8 de mayo de 2010

Los trabajadores griegos marcan el camino. ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!

Los acontecimientos sociales, económicos y políticos que están teniendo lugar en Grecia son de extraordinaria importancia para la clase obrera del Estado español, de Europa y de todo el mundo. Los salvajes ataques contra los trabajadores griegos representan una muestra anticipada del amplio plan de recortes sociales y de derechos que se cierne sobre el conjunto de los trabajadores europeos. Del mismo modo, la respuesta contundente de la clase obrera y la juventud griega a través de huelgas generales, manifestaciones y acciones de masas, demuestra que existe una clara determinación a luchar y que éste es el único camino posible para hacer frente a los planes de la burguesía.

El plan de rescate de la economía griega se ha presentado como un ejemplo de la “solidaridad europea”. Este supuesto altruismo es una manifestación obscena de hipocresía y un insulto al conjunto de los trabajadores. En realidad, el plan de “ayuda” sólo persigue un fin: salvaguardar los intereses de la banca europea a costa de que el nivel de vida de los trabajadores griegos retroceda décadas. Frente a las mentiras de los gobiernos de la UE, hay que subrayar que el conjunto de la clase obrera de los de países que participan del plan serán también los que pagarán, con graves recortes sociales, esta nueva inyección de dinero público que irá a parar a las cajas fuertes de los banqueros. Además, lejos de ser una solución a los problemas de la economía griega esta medida la empujará con más fuerza en una espiral descendente de crisis y estancamiento.

El 2 de mayo pasado, el gobierno griego encabezado por Papandreu (PASOK) llegó a un acuerdo con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recibir un préstamo de 110.000 millones de euros en tres años (80.000 millones aportados por la UE y 30.000 millones por el FMI). Pero este dinero no irá al pueblo de Grecia. Esta montaña de millones se dedicará a garantizar que el Estado griego paga los altos tipos de interés que los bancos europeos le reclaman por financiar su “deuda pública”. Es decir, los trabajadores, los pensionistas, la juventud de Grecia, igual que la del resto de Europa, tendremos que ser víctimas de recortes brutales en nuestras condiciones de vida para que la gran banca siga obteniendo beneficios insultantes. Los mismos que han provocado la virulencia de esta crisis, que se han llenado los bolsillos con millones de euros de ayudas públicas ahora, con el beneplácito de los gobiernos, hunden a toda la sociedad en una espiral de paro masivo y recortes sociales sin precedentes. Esta es la cara real del sistema capitalista. Un sistema reaccionario y en decadencia que debe ser barrido.

El plan de ajuste

Para recibir este préstamo y seguir pagando a la banca europea, el gobierno de Papandreu se ha comprometido a aprobar un plan de ajuste salvaje, que se suma a los tres anteriores. Pretende llevar a cabo un recorte presupuestario de 30.000 millones de euros en los próximos tres años para reducir el déficit público del actual 13,6% del PIB al 3% del PIB en 2014. De forma inmediata, para el año 2010, quieren dejarlo en poco más del 8%. Para ello se va a aplicar la receta clásica del FMI: recortes en los gastos sociales y en los derechos laborales, privatizaciones, etc. Estamos viendo en el corazón de Europa las mismas medidas que se adoptaron en la década de los 80 y 90 del siglo pasado en América Latina y que fueron la antesala de un tremendo giro social a la izquierda y de procesos revolucionarios en muchos de esos países.

Concretamente, el paquete de medidas que el parlamento ha aprobado el jueves 6 de mayo, mientras miles de griegos protestaban frente a él, incluye:
- Aumento de un 10% de los impuestos al tabaco, alcohol, carburantes,…
- Un incremento del IVA hasta el 23% (desde el 21% actual, que fue aumentado ya en marzo), a partir del 1 de julio.
- Congelación salarial durante tres años y eliminación de las pagas extras y complementos a los trabajadores del sector público, en el que se paralizará la contratación. Todo esto supondrá una disminución efectiva del salario en torno al 30%, un auténtico atraco a mano armada.
- Aumento de la edad mínima de jubilación. Recorte de las pensiones y nuevo sistema de cálculo, ampliándolo a toda la vida laboral, aumento de los años necesarios de cotización (de 37 a 40) para obtener la pensión máxima. Introducción de planes privados de pensiones, ya que la cantidad aportada por el Estado se reducirá drásticamente. Los sindicatos han calculado el recorte de las pensiones entre un 30% y un 50%.
- Reforma del mercado laboral para facilitar y abaratar el despido. Se permitirá aumentar del 2% al 4% el número de despidos legales al mes en el sector privado. El FMI presiona para que se proceda al despido de 200.000 trabajadores en el sector privado.
- El Estado tiene que vender las empresas públicas o reducir sustancialmente su presencia en ellas. Además, se liberalizará el sector de la energía y el transporte.
- Reducción del número de administraciones locales de 1.300 a 340 para ahorrar costes.

Se está barajando, también la ampliación de la jornada laboral.
La huelga general del 5 de mayo. La clase obrera griega muestra el camino
La huelga general del día 5 de mayo, que unificó a los trabajadores del sector estatal y el privado, fue la respuesta contundente e inmediata a esta brutal agresión a las condiciones de vida y laborales de la población griega. La huelga del 5 de mayo, que es la cuarta huelga general convocada por los principales sindicatos desde el mes de febrero, fue un éxito histórico. Este día tuvieron lugar las protestas más amplias desde que se inició el movimiento en diciembre pasado, con una manifestación multitudinaria, de entre 150.000 y 200.000 personas en las calles de Atenas, que se reprodujeron en importantes ciudades del país como Salónica, Patras, y decenas más.

La confederación sindical del sector privado, GSEE, confirmó que hubo un seguimiento del paro de más del 80%, en una demostración de fuerza de los trabajadores de todos los sectores: trenes, aviones, ferries, autobuses, metro, que sólo funcionó para permitir que la gente se desplazara a las manifestaciones, profesores (3 días en huelga), basureros, pensionistas, empleados de banca, trabajadores de la construcción, médicos, trabajadores industriales, abogados, periodistas (huelga de 24 horas), también se sumaron los controladores aéreos. El éxito de la huelga es incuestionable.

A lo largo de la semana, ya se habían sucedido distintas marchas y protestas. El lunes 3 de mayo un grupo de profesores ocupó un canal de televisión e interrumpieron el principal telediario de la televisión estatal NET para leer un comunicado denunciando los recortes del gobierno; el martes 4, miles de trabajadores del sector público y estudiantes se manifestaron en las principales ciudades e incluso, 150 miembros de las Fuerzas Armadas marcharon en silencio contra la supresión de las pagas y complementos a los funcionarios. Las manifestaciones del 1º de Mayo también estuvieron marcadas por el rechazo frontal de la población a este plan de hundimiento aprobado por la UE y el FMI.

Es evidente que el ambiente de lucha que se vive en Grecia está en ascenso. Según diferentes sondeos, el 80% de la población cree que los próximos meses serán de mayor conflictividad social. De hecho, Ilias Iliopoulos, secretario general del sindicato del sector público, ADEDY, ya ha anunciado que se convocarán más huelgas en mayo.

Los manifestantes y la mayoría de la sociedad griega tienen clara conciencia de que se trata de un enfrentamiento frontal entre clases. En las consignas que se gritan en las huelgas y manifestaciones, en las declaraciones de la gente y en la de los propios dirigentes sindicales esta idea es muy explícita. En las crónicas periodísticas de la huelga del 5 de mayo se pueden encontrar numerosos testimonios. El ambiente de polarización social es tan grande que incluso el dueño de un quiosco, Raklis Volter, fue a la esencia del conflicto al decir: “Estas medidas están matando a la gente. Estamos al borde de la guerra, una guerra entre ricos y pobres”. Andreas, un trabajador del servicio municipal de limpieza del ayuntamiento de Atenas, dijo: “Esto es la guerra. ¿O es que alguien se pensaba que íbamos a permanecer de brazos cruzados mientras pisotean nuestros derechos como trabajadores y dejan a nuestras familias en la ruina?”. Un profesor de 31 años afirmó también: “La crisis no es culpa nuestra. Es culpa de las grandes empresas, así que les reclamen el dinero a ellas. Nosotros seguiremos manifestándonos y haciendo huelgas hasta que el gobierno de marcha atrás”.

La manifestación de Atenas, que terminó en el Parlamento al grito de “ladrones” y “mentirosos” contra los parlamentarios que están apoyando las medidas de la UE, del FMI y el gobierno, revelan hasta qué punto se ha desplomado la autoridad de las instituciones capitalistas ante la mayoría de la población. “¡Nunca, nunca pagaremos por la UE y el FMI!”, “Fuera la UE y el FMI”; en misma línea en las manifestaciones de este 1º de Mayo se gritaba: “Fuera la Junta del FMI!”, en referencia a la dictadura militar que gobernó Grecia desde 1967 a 1974).
Manipulación de la prensa

La prensa burguesa, como no cabía esperar otra cosa, en lugar de destacar el masivo seguimiento de la huelga, el carácter multitudinario de las manifestaciones y la clara conciencia de los trabajadores griegos de llevar este combate hasta el final, han transmitido una imagen de violencia ciega y caos con el fin de confundir y desacreditar la lucha los trabajadores griegos y sus organizaciones. Si ayer numerosos medios de comunicación atizaban los prejuicios chovinistas contra el pueblo griego, hoy tratan de presentarlo como violento. Para los medios de comunicación de la burguesía el objetivo es claro: evitar que esta movilización histórica impacte en la conciencia de los trabajadores de toda Europa y prenda su ejemplo, en un momento crítico en que, a diferentes ritmos, todos los gobiernos están poniendo en marcha duros planes de ataque.

Con el fin de desprestigiar la lucha, como siempre, se basan en acciones totalmente minoritarias, protagonizada por grupúsculos semilúmpenes, como han denunciado dirigentes del KKE (Partido Comunista Griego) o, directamente, por provocadores de la policía.

Lamentablemente, en la jornada de huelga murieron tres trabajadores, asfixiados en un incendio tras el lanzamiento de un cóctel molotov. De forma escandalosa, la prensa no ha tenido ningún inconveniente en vincular estas muertes a los manifestantes. El gobierno de Papandreu también ha utilizado estos acontecimientos para justificar más medidas represivas. Sin embargo, la responsabilidad de estas muertes, como está saliendo a la luz, hay que buscarla en la actitud provocadora y esquirola de los propietarios de la entidad bancaria. Como denunció uno de los empleados del Banco Marfin donde tuvo lugar la tragedia, el edificio no reunía las más mínimas condiciones para hacer frente a un incendio y “la directiva ha prohibido estrictamente a sus empleados abandonar la oficina hoy [día de la huelga], incluso aunque ellos habían pedido hacerlo desde primera hora de la mañana, forzaron a los empleados a cerrar las puertas (…) el edificio tenía que estar cerrado todo el día. También bloquearon el acceso a internet para evitar que los empleados se comunicasen con el exterior”. La denuncia de este trabajador concluía de forma contundente: “Mis compañeros perdieron sus vidas por la malicia del Banco Marfin y del señor Vgenopoulos (uno de los principales capitalistas del país), en particular, que afirmó explícitamente que cualquiera que no fuese a trabajar hoy [por el 5 de mayo] no debía preocuparse por venir mañana”.

Mientras los medios de comunicación capitalistas no paran de hablar de la violencia de los manifestantes, obvian el hecho incontestable de que precisamente en Grecia, la actuación policial siempre se ha caracterizado por su brutalidad y violencia extrema, como se pudo comprobar con el asesinato por la policía, el 6 de diciembre de 2008 del joven de 15 años Alexandros Grigorópulos, que desencadenó una importante revuelta entre la juventud.

Campaña contra los trabajadores griegos

Además de lanzar la cortina de humo de la “violencia” la prensa también se ha encargado de desprestigiar a los trabajadores griegos intentando adjudicarles una imagen falsa de despilfarradores, holgazanes, poco responsables, poco trabajadores y que les gusta vivir a costa del Estado. Esta campaña tiene un doble objetivo; por un lado culpabilizar a la clase trabajadora de la crisis y así justificar las medidas capitalistas que ahora se están tomando; y otra mucho más sutil: alimentar prejuicios chovinistas entre los trabajadores europeos, acusando falsamente a la clase obrera griega de consumir los recursos económicos de Europa cuando también en la mayoría de los países hay una severa crisis. Esta forma indecente, mentirosa e hipócrita de presentar unos hechos que son justamente al revés, buscan contrarrestar las simpatías que despierta la lucha de los trabajadores griegos y desvincularla de los problemas que los trabajadores sufrimos en cada uno de nuestros países. En el fondo, es una muestra del miedo que le produce a la clase dominante que la pólvora de la rebelión griega se extienda a Europa.

La realidad dista mucho del cuadro pintado por los grandes medios de comunicación. Los trabajadores griegos tienen una jornada laboral media de 42 horas semanales (UE-27 es de 40,3h, y en la zona euro 40h.), el salario medio bruto al mes en Grecia está en ¡803 euros! Los planes de austeridad impuestos anteriormente a esta crisis, han logrado que los salarios reales en el sector privado se mantengan al nivel de 1984. La pensión media de los jubilados es de 750 euros al mes. De los más de 4,5 millones de trabajadores en 2009, más de 1 millón trabajan sin ningún tipo de protección social. Los funcionarios, según ADEDY, han visto disminuir sus ingresos desde 1990 en un 30%.

Lo que no dice el gobierno de Papandreu, ni la UE o el FMI, y tampoco destacan los medios de comunicación, es que según datos del Banco Central de Grecia en tan sólo un par de meses el país ha sufrido una huída de capitales por valor de 9.000 millones de euros y, lo más escandaloso, que su gobierno pretende facilitar la repatriación de esos capitales, eliminando la obligación de justificar el origen del dinero y reduciendo a la mitad el recargo por depósitos bancarios. Es decir, el gobierno del PASOK concede una amnistía general a los grandes capitales que defraudan impunemente, mientras se ceba en atacar a las familias trabajadoras. Todo eso es una prueba más de que el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores no sirve para evitar la crisis, cuya responsabilidad es única y exclusivamente del sistema capitalista, de los grandes empresarios, de los monopolios y la banca.

Transformar las huelgas y movilizaciones en una lucha por el socialismo, con un programa de clase y anticapitalista

La crisis económica, social y política griega no ha hecho más que empezar. Efectivamente, como dijo Ilias Iliópulos, secretario general del sindicato ADEDY, las medidas de ajuste “traerán una explosión social, la recesión y un estancamiento de la economía”. Las previsiones hablan ya de una caída del 4% del PIB para este año y casi del 3% para 2011, que se añaden a la caída del 2% experimentada en 2009. Esas medidas echarán más lastre a la economía, aunque realmente el problema de fondo no es el ajuste en sí. La pesadilla que estamos viviendo es la consecuencia lógica de un sistema capitalista en declive, donde el capital financiero ejerce su dictadura con total impunidad. Un sistema incapaz de satisfacer las necesidades más elementales de la inmensa mayoría de la población y de evitar situaciones de crisis con consecuencias dramáticas.

La crisis de la deuda griega también ha reavivado las tensiones entre las diferentes burguesías nacionales, señalando los límites del proceso de unificación europea sobre bases capitalistas en un contexto de crisis. Los trabajadores no podemos esperar nada de una Unión Europea sobre bases capitalistas. Pero el problema es que mientras siga existiendo el capitalismo, dentro o fuera de la UE los ataques contra la clase obrera continuarán.

Es una realidad que el proceso de unificación europea no ha podido acabar con los intereses particulares de cada burguesía nacional, y que el choque entre los distintos intereses nacionales agrava la crisis capitalista cuyas consecuencias acabamos pagando los trabajadores de todos los países de Europa. La única salida a la crisis de la UE es la lucha por una Europa socialista, por la transformación socialista de la sociedad mediante la expropiación de la banca y los monopolios. Hay una alternativa a la crisis del capitalismo si terminamos con la dictadura del capital financiero. Con el control democrático de los trabajadores y sus organizaciones sobre los medios de producción, liberando las fuerzas productivas de los intereses egoístas de cada burguesía nacional, se podría avanzar en un genuino proceso de unificación europea en beneficio de la mayoría. Así se podría crear empleo, defender una sanidad y educación pública y servicios sociales de calidad y aumentar el nivel de vida de los trabajadores.

El grado de radicalización política de los trabajadores griegos, que ya ha alcanzado un nivel muy alto, seguirá profundizándose y englobando a sectores cada vez más amplios de la población. Su disposición a la lucha, su arrojo y valentía en las calles supone la mejor prueba de que una salida socialista a la crisis del capitalismo es perfectamente posible. Y este proceso no se detendrá por el hecho de que el plan de recortes se apruebe y se empiece a poner en marcha.

El gobierno del PASOK, formado después de una victoria electoral arrolladora, de que millones de trabajadores y jóvenes que habían protagonizado un profundo y prolongado movimiento contra el odiado gobierno de la derecha depositaran sus esperanzas en él, está traicionando abiertamente a su base social. En vez de aceptar los planes impuestos por el FMI, Papandreu sí tenía la posibilidad de optar por otra vía. En primer lugar, rechazar el pago de la deuda a la banca, que se está aprovechando como una auténtica sanguijuela del dinero público, y nacionalizar la banca griega. Paralelamente, el gobierno del PASOK se tendría que haber basado en la fuerza de la clase obrera griega para resistir el contraataque de los capitalistas, y al mismo tiempo hacer un llamamiento al conjunto de los trabajadores europeos a seguir el mismo camino. Lo que ha impedido a Papandreu optar por una vía genuinamente socialista, son los vínculos que Papandreu y la cúpula del PASOK mantienen con el gran capital y la creencia de que el capitalismo es el único sistema posible. Lo que ocurre en Grecia revela también la bancarrota total de la socialdemocracia, incapaz de defender los intereses de la mayoría con su “realismo” político.

Esta crisis no es un simple paréntesis sino que forma parte de un nuevo periodo histórico. En las actuales circunstancias, la existencia del capitalismo es incompatible con las ventajas sociales que se conquistaron después de la Segunda Guerra Mundial, y que permitió un sector de la clase trabajadora del mundo capitalista desarrollado disfrutar de condiciones de vida semicivilizadas. La crisis griega escenifica el fin definitivo del “estado del bienestar” en Europa. La verdadera disyuntiva es la siguiente: o capitalismo y su lógica devastadora para la mayoría de la sociedad, o un sistema socialista, basado en la nacionalización de la banca, de los grandes monopolios y consorcios capitalistas, para planificar la economía de manera democrática bajo control obrero. No hay términos medios, no hay “capitalismo de rostro humano”. A través de su propia experiencia los trabajadores griegos y del resto de Europa sacarán la conclusión de que es necesario un cambio más profundo, y que la lucha actual debe vincularse a un programa de transformación socialista de la sociedad.

La deuda griega es un pequeño exponente de una enfermedad extendida a toda Europa y a la gran mayoría de países capitalistas del mundo, anclados en un profundo estancamiento económico y con niveles históricos de deuda. La posibilidad de que la crisis de la deuda se extienda a otros países como Portugal, Irlanda, Italia o Estado español es real. Se insiste mucho en que la deuda del Estado español es más baja que la media de la UE, sin embargo, lo que apenas se ventila es la elevadísima deuda privada, de empresas, bancos y familias. De hecho, la suma de la deuda pública y privada supone el 350% del PIB.

En el Estado español, los dirigentes de CCOO y UGT han hecho público un comunicado a favor de la huelga general en Grecia. Sin embargo, esta posición es totalmente contradictoria con la práctica sindical que están desarrollando, cuando se ponen como objetivo central llegar a un acuerdo con la Patronal, mientras siguen sin movilizar a los trabajadores de manera contundente contra los ataques puestos ya en marcha por el gobierno del PSOE. Los procesos económicos en el Estado español no han llegado al mismo nivel de gravedad que en Grecia pero van en la misma dirección. Sólo la movilización, incluyendo la huelga general, podría evitar que el gobierno y la burguesía española tengan éxito en imponer su brutal paquete de recortes y la contrarreforma laboral.

“Pueblos de Europa, levantaos”

Esta semana pudimos ver la espectacular imagen del Partenón con dos grandes pancartas en griego e inglés con el siguiente lema: “Pueblos de Europa, levantaos”. Uno de los dirigentes del KKE declaró: “Este es un mensaje para la gente de Europa (…) la gente tiene los mismos problemas en cualquier lugar. Podemos tomar el control de nuestro destino con protestas organizadas, para que nuestras vidas no sean manejadas por la UE y el FMI”. También Yiannis Panagopoulos, presidente de la confederación sindical GSEE, señaló que “nuestra lucha es también un mensaje al pueblo de Europa de que lo que comenzó en Grecia pronto se extenderá”. Ambos tienen toda la razón.

Efectivamente, en estos momentos no sólo existen condiciones para una movilización masiva de los trabajadores en Grecia, también en el Estado español y en el conjunto de Europa. Unificar el movimiento obrero europeo con un programa de lucha contra los recortes de gastos sociales y de derechos sería perfectamente posible si los dirigentes sindicales de todos los países de Europa tuvieran la voluntad política de hacerlo y rompieran sus compromisos políticos con los capitalistas.

La crisis del capitalismo mundial lleva irremediablemente a una lucha de clases mundial cada día más enconada y frontal. En Europa este combate se agudizará y la entrada de amplias capas de los trabajadores y jóvenes a la lucha política será inevitable. Grecia es sólo el principio de un largo proceso de batallas que se librarán en los próximos años. Y en esta experiencia que sacudirá la conciencia de millones de trabajadores y jóvenes de toda Europa, se reestablecerán las viejas tradiciones. Las ideas del marxismo revolucionario volverán a conquistar un apoyo masivo. La crisis griega, la crisis de Europa es la crisis del capitalismo mundial. Ha llegado la hora de levantar con fuerza la bandera del socialismo, de unir a todos los trabajadores en la lucha por una Federación Socialista de Europa frente a la Europa dominada por los capitalistas.

¡Proletarios del mundo, Uníos!
• Derrotemos los planes de recortes sociales y austeridad contra los trabajadores.
• Por una gran movilización europea en solidaridad con los trabajadores griegos y en defensa del empleo, las pensiones y los servicios sociales. No al saqueo de los bancos y los capitalistas del dinero público.
• Por la nacionalización de la banca bajo control obrero. No al pago de la deuda.
• Por una Federación Socialista de Europa.



Fuente de Información: Corriente marxista "El Militante"




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