14 de noviembre de 2011

LA IZQUIERDA DORMIDA TIENE QUE DESPERTAR.

La izquierda dormida tiene que despertar y la izquierda “indignada” se tiene que politizar y organizarse mejor.

Los “indignados” del movimiento 15-M volvieron ayer a manifestar su descontento, pidiendo algo distinto, concentrándose en la Puerta del Sol, a una semana de las elecciones, para exigir, entre otras muchas cosas, “un cambio de modelo económico, político y social, y que se defienda lo público, la participación ciudadana y se luche contra la corrupción”.

Esas medidas venimos defendiéndolas desde hace años desde nuestra corriente Izquierda Socialista de Málaga, pero la dificultad consiste en hacerlo unitaria y organizadamente, para acumular una fuerza social mayoritaria, que las pueda llevar a cabo, proponiendo una alternativa de sistema porque esas medidas no caben dentro del modelo capitalista actual, sino que son propias de una sociedad socialista, democrática y avanzada.

Hasta que no acabemos con la corrupción y pongamos en marcha un plan socialista de producción, para ponernos todo el mundo a trabajar y repartir con justicia el fruto del trabajo, no habrá recuperación de la economía. Es totalmente insuficiente
votar cada cuatro años y desentenderse de la marcha de las cuestiones sociales, por lo que hay que pelear y defender nuestros intereses como trabajadores.

Incluso la lucha por el genuino socialismo no se puede limitar solamente a la socialización o nacionalización de las grandes palancas de la economía, sino que es mucho más importante que la clase trabajadora controle, mediante la democracia obrera, tanto la producción como la distribución de bienes y servicios que sean necesarios para el bienestar de los ciudadanos.

Para ello, la defensa de los más amplios derechos democráticos, la más amplia participación en las asociaciones, los sindicatos y el fortalecimiento de la acción de masas a través de los partidos políticos, que asimismo deben ser regidos por la más estricta democracia interna, son inherentes a la construcción del socialismo, que a su vez, debe tener una proyección internacionalista, sin cuyo requisito, es imposible avanzar hacia el socialismo verdadero.

En la actualidad nos encontramos en la época del imperialismo, que es la fase superior del capitalismo, pero nos enfrentamos a una profunda recesión que expresa el agotamiento del papel histórico que padece el sistema para desarrollar las fuerzas productivas, que impiden el avance de la humanidad.

Esta agonía prolongada en la que ha entrado el capitalismo se caracteriza por la concentración de riqueza cada vez en menos manos, y la polarización de la pobreza, hambrunas y miseria que se extiende por todo el planeta, con guerras de rapiña, expoliación de los países más empobrecidos, el resurgimiento de la barbarie fascista y el racismo, así como ataques despiadados al Medio Ambiente que ponen en peligro la supervivencia de la especie humana sobre la Tierra.

Pero al mismo tiempo, esa polarización provoca la necesidad de que los pueblos luchen por cambios profundos, siendo ésta la época de las luchas por la verdadera transición hacia el socialismo.

La situación social lo requiere, ya que más del 70 % de la humanidad no tiene resueltas sus necesidades vitales básicas, mientras por otra parte, existe una crisis de sobreproducción donde sobran mercancías muy necesarias, pero que los pueblos empobrecidos y con muchas necesidades no pueden adquirir. Los tres elementos más ricos del planeta, Bill Gates, Warren Buffet y Carlos Slim, acumulan más riquezas que los 48 países más pobres donde malviven cerca de 800 millones de habitantes.

Los enormes avances tecnológicos no son aprovechados en beneficio de toda la sociedad, sino que están puestos al servicio de la pequeña minoría de archimillonarios que solo tienen como único objetivo la obtención del mayor beneficio privado en el menor tiempo posible. Eso es una verdadera infamia, porque nada más que en América Latina hay cerca de un millón de niñas que son obligadas a prostituirse para sobrevivir. La miseria en países como Haití es crónica y millones de seres viven en la absoluta miseria.

Con el 1 % de los gastos de armamentos se podría erradicar el hambre en el mundo durante 150 años, mientras en los países asiáticos la situación es incluso peor y las hambrunas en el cuerno de África, con la afrenta de Somalia, Etiopía y demás países que padecen hambrunas es una condena concreta de que este sistema capitalista merece fenecer, para que la humanidad pueda sobrevivir.

Un programa económico de transición al socialismo genuino, (no confundir con los programas socialdemócratas de contrarreformas, que han fracasado) mediante una planificación científica y democrática de los recursos, podría resolver los problemas globales y superar la crisis de la civilización que afecta a la humanidad en relativamente poco tiempo, pero el beneficio de las multinacionales está reñido con el Bienestar de los seres humanos, a la vez que, la alienación mental que ejercen los grandes oligopolios de la información, mantiene a los pueblos en un desconocimiento profundo de la realidad.

Desde los primeros meses de este año hemos visto una oleada de revoluciones en el Norte de África, donde las masas desesperadas, incluso sin una dirección política adecuada, se lanzaron a las calles, perdiendo el miedo, en la búsqueda firme de una vida mejor, jugándose materialmente la vida.

Eso que algunos han dado en llamar el inicio del inicio de la revolución mundial es una lucha que al final solo puede acabar,(con sus alzas y bajas, con sus pequeños triunfos y sus derrotas ) o en la masacre sangrienta de la clase trabajadora y el aplastamiento del pueblo bajo la barbarie de la bota del imperialismo que amenaza con el “fascismo democrático” la propia destrucción de la humanidad, o con el derrocamiento del capitalismo en un país dado, que sirva como ejemplo para la victoria de revoluciones socialistas que se contagien a otros países, para, mediante el establecimiento de modelos de democracia obrera de carácter internacionalista, ponga las bases para la disolución de las clases sociales, y su conversión en una sola clase de trabajadores, que sean los dueños de sus destinos y del fruto del trabajo social, para iniciar la construcción del socialismo de seres humanos libres, iguales, basados en la ética, los adelantos científicos y la inteligencia como modelos a seguir al servicio de la Humanidad.

La filosofía del materialismo dialéctico, que es la filosofía que mejor conviene a la clase trabajadora y a la nueva sociedad socialista que se tendrá que construir, lo que se ha dado en llamar el socialismo científico, huye del culto a la personalidad, huye de la vulgarización, huye del esquematismo mecanicista que utilizó el estalinismo, que en santa alianza con el reformismo, llevó a la clase trabajadora a grandes derrotas históricas que debemos evitar en el futuro.

Para superar el capitalismo, es preciso defender un programa basado en el socialismo marxista y democrático, (podría estar entre la socialdemocracia impotente y genuflexa y el estalinismo soviético), donde se eviten los errores de un sistema de partido único, de los nacionalismos, y de la burocracia como la que existió en aquella URSS estalinizada y la inoperante e inviable socialdemocracia que se ha convertido en mera gestora del capitalismo decrépito y moribundo y en momentos de crisis, ni siquiera puede cumplir ese papel.

El verdadero socialismo marxista, que debe contener un cierto rasgo libertario, autocritico, autogestionario y donde el verdadero poder emane desde las bases, reivindica el carácter vivo, relativista y dialéctico de la dialéctica materialista, no como dogma, sino como una guía para la acción en beneficio de las clases más desfavorecidas y tiene que estar dotado de un cierto carácter humanista, poniendo el bienestar en el centro del objetivo del ser humano.

En primer lugar esto significa que debemos ser críticos hasta con el propio método marxista, cuanto más con nuestras direcciones y muchísimo más con el Sistema Capitalista al que pretendemos sustituir por otro modelo mejor, más culto, más libre, más justo, más amable y que realmente defienda en los hechos, y no en las palabras, el verdadero Estado de Bienestar social para todos.

Para ello debemos ser capaces de desarrollar un pensamiento independiente, con la ayuda de la filosofía del materialismo dialéctico, basándonos en la escuela de los clásicos, para realizar los mejores análisis concretos de situaciones concretas para poder ir transformándolas y mejorándolas.

Si podemos decir que existe un raspo principal que define al verdadero socialismo, es el internacionalismo de clase, al igual que al capitalismo lo define su estado de “globalización”, donde, de forma aparente, el sistema buscó eliminar las dos camisas de fuerzas que impiden el desarrollo de las fuerzas productivas en la fase final del capitalismo, la fase imperialista multinacional.

Esas dos trabas son: a) las fronteras nacionales y b) la propiedad privada de los grandes medios de producción:
La primera traba creyeron haberla salvado los estrategas del capitalismo con la “globalización”, pero al final se ha demostrado que el sistema ha colapsado como observamos en la brutal y profunda crisis que se inició en el verano de 2007 y ahora, cuando se cumplen ya cuatro años, la situación, pese a haber inyectado y consumido más de 20 billones de dólares en reflotamientos bancarios, los resultados son muy escasos.

La segunda traba, la propiedad privada de los grandes medios de producción, que sigue impidiendo el desarrollo de las fuerzas productivas, esa contradicción del capitalismo es incapaz de superarse.

Solamente el socialismo puede llevar a cabo esa inmensa tarea que debe ser obra de la lucha de la clase trabajadora, cuando tome en sus manos el programa de transición al socialismo y trascienda al sistema capitalista, superando la dictadura del capital e implantando la verdadera democracia social, la democracia obrera.

El socialismo científico siempre ha explicado que no existe ni podrá existir nunca una crisis final del capitalismo. Si la clase trabajadora no toma el poder político en sus manos, concentrando y controlando la economía, los capitalistas siempre van a encontrar una salida.

Los que pretendan hacer creer que el socialismo va a llegar sin que exista una lucha, aunque sea pacífica y política, pero firme y contundente, por arrebatarle con la lucha de los movimientos sociales y de la clase obrera, el control de la economía a la burguesía, realizando la democracia política, social, económica y cultural, que deben ir al unísono, estarán engañando a los ciudadanos o marcándoles el camino equivocado.

Los burgueses nunca van a conformarse con perder sus privilegios y beneficios, si no hay unas fuerzas sociales y políticas que les obliguen a ello, por lo que intentarán siempre utilizar cualquier clase de poder, utilizando métodos incluso antidemocráticos, como siempre lo han hecho, para acabar con cualquier intento democrático de transformación social, como sucedió históricamente con el ataque contra la República en 1936 en España, con el golpe de Estado de Franco, en Chile con el golpe de Estado de Pinochet en 1973 y tantos otros.

La Santa Alianza de los poderosos, han defendido con saña sus privilegios históricamente, con los llamados Poderes Fácticos, es decir, Capital, Iglesia y Ejército, de cuyas fuerzas, el PP se reclama legítimo heredero, manteniendo en su seno al sector de la derecha extrema. No van a dejar fácilmente que se les expropie sus privilegios, sino que tiene que ser con una coalición muy amplia y firme de las masas trabajadoras, bien dirigidas, con una dirección y un programa firmes y adecuados, bien elaborado democráticamente que arrastre tras de sí a las capas medias y a los trabajadores atrasados, al campesinado y a los autónomos, como podremos realizarlo.

Los socialistas marxistas reivindicamos el espíritu del optimismo que respiraban los fundadores del PSOE, tomando como ejemplo a Pablo Iglesias, que estuvo años y años, aislado en el Parlamento, defendiendo a capa y espada los intereses de la clase trabajadora a la que el Partido y la UGT se deben desde su fundación.

Nuestra lucha, como corriente interna, camina ahora en el mejor sentido a favor de la corriente de la historia, aunque tengamos que pasar por el trance de un “bienio negro”, si triunfase el PP en las próximas elecciones, que solamente puede ser evitado si convencemos entre todos, con argumentos válidos, a los indecisos y abstencionistas, de la necesidad de votar partidos de izquierdas, para cerrarle el paso a Rajoy que representa la derecha extrema heredera del tardofranquismo.

Por ello, llamamos a fortalecer la corriente Izquierda Socialista, y otras que puedan surgir, alentando al debate y a la movilización de toda la clase trabajadora, para que se exprese dentro y fuera de las organizaciones de clase, para ir acumulando la fuerza suficiente en un polo de izquierda que represente una alternativa lo antes posible para producir el giro a la izquierda que necesita el Partido, cuya dirección socialdemócrata actual ha sucumbido ante las presiones del sistema, habiendo sido incapaz de ofrecer una salida por la izquierda como las masas esperaban y como nuestra corriente viene proponiendo desde su fundación.

Nosotros, como corriente Izquierda Socialista, hemos venido diciendo y seguimos insistiendo que la clase trabajadora es la clase más numerosa y poderosa de la sociedad, por lo cual, desde un punto de vista democrático objetivo, es esta mayoría la que está llamada a dirigir la sociedad porque sin nuestro permiso, ni gira una rueda, ni brilla una luz, ni funciona el sistema, si decimos hasta aquí hemos llegado y luchamos por llevar a cabo un programa verdaderamente socialista.

La tarea que seguimos teniendo como fundamental, para alcanzar esos objetivos, es, junto con la acción, el debate ideológico, para hacer consciente a la clase trabajadora de la necesidad de activarse, luchar, organizarse, fortalecerse y hacernos conscientes como clase del potencial democrático que tenemos para vencer cualquier resistencia que se nos ponga por delante.

Pero a corto plazo, el objetivo que debemos plantearnos la clase trabajadora, el próximo domingo, es derrotar a la derecha del PP en estas elecciones, pero a su vez, reorganizar y batallar por la unidad de la izquierda, fortaleciendo el movimiento obrero de masas participando en las luchas sociales, peleando por lo que quieras, ya que el capitalismo no podrá ofrecer ninguna salida a la crisis que favorezca a los trabajadores y a los sectores más empobrecidos por la crisis, que es responsabilidad y la ha producido la propia derecha defensora del capital, por lo que nunca esos que nos han robado y especulado tanto, van a devolverle nada al pueblo.

Nuestra propuesta es que votes el domingo, pero que te lo pienses bien, y lo hagas por el que te dé la gana, reflexionando en conciencia, bien a favor de algún partido que defienda a los trabajadores y a los pobres, (Izquierdas) bien a algún partido que defienda a los capitalistas y a los ricos,(Derechas) ejerciendo lo que se llama conciencia de clase, pero decídete y no delegues todo a los demás y no te tragues el anzuelo de que ya no hay ni derechas ni izquierdas porque es una falsedad extendida por la propia derecha para engañarnos mejor.

Al mismo tiempo te invitamos a unirte a alguna organización para luchar tu mismo y defender de forma activa, el programa por el que tú entiendas que merece la pena luchar y defender tus ideales y propuestas, como corresponde a un ciudadano libre que defienda una democracia real, una ética y una acción política correcta, porque nadie nos va a regalar nada; nosotros consideramos que ello pasa por un programa verdaderamente socialista, que contemple la nacionalización de los grandes medios de producción bajo control democrático de la mayoría, que es la clase trabajadora, para avanzar al socialismo. En la Unidad, la Organización y en la Lucha estará nuestra victoria, porque como dijo el clásico, “la emancipación de la clase trabajadora será obra de la propia clase, o no será”.

ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.A
Is-psoe.malaga@terra.es

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