15 de marzo de 2011

África: Las masas siguen luchando...

Gadafi ha declarado que no descarta una posible alianza con grupos radicales islámicos, en caso de injerencia militar entranjera. Ha añadido que « Si nos atacan, nos declararemos en « Guerra Santa » y también afirmó que había sido
traicionado por sus « amigos europeos ». La matanza está siendo grave y puede estancarse el conflicto.

Los trabajadores que se han lanzado a la lucha en el Norte de África han descubierto, que una vez perdido el miedo a la represión, han sido capaces de derrocar a los tiranos derribando dictaduras sangrientas, que hace solamente unos
meses
parecían muy sólidas y tenían un gran apoyo entre las potencias occidentales que las utilizaban para saquear las riquezas. Han desmantelado en Túnez y en Egipto esos aparatos represivos que parecían indestructibles, pero el proceso de cambio no ha terminado, más bien acaba de empezar. En Libia, la situación se ha enconado y está siendo dura y sangrienta la lucha.

Muchos estarán pensando que si han tenido fuerzas para derribar a ese odiado régimen represivo y de luchar por establecer una democracia, la cuestión que se plantea es si lograrán vencer a las fuerzas de la reacción que tratarán de impedir la construcción de una democracia plena, una democracia social, donde el poder resida verdaderamente en el pueblo, con libertad, igualdadad, solidaridad y justicia que son los valores por los que el pueblo está luchando, para servir a los intereses sociales y económicos de la sociedad, que está compuesta mayoritariamente de clase trabajadora, campesinos y pobres, es decir, si serán capaces de avanzar hacia el socialismo.

El debate para la conquista de una auténtica democracia que signifique la libertad económica y política, se está encontrando de frente con intereses contradictorios de los pueblos empobrecidos y de las potencias imperialistas que desafian la lucha con la intención de defender sus intereses capitalistas. Los trabajadores se verán obligatoriamente enfrentados a esa contradicción, por lo que la verdadera lucha empieza aqui enfrentándose a los límites del capitalismo, cuyo margen de maniobra es mínimo, debido a la recesión mundial en la que se haya.

Los avances necesarios de las reivindicaciones económicas y sociales, empiezan a chocar con los intereses del imperialismo. Algunos sectores intentarán instalar una democracia burguesa, para mantener el capitalismo en la zona, pero la clase trabajadora necesitará profundizar la democracia, hasta conseguir una democracia total, tanto en el campo de la economía, como en lo político, lo social y lo cultural, buscando el camino de la instauración de un socialismo de nuevo tipo, sin que derive en una dictadura como ya ocurrió en los países del Este, cuando se instauró la deformación impuesta por Stalin.

En esta lucha iniciada, para la clase trabajadora, todo avance no puede venir más que de una organización colectiva y social de los medios de producción, transporte y cambio. Los campesinos han sido expoliados y explotados permanentemente por los grandes propietarios, pero en los momentos actuales, realizar, por ejemplo, una reforma agraria del tipo de los años 30, es impensable. Se necesita mecanizar y organizar la producción agropecuaria en términos modernos, socialmente asumida la propiedad colectiva, con participación Estatal, pero bajo control obrero , mediante las organizaciones sindicales y políticas. El reparto de tierras en términos privados sería un atraso histórico inviable.

Igualmente ocurrirá entre los trabajadores asalariados, de las grandes empresas, dónde la misma estructura empresarial obliga a la socialización, porque es imposible repartirse las máquinas de las fábricas para hacerlas funcionar cada uno por su lado. Tienen la obligación material de continuar trabajando juntos, para producir socialmente como lo venían haciendo, pero, antes, el reparto de los beneficios iba a parar a manos de los explotadores y ahora la lucha es por exigir que las plusvalías vayan a manos de los trabajadores, controlados por ellos mismos y los excedentes que sean gestionados socialmente entre representantes democráticamente elegidos por los trabajadores, los sindicatos y por el Estado.

El podería de la clase trabajadora se demostraría en bases socialistas, y reposaría en la propiedad social o común de los medios de producciòn, pero bajo control social para combatir la corrupción y los despilfarros, o pronto se degenerará. La clase trabajadora, bien organizada, con sus luchas tiene que arrastrar detrás de sí a los campesinos, los pequeños empresarios, los estudiantes y demás capas oprimidas de la sociedad, para planificar la producción, producir más y vivir mejor.

Debido a la capacidad de organización colectiva, en sindicatos, asociaciones vecinales, partidos polìticos y demás fuerzas sociales, la clase trabajadora tiene capacidad de ofrecer un potencial económico y político a otras luchas pero tienen que conquistar la solidaridad entre la clase, marchar unida y organizada. Al mismo tiempo, tienen que hacer un llamado para que las fuerzas imperialitas saquen sus garras explotadoras de esos países, para que puedan desarrollar las tareas que les permitan tomar sus destinos en sus manos de forma democrática y pacífica, al menos empezando por Túnez, Egipto y otros países que sean liberados.

La cuestión de Libia se está enquistando y está costando demasiado sangre por las características de ese modelo, al que se quería equiparar con el « socialismo » cuando en realidad faltaba lo principal, como es la democracia obrera sana, que había sido usurpada por Gadafi, con el beneplácito de las potencias occidentales.

En cuanto a lo que está ocurriendo en Túnez desde el triufo de la revolución, donde numerosas estructuras locales han sido tomadas por los trabajadores, utilizando las viejas estructuras de la UGT tunecina, constituye una confirmación de lo que siempre hemos venido defendiendo, que cuando las masas se ponen en movimiento, primero utilizarán las herramientas viejas, por muy malas y gastadas que están, siendo esos los primeros núcleos de donde surgen las nuevas formas de poder alternativos que emanan en las luchas sociales y politicas.

Poco más o menos es lo que también está ocurriendo en Egipto, auque cada país tiene sus propias caracteristicas, y así tiene que ser, porque no se pueden implantar modelos desde fuera en contra de los deseos de los habitantes de cada Estado. Hemos visto cómo después de haber mantenido una lucha durísima y pacífica en la caída del Dictador Mubarak, sobre todo con las oleadas de huelgas que dieron la puntilla al régimen, las reivindicaciones sociales y económicas de todos los sectores se pusieron a la orden del día.

Claramente vimos que el centro de gravedad de la lucha se desplazó hacia los lugares de trabajo, que es el lugar donde mejor se expresa la lucha colectiva, sobre todo para exigir las reivindicaciones democráticas que el movimiento obrero expresaba, para ver satisfechas las necesidades de mejoras tanto económicas como de libertades conquistadas.

Existen lecciones importantes que la clase trabajadora debemos sacar de estos procesos, como son que en cada lugar del mundo, la clase trabajadora debe estar organizada lo mejor posible en sus centro de trabajo, en los sindicatos de clase, por ser éstos el primer centro de combate para la transformación social y democrática, pero en el aspecto de la economía global, también hacen falta partidos polìticos firmes con programas adecuados, siendo esto válido tanto para los trabajadores que estén en pequeñas como en grandes empresas y sobre todo, en las multinacionales.

Uno de los aspectos más importantes de esas luchas es el internacionalismo, pues hemos visto cómo existen trabajadores de diferentes naciones, que luchan codo con codo, por intereses comunes cuando se expresa el movimiento obrero, y sobre todo, la solidaridad que ha despertado en el resto del mundo.


Esto es así porque el capitalismo, al ser un sistema glogal, cada lucha tiene a su vez repercusiones en los demás países y debemos pensar en las relaciones sociales dentro del contecto mundial, al igual que los burgueses defienden intereses económicos por encima de las fronteras, igual tenemos que hacerlo nosotros como clase trabajadora, por ello el socialismo es Internacionalista o no es nada.

Cuando la clase trabajadora consigue tomar el poder en cualquier país, como está ocurriendo en el Norte de África, la solidaridad y la simpatía con nuestra clase es casi espontánea y esos procesos nos gustaría que se extendieran por todo el planeta, pero es cierto que se tienen ciertos reparos a los mecanismos de represión y defensa sanguinaria de los poderes fácticos establecidos, cuyo ejemplo cruel está siendo el caso de Libia, pero en realidad, los anhelos de triunfo de « la fuerza de la razón », contra la « razón de la fuerza », permanece y crecerá hasta la victoria del socialismo en la sociedad superando al capitalismo.

Millones y millones de trabajadores del mundo entero vemos con simpatía y gran interés que la clase trabajadora luche firmemente por desembarazarse de esos regímenes que les explotan y les han venido arrebatando las libertades legítimas a la que toda persona tiene derecho. Cada vez con más firmeza veremos luchas de clase trabajadora en un país tras otro porque la nueva burbuja financiera que los capitalistas están preparando si haber encontrado todavía el camino de la salida de la actual recesión, prepararán cambios bruscos y repentinos en la conciencia de las masas, que seguirán luchando por un mundo mejor, porque es una Ley histórica. Bajo el capitalismo no hay salida para la humanidad. El socialismo ya no es una utopia sino que se ha convertido en una necesidad para los pobres del mundo.


ÁREA DE COMUNICACIÓN Y FORMACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA MALAGA-PSOE.A
is-psoe.malaga@terra.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario