25 de septiembre de 2009

ECONOMÍA: Más sobre la Crisis y la Recesión.

La crisis económica del capitalismo se ha convertido en una depresión que hunde a las clases medias y a los pobres en una potente espiral descendente sin que se pueda pronosticar dónde está el límite, por muchos “brotes verdes” que nos digan que existen, porque cada fase particular de esta espiral anticipa todavía otra más grave, si se continúa con los mismos planteamientos en el funcionamiento especulativo de la economía.


El descalabro financiero desatado por la crisis de las hipotecas “subprime” en EEUU fue la primera expresión de la crisis estructural del capitalismo. Esto se ha extendido por todo el mundo, arraigando en los países capitalistas avanzados sin que hayan servido para mucho la inyección de unos 20 billones de dólares que los capitalistas han metido en la Banca para salvarla de la bancarrota en la que entraron de forma abrupta. En muchos aspectos, la crisis, incluso superó las dimensiones de la que se desató en 1929, como se demuestra analizando las pérdidas de Wall Street de la semana del 6 al 10 de octubre, que superaron a las del chash de la llamada Semana Negra.


El sistema financiero de EEUU, especialmente la banca de inversión, empezó a hundirse por las hipotecas de difícil cobro y por los llamados “activos tóxicos”, que ellos sabían que era papel fiduciario sin posibilidades de recobro. Se pasó de las importantes pérdidas de Citigroup, Merrill Lynch o Bear Stern, a la intervención federal descarada de las dos mayores compañías hipotecarias, Fanni Mae y Freddi Mac, derrumbadas por el colapso de la crisis, operando el Gobierno a favor del capitalista, para salvar sus intereses, en contra de los principios que defendían del “liberalismo económico”, que habían defendido a ultranza incluso por métodos violentos y belicosos hasta esos momentos, cuando criticaban furibundamente cualquier intento de intervención del Estado en la economía.


El problema de fondo de la crisis no es la falta de liquidez, la falta de crédito o la falta de confianza; todos estos factores existen pero no han sido más que la primera expresión de una crisis clásica de sobreproducción. Lo economistas burgueses siempre confunden los efectos de la crisis con las causas de la misma, que nunca logran comprender o no les interesa enterarse.


La caída del consumo está siendo tan brusca y profunda que se habla del peligro de una deflación, un fenómeno que lastró la recuperación de Japón durante muchos años y vuelve a situarse como una perspectiva para la economía mundial aunque otro sector interesado de la burguesía ha apostado por una campaña mundial, anunciando la “recuperación inminente” viendo “brotes verdes” por doquier, cuando se sigue mandando al paro a cientos de miles de obreros cada mes y la inversión privada está colapsada.


Es preciso analizar las razones de esta situación de parálisis tan brutal de la economía. El problema de fondo es que se ha llegado a un punto crítico en el que el mercado no puede absorber toda la producción, porque la clase trabajadora que es la que mayor capacidad de consumo pudiese tener, ha sido expoliada y explotada saqueándoles las plusvalías y empujándolas al endeudamiento que ha llegado a su límite. Los pisos, los coches, el acero, el cemento ya no se venden y no hay créditos porque la banca no quiere arriesgar más porque los índices de impagos se han disparado. La Formación bruta de capital fijo (FBCF) que es el índice de inversión privada del capitalista se ha derrumbado, porque para qué van a invertir los empresarios en creación de nuevos puestos de trabajo, si es evidente que no pueden colocar todas las mercancías que producen en sus fábricas, habiendo caído la utilización de la capacidad productiva instalada de cerca de un 80 % a un 64 %. Los inversores no piden créditos a la banca para invertir porque no tienen perspectivas de obtener beneficios y las familias ya no pueden obtener más préstamos, porque están sobre endeudadas y se enfrentan a una perspectivas de que no podrán devolverlos.


En realidad todos los ciclos económicos capitalistas han estado acompañados de “excesos”, de burbujas especulativas y euforia irracional por parte de los inversores. El carácter catastrófico que está adquiriendo la recesión actual hunde sus raíces en las peculiaridades del crecimiento económico de los últimos 20 años. En contraste con los años de la posguerra, la rentabilidad que ofrecía la inversión productiva durante las últimas décadas se hacía cada vez menos atractiva para el capital en el terreno de la economía productiva real y se dedicaron a la especulación basada en la “ingeniería financiera” que es el timo de la estampita elevado a la “economía de un casino mafioso”.


La euforia en la que ha vivido la burguesía mundial fue creando, dialécticamente, las condiciones para el desastre económico. El fraude ha sido colosal. Se trataba de una dinámica enloquecida. La espectacular burbuja inmobiliaria estaba soportada sobre una montaña de hipotecas, préstamos, apalancamientos y bonos basura sin base material. El capital ficticio se hizo omnipresente dando cumplido sentido a la máxima aspiración de todo capitalista: “obtener ganancias del capital sin tener que pasar por la experiencia dolorosa de invertir en el proceso de producción material”. Esta masa flotante de billones de dólares de capital ficticio, se elevó de tal manera por encima de la economía real, que finalmente, se transformó en una pesada losa justo en el momento en que la crisis de sobreproducción se ha hecho presente.


Debido a esos métodos no hay ninguna duda de que la recesión está adquiriendo una dureza, extensión y profundidad formidables. Los capitalistas andan como locos intentando evitar que la recesión degenere en depresión, pero en caso de que lo consigan, que es probable, solamente lo harán a costa de crear las condiciones para una brutal crisis todavía más profunda en el próximo periodo, si se mantiene el mismo modelo capitalista de “mercado libre” que reproducirá a escala superior la próxima crisis. Por eso venimos insistiendo que el Socialismo ya no es ninguna utopía sino que se ha convertido en una necesidad para la Humanidad. El capitalismo, con sus contradicciones, sus crisis cíclicas y su modelo explotador no puede ofrecer ninguna salida para resolver las cuestiones sociales.


Hoy más que nunca se hace imprescindible continuar la lucha por cambios profundos que pongan las bases para la transformación de las estructuras que permitan la aplicación de un verdadero programa socialista, introduciendo la planificación científica de los recursos productivos, pero previamente es necesario la expropiación de los expropiadores, especuladores y corruptos, poniendo los recursos financieros y productivos claves de la economía al servicio de la clase trabajadora que es la inmensa mayoría de la sociedad de forma democrática y autogestionaria, ofreciendo ayudas Estatales, a través de la creación de una Banca Estatal Única, a los autónomos, a la economía social, a las cooperativas y a los pequeños y medianos empresarios que representan el 90 % de las fuerzas productivas reales de la sociedad. Solamente trabajando todos, produciendo más y repartiendo con verdadera justicia el fruto del trabajo, podremos salir de la crisis con garantías de mejoras sociales concretas. Eso requiere romper los pactos con la burguesía, plantear un giro a la izquierda en la política del Gobierno rechazando someterse a los dictados de la CEOE, y del PP que es su brazo político y basarse en la fuerza de la lucha de la clase trabajadora, a través de los sindicatos de clase, asociaciones de vecinos, la juventud y los partidos de izquierdas del movimiento obrero.


AREA DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN.
IZQUIERDA SOCIALISTA DE MÁLAGA-PSOE.

Is-psoe.malaga@terra.es

1 comentario:

  1. El acertado análisis de la la izquierda socialista se enfrenta a la cerrazón de nuestros dirigentes que, lejos de asumir que ese 63% de mileuristas son nuestra bases social y política, cede a las presiones conservadoras, no afrontando una regulación del mercado y una revisión del sistema fiscal en consonancia con nuestros compromisos históricos con la clase trabajadora y los desposeidos y excluidos del sistema ( excluidos pero pieza fundamental en la creación de riqueza...para unos pocos). salud y socialismo.

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