Pese a ser hoy el DIA INTERNACIONAL DE LA SEGURIDAD EN
EL TRABAJO, no tenemos nada que celebrar, porque los niveles de siniestralidad
laboral siguen siendo muy altos. Hubo una tendencia a la baja del número de
accidentes que venía repitiéndose desde 1996, pero eso ha cambiado con el
actual Gobierno del PP y el índice de accidentes ha aumentado como consecuencia
de la política antisocial de Rajoy. En nuestro país se cuenta la desastrosa cifra
de más un muerto por accidente laboral al día.
En cuanto a las enfermedades profesionales también
aumentan, según un informe de la UGT, “el porcentaje medio de enfermedades con
baja laboral en nuestro país ronda el 40 % de media”. Por otra aprte, según “El
Economista.es 7-4-14”, “El número de accidentes laborales graves aumenta
un 66,67% en el sector de la Agricultura en febrero". En cuanto a muertes en España (según Europa Press 28-4-14) "un total de 540 trabajadores fallecieron en accidente laboral en 2013".
La mayoría de los accidentes laborales no son
inevitables. Las normas existentes deberían cumplirse para poder evitarlos,
pero el objetivo de la patronal no es la seguridad, sino el lucro privado. En
teoría, todos los equipos de trabajo que utilizan elementos de seguridad
deberían aplicarlos, pero sabe la patronal que quizás retrasa algo la
productividad. En teoría, antes de que se entre a trabajar los servicios de
prevención deben hacer una revisión.
Muchos accidentes anteriores son fuente de enseñanza
sobre las medidas a tomar para evitar su repetición, pero luego no se cumplen y
se cae una vez y otra en los mismos errores. En las actas de las reuniones de
los Comités de Seguridad e Higiene, se recogen recomendaciones que las
patronales hacen caso omiso porque tienen que invertir recursos que merman sus
beneficios. Se hacen cursos y más cursos
sobre Seguridad en el Trabajo, se sabe lo que hay que hacer para evitar los
accidentes, pero el problema es que luego no se cumple, ni hay inspecciones
periódicas suficientes para que vigilen los incumplimientos.
Tenemos que introducir aquí una pregunta de por qué no
se cumplen las medidas de seguridad. Con una legislación sobre Prevención de Riesgos Laborales, con un
reglamento de salud laboral y con la prevención convertida hasta en unos
estudios, con cursos de formación investigados por presunto fraude, sigue habiendo muertes en el trabajo que son
perfectamente evitables.
Demasiados accidentes se escudan en que ha sido una casualidad,
pero en realidad no lo es. No es casualidad que la mayoría sean de trabajadores
que tienen trabajos precarios, que sean jóvenes a los que no se les ha dado los
cursos de formación sobre Seguridad, no es casualidad tampoco que el número de
accidentes se incremente de forma alarmante, cuando la tecnología para evitarlo
está cada vez más adelantada. Todo eso
no puede ser achacado a la simple casualidad, al contrario, con las
consecuencias directas de varios factores:
La obsesión por el incremento de la productividad, de
los ritmos de trabajo y de las prolongadas jornadas, cueste lo que cueste, para
obtener más plusvalías a costa del asalariado.
Un proceso acelerado de “externalización” que se
concreta en destruir empleo digno y más seguro en la propia empresa matriz, por
el “alquiler” de servicios a empresas subcontratadas, que abarata costes en
detrimento de la accidentabilidad en el trabajo.
La eliminación en cada vez más empresas de los
obligatorios Vigilantes de Seguridad, que para la patronal representan un
incordio; o hacen a capataces o encargados los responsables, que al estar más
cercanos a la empresa, defienden los intereses del empresario antes de la
seguridad del trabajador.
No puede parecer extraño que la Patronal actúe de esa
forma, porque en realidad son explotadores por su papel bajo el sistema de
lucro privado que representa el capitalismo; lo único que les importa es dar
gestión de un incremento de los beneficios a costa de lo que sea. Para la
Patronal y para su gobierno afín, el PP de Rajoy, los trabajadores muertos en
accidentes laborales son unos leves “daños colaterales” en la guerra a muerte
desatada por el sistema, contra los
derechos y las condiciones de vida de los asalariados.
Cuando se producen catástrofes terribles, como la
ocurrida en el edificio Rana Plaza de Bangladesh, con el derrumbamiento de una
planta textil de seis pisos, causando
más de 1.130 muertos, 2.000 personas heridas y no se sabe cuántos desaparecidos
sepultados en vida, comprobándose posteriormente que doce empresas importantes,
entre ellas El Corte Inglés, Mango, Inditex, Benetton, Primark… y los gobiernos
respectivos, todos lloran lágrimas de cocodrilo, prometiéndose que iban a dar unos 40 millones a los
familiares, pero de forma graciable, anónima y sin fecha, lo cual un año después, todavía no han cumplido, según “lainformación.com
28-4-14) que dice: “Ginebra, 23(EFE).-
Más de la mitad de las compañías que se comprometieron a pagar indemnizaciones
a las víctimas del hundimiento del Rana Plaza, (…) en el que fallecieron más de
un millar de personas, no lo han hecho un año después”.
Esas patronales, algunos con un aparente gran
prestigio por salir al extranjero con sus potentes multinacionales para
implantar su Ley, son las que presionan para impulsar permanentemente reformas
laborales que nos quitan los derechos, violando sistemáticamente dentro de sus
empresas o las que contratan, a las que subsidiariamente deben ser responsables
ante la Ley, por lo que esas empresas, a ojos del pueblo, son los auténticos
culpables de esas atrocidades, aunque la Judicatura burguesa, al servicio de
los poderosos, no les persiga, ni juzgue, quedando completamente impunes esos crímenes
de lesa humanidad.
Sabemos que la problemática cada vez más grave de la
accidentalidad laboral y la seguridad en el trabajo que seguimos padeciendo los
trabajadores no se van a resolver a través del diálogo razonado con la
Patronal, para convencerlos de que deben actuar de otra forma. Eso es una vana
esperanza y una pérdida de tiempo, porque el incumplimiento de la Ley es
manifiesto, ni podemos tener esperanzas que los problemas vayan a ser resueltos
por la Inspección de Trabajo, cada vez más escasa y más burocratizada al
servicio de la Patronal, con este Gobierno del PP que les sirve a los suyos con
una legislación a su medida. La clase trabajadora tiene como único camino
organizarnos y unirnos para resolver nuestros problemas, mediante un
sindicalismo combativo, democrático, de clase y unitario.
Entre las tareas más urgentes para contrarrestar los
problemas de la siniestralidad laboral, es preciso luchar por hacer cumplir la
legislación sobre prevención y riesgos laborales, pero sobre todo, tenemos que
ir a la raíz del problema: luchar contra la eventualidad, la precariedad y las
subcontrataciones. Las cúpulas sindicales, en particular UGT y CCOO, deben
romper todo pacto con la Patronal y ponerse de inmediato a la tarea de preparar
un plan de lucha para conseguir limitar la precariedad y la evasión del cumplimiento
de la Ley por la Patronal, controlar las jornadas laborales evitando las horas
excesivas, crear bolsas de trabajo para la rotación, exigir la equiparación de
los salarios, etc…
A corto plazo, esas son algunas de las
reivindicaciones por las que debieran luchar los sindicatos, llamando a la
movilización de las bases, pero eso no es lo único, sino que es preciso
recuperar un sindicalismo de lucha, de combate no solo contra los accidentes,
sino por recuperar los derechos que el Gobierno del PP, a las órdenes de la
Patronal, nos ha arrebatado, por lo que hay que pasar de las palabras a los
hechos.
Está claro que necesitamos que haya leyes y normas que
protejan los derechos de los trabajadores, pero necesitamos un mayor grado de
organización. Tenemos que exigirle al Gobierno de Rajoy que apruebe nuevas
leyes laborales favorables a los trabajadores y los jóvenes; si no cede,
presionar con acciones de protesta incluso con la Huelga General. La realidad demuestra
que las empresas sólo cumplen las leyes cuando día a día, cada hora, en cada
tajo, los trabajadores tenemos la suficiente fuerza como para obligarlas a
hacerlo. Esa fuerza sólo la podemos obtener estando organizados política y
sindicalmente. Sin organización, los trabajadores sólo somos carne de
explotación en manos de los empresarios.
A la clase trabajadora nunca nadie nos regaló nada.
Todo lo tuvimos que obtener con nuestro sacrificio, nuestra organización y
nuestra lucha. Para obtener nuestras reivindicaciones sólo debemos confiar en
nosotros mismos.
¡¡ Por un sindicalismo combativo, de clase y democrático ¡¡
Organizate y lucha ¡¡
ÁREA
DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA
SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
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