8 de enero de 2011

LA IZQUIERDA QUE SE BUSCA.

Este nuevo libro de José Antonio Pérez Tapias no puede llegar en un momento más oportuno. Aparece a mitad de la segunda legislatura de Zapatero cuando se acaba de
producir un giro radical en la política económica del gobierno; un giro con consecuencias en la política social ya que afecta al sueldo de los funcionarios, a la promoción de obras públicas, a la cuantía de las pensiones, a las prestaciones prometidas a cargo de la ley de dependencia, o a proyectos que estaban en ciernes como la ley de la ciencia, o la ley de economía sostenible.

Ni que decir tiene que todos los que, desde la derecha, llevaban clamando por la necesidad de rectificar la política económica se llevan ahora las manos a la cabeza arguyendo que el “tijeretazo” ha sido fruto de la insolvencia del presidente del gobierno, que no supo ver la crisis, que no tomó a tiempo las medidas imprescindibles y que hoy se ve obligado a actuar en contra de sus convicciones para satisfacer los dictados de los mercados.

¿Qué puede hacer la izquierda en esta situación? ¿Cómo debe responder? ¿Tiene una estrategia para salir de esta situación?; si la tiene ¿por qué no la manifiesta con claridad? ¿Está agotado su discurso?

Son muchos los interrogantes que se agolpan ante nosotros. Ante los militantes socialistas, ante los sindicalistas, ante los votantes de izquierda, ante los ciudadanos preocupados por la política, ante los estudiosos que quieren saber qué está pasando se acumulan las mismas preguntas y el deseo de buscar una respuesta. Por ello es un acierto el título del libro de Pérez Tapias, La izquierda que se busca. ¿Por dónde convendría comenzar la lectura del libro?

A mí me gusta comenzar volviendo a leer el artículo titulado “De Berlín a Kabul” porque creo que representa muy bien lo que ha ocurrido en estos años. Los que venimos de una tradición de izquierda marxista siempre recordamos la importancia que tuvo para nosotros la política de bloques militares. La política de bloques militares condicionó radicalmente a la izquierda europea; en unos casos porque supuso la adhesión de los partidos comunistas al bloque soviético; en otros, porque implicó la adhesión acrítica de la socialdemocracia europea al atlantismo.

José Antonio Pérez Tapias y yo pertenecemos a una generación que no vivió esa radical escisión de la izquierda que provocaba la existencia de bloques militares. Para los que estamos vinculados a la generación del 68 se abrió una esperanza de buscar una izquierda que rompiera con la dependencia soviética y criticara la dependencia atlántica. El socialismo del sur de Europa y el eurocomunismo nacieron de ese espíritu; los movimientos por la paz de los años ochenta lo continuaron y la llegada de Gorbachov al gobierno de la URSS abrió la esperanza de reestructurar el pensamiento político, de cambiar nuestros hábitos de vida, de buscar un nuevo enfoque en las relaciones internacionales.

Por eso me gusta empezar la búsqueda de la izquierda por este artículo que refleja muy bien cómo de la esperanza propiciada por la caída del comunismo fuimos pasando a las tesis acerca del “fin de la historia”, para llegar a la “guerra contra el terrorismo”, pasando antes por el “choque de civilizaciones”. ¿Podrá Obama cambiar este designio? El Obama que ha suscitado tantas esperanzas, que ha recibido incluso el premio Nobel de la Paz, ¿podrá resolver el problema de Afganistán?; ¿será capaz de cambiar la política del Estado de Israel?

Sobre todos estos temas reflexiona con gran penetración José Antonio Pérez Tapias en este libro cuando habla de “Apocalipsis en Gaza” o cuando recuerda la necesidad de propiciar un mundo donde haya “Menos OTAN y más Unión Europea”.

Ya digo que a mí me gusta empezar por este análisis de la coyuntura internacional porque creo que refleja muy bien la personalidad del autor. Un gran profesor de filosofía que está metido en medio de la política y que en su trabajo parlamentario ha tenido y tiene la oportunidad de ir profundizando en su análisis de la situación internacional. Un análisis que remite a una segunda cuestión: ¿podrá Europa sobrevivir en este mundo incierto?; ¿podrá emitir una palabra propia?; ¿podrá mantener su modelo social?

De la misma manera que no sabemos si el premio Nobel de la Paz podrá salir con acierto de la guerra de Afganistán, tampoco vemos un liderazgo europeo sólido que permita salir de una crisis como la actual. No vemos este liderazgo sólido desde el debate sobre la Constitución europea. En el no a la Constitución europea que se produjo en Francia ya se vislumbraban dos de las respuestas que se han ido dando ante el temor que produce el proceso de globalización. La primera es una respuesta de izquierda que mira con pavor los efectos de un proceso neoliberal que van drenando los derechos de los trabajadores, las conquistas del Estado del bienestar y los sistemas de protección social. Es una respuesta de izquierda que pide una Europa más política, más social, más articulada fiscalmente.

Pero en aquella negativa anidaba también otra respuesta a la Constitución europea que pedía atrincherarse en un nacionalismo de Estado, que defendía con ahínco una forma chauvinista de bienestar recelosa del peligro del “fontanero polaco” dentro de nuestras ciudades y del turco que acecha pidiendo entrar en nuestro proyecto. Ese planteamiento no ha desaparecido y ha vuelto a emerger con la crisis económica que ha comenzado a partir del 2.008.

Y es aquí donde es imprescindible afinar. Igual que nos planteamos si podrá Obama salvar su proyecto a pesar de Afganistán y nos interrogamos si Europa será capaz de dar una respuesta, hay que diseñar con rigor la reformulación de un proyecto socialdemócrata. En todo el libro de Pérez Tapias está presente el problema de si es posible mantener una política keynesiana más allá de las fronteras del Estado Nación.
Ahora, justamente ahora, cuando nos están diciendo que hay que someterse a los dictados de los mercados, cuando nos dicen que no cabe pensar en mantener una soberanía sobrepasada por los hechos, es cuando es conveniente pensar en todos los elementos que Pérez Tapias pone encima de la mesa. Si fuera cierto que esta imposición de los mercados fuera inatacable, ¿qué quedaría de la democracia?; ¿qué efectos tendría sobre la ciudadanía?

Pérez Tapias realiza en este libro un conjunto de análisis muy penetrantes acerca de la conveniencia de combinar los problemas de la redistribución con los problemas del reconocimiento. Por ello ahora, precisamente ahora, cuando nos dicen que hay que olvidarse de cualquier política redistributiva, cuando afirman que vamos a convivir con el paro estructural, cuando nos conminan a asumir que las futuras generaciones no podrán gozar de las conquistas del Estado del bienestar, uno no puede sino preguntarse: ¿qué será de la laicidad, de los derechos cívicos, de la interculturalidad, de la memoria de las victimas?

Algunos pueden creer que no hay relación entre una cosa y otra, pero creo que se equivocan. Cuando insistimos en adelgazar el Estado, en reducir la función pública, en cercenar el papel de los sindicatos, hay que ser consecuentes y preguntarnos cómo será posible hacer frente a los problemas educativos, a la transmisión de valores, a la reubicación laica del pluralismo religioso.

Bien es cierto que aunque tuviéramos muchos recursos económicos disponibles no podremos resolver los problemas que plantea hoy la multiculturalidad sin tener en cuenta los problemas del reconocimiento. Unos problemas que plantean la cuestión de la justicia. Ya en su anterior libro, Del Bienestar a la justicia, Pérez Tapias había logrado conectar muy bien los planteamientos de Habermas con los de Ricoeur, por ejemplo. En esta obra sobresale la extraordinaria capacidad del filósofo que parte de la tesis de que no es posible enfrentarse a la política sin tener en cuenta la dimensión metafísica.

Una dimensión que aparece reflejada admirablemente en la capacidad de dar cabida en el análisis de la realidad inmediata a ese pasado lejano que nos envuelve, que envuelve a Pérez Tapias en su Granada natal al hablar de Fernando de los Ríos y de Francisco Ayala y que le envuelve al hablar del problema de los moriscos. Yo por ello comenzaría el libro yendo al artículo “De Berlín a Kabul” y lo terminaría leyendo su artículo sobre la “Expulsión de los moriscos” porque ahí aparece hasta qué punto venimos de lejos, hasta qué punto es posible recordar los mil años de Granada, los sucesos de 1492 y cómo nos cuesta pensar en aquellas tres culturas que tanto impresionaron a un cristiano erasmista como Fernando de los Ríos.

Fernando de los Ríos fue diputado por Granada y fue un hombre concernido por el hecho religioso. Pedro Cerezo, maestro de toda una generación de filósofos, fue también diputado socialista por Granada y en toda su obra intelectual nunca ha dejado de profundizar en la cuestión religiosa a lo largo de la España del siglo pasado. Pérez Tapias es un digno continuador de los dos. Por una feliz coincidencia se ha constituido así una tradición que nos permite pensar en la España de los años treinta, en la España de la transición y en la España del siglo XXI a partir de la reflexión y de la actuación de estos tres pensadores.

Antonio García Santesmases.
Catedrático de Filosofía Política de la UNED.
Miembro Fundador de IZQUIERDA SOCIALISTA-PSOE.
(Prologo al libro de José Antonio Pérez Tapias “La izquierda que se busca").

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