto por accidente laboral al día.

En cuanto a las enfermedades profesionales también aumentan, según un informe de la UGT, “el porcentaje medio de enfermedades con baja laboral en nuestro país ronda el 40 % de media”. Por otra aprte, según “El Economista.es 7-4-14”, “El número de accidentes laborales graves aumenta un 66,67% en el sector de la Agricultura en febrero". En cuanto a muertes en España (según Europa Press 28-4-14) "un total de 540 trabajadores fallecieron en accidente laboral en 2013".

La mayoría de los accidentes laborales no son inevitables. Las normas existentes deberían cumplirse para poder evitarlos, pero el objetivo de la patronal no es la seguridad, sino el lucro privado. En teoría, todos los equipos de trabajo que utilizan elementos de seguridad deberían aplicarlos, pero sabe la patronal que quizás retrasa algo la productividad. En teoría, antes de que se entre a trabajar los servicios de prevención deben hacer una revisión.

Muchos accidentes anteriores son fuente de enseñanza sobre las medidas a tomar para evitar su repetición, pero luego no se cumplen y se cae una vez y otra en los mismos errores. En las actas de las reuniones de los Comités de Seguridad e Higiene, se recogen recomendaciones que las patronales hacen caso omiso porque tienen que invertir recursos que merman sus beneficios.  Se hacen cursos y más cursos sobre Seguridad en el Trabajo, se sabe lo que hay que hacer para evitar los accidentes, pero el problema es que luego no se cumple, ni hay inspecciones periódicas suficientes para que vigilen los incumplimientos.

Tenemos que introducir aquí una pregunta de por qué no se cumplen las medidas de seguridad. Con una legislación sobre  Prevención de Riesgos Laborales, con un reglamento de salud laboral y con la prevención convertida hasta en unos estudios, con cursos de formación investigados por presunto fraude,  sigue habiendo muertes en el trabajo que son perfectamente evitables.

Demasiados accidentes se escudan en que ha sido una casualidad, pero en realidad no lo es. No es casualidad que la mayoría sean de trabajadores que tienen trabajos precarios, que sean jóvenes a los que no se les ha dado los cursos de formación sobre Seguridad, no es casualidad tampoco que el número de accidentes se incremente de forma alarmante, cuando la tecnología para evitarlo está cada vez más adelantada.  Todo eso no puede ser achacado a la simple casualidad, al contrario, con las consecuencias directas de varios factores:

La obsesión por el incremento de la productividad, de los ritmos de trabajo y de las prolongadas jornadas, cueste lo que cueste, para obtener más plusvalías a costa del asalariado.
Un proceso acelerado de “externalización” que se concreta en destruir empleo digno y más seguro en la propia empresa matriz, por el “alquiler” de servicios a empresas subcontratadas, que abarata costes en detrimento de la accidentabilidad en el trabajo.
La eliminación en cada vez más empresas de los obligatorios Vigilantes de Seguridad, que para la patronal representan un incordio; o hacen a capataces o encargados los responsables, que al estar más cercanos a la empresa, defienden los intereses del empresario antes de la seguridad del trabajador.
No puede parecer extraño que la Patronal actúe de esa forma, porque en realidad son explotadores por su papel bajo el sistema de lucro privado que representa el capitalismo; lo único que les importa es dar gestión de un incremento de los beneficios a costa de lo que sea. Para la Patronal y para su gobierno afín, el PP de Rajoy, los trabajadores muertos en accidentes laborales son unos leves “daños colaterales” en la guerra a muerte desatada por el sistema,  contra los derechos y las condiciones de vida de los asalariados. 

Cuando se producen catástrofes terribles, como la ocurrida en el edificio Rana Plaza de Bangladesh, con el derrumbamiento de una planta textil de seis pisos,  causando más de 1.130 muertos, 2.000 personas heridas y no se sabe cuántos desaparecidos sepultados en vida, comprobándose posteriormente que doce empresas importantes, entre ellas El Corte Inglés, Mango, Inditex, Benetton, Primark… y los gobiernos respectivos, todos lloran lágrimas de cocodrilo, prometiéndose  que iban a dar unos 40 millones a los familiares, pero de forma graciable, anónima y sin fecha,  lo cual un año después,  todavía no han cumplido, según “lainformación.com 28-4-14) que dice:  “Ginebra, 23(EFE).- Más de la mitad de las compañías que se comprometieron a pagar indemnizaciones a las víctimas del hundimiento del Rana Plaza, (…) en el que fallecieron más de un millar de personas, no lo han hecho un año después”.

Esas patronales, algunos con un aparente gran prestigio por salir al extranjero con sus potentes multinacionales para implantar su Ley, son las que presionan para impulsar permanentemente reformas laborales que nos quitan los derechos, violando sistemáticamente dentro de sus empresas o las que contratan, a las que subsidiariamente deben ser responsables ante la Ley, por lo que esas empresas, a ojos del pueblo, son los auténticos culpables de esas atrocidades, aunque la Judicatura burguesa, al servicio de los poderosos, no les persiga, ni juzgue, quedando completamente impunes esos crímenes de lesa humanidad.

Sabemos que la problemática cada vez más grave de la accidentalidad laboral y la seguridad en el trabajo que seguimos padeciendo los trabajadores no se van a resolver a través del diálogo razonado con la Patronal, para convencerlos de que deben actuar de otra forma. Eso es una vana esperanza y una pérdida de tiempo, porque el incumplimiento de la Ley es manifiesto, ni podemos tener esperanzas que los problemas vayan a ser resueltos por la Inspección de Trabajo, cada vez más escasa y más burocratizada al servicio de la Patronal, con este Gobierno del PP que les sirve a los suyos con una legislación a su medida. La clase trabajadora tiene como único camino organizarnos y unirnos para resolver nuestros problemas, mediante un sindicalismo combativo, democrático, de clase y unitario.

Entre las tareas más urgentes para contrarrestar los problemas de la siniestralidad laboral, es preciso luchar por hacer cumplir la legislación sobre prevención y riesgos laborales, pero sobre todo, tenemos que ir a la raíz del problema: luchar contra la eventualidad, la precariedad y las subcontrataciones. Las cúpulas sindicales, en particular UGT y CCOO, deben romper todo pacto con la Patronal y ponerse de inmediato a la tarea de preparar un plan de lucha para conseguir limitar la precariedad y la evasión del cumplimiento de la Ley por la Patronal, controlar las jornadas laborales evitando las horas excesivas, crear bolsas de trabajo para la rotación, exigir la equiparación de los salarios, etc…

A corto plazo, esas son algunas de las reivindicaciones por las que debieran luchar los sindicatos, llamando a la movilización de las bases, pero eso no es lo único, sino que es preciso recuperar un sindicalismo de lucha, de combate no solo contra los accidentes, sino por recuperar los derechos que el Gobierno del PP, a las órdenes de la Patronal, nos ha arrebatado, por lo que hay que pasar de las palabras a los hechos.

Está claro que necesitamos que haya leyes y normas que protejan los derechos de los trabajadores, pero necesitamos un mayor grado de organización. Tenemos que exigirle al Gobierno de Rajoy que apruebe nuevas leyes laborales favorables a los trabajadores y los jóvenes; si no cede, presionar con acciones de protesta incluso  con la Huelga General. La realidad demuestra que las empresas sólo cumplen las leyes cuando día a día, cada hora, en cada tajo, los trabajadores tenemos la suficiente fuerza como para obligarlas a hacerlo. Esa fuerza sólo la podemos obtener estando organizados política y sindicalmente. Sin organización, los trabajadores sólo somos carne de explotación en manos de los empresarios.

A la clase trabajadora nunca nadie nos regaló nada. Todo lo tuvimos que obtener con nuestro sacrificio, nuestra organización y nuestra lucha. Para obtener nuestras reivindicaciones sólo debemos confiar en nosotros mismos.
 ¡¡ Por un sindicalismo combativo, de clase y democrático ¡¡ 
Organizate y lucha ¡¡

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A




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